concert music festival

El romanticismo de Pablo Alborán conquista en Sancti Petri

El cantante malagueño regaló dos horas de su música en Concert Music Festival a un público entregado

Macarena García

Chiclana

La actuación de Pablo Alborán en Chiclana había levantado expectación. Buena prueba de ello son los tres días que algunas fans había estado fuera del recinto haciendo cola para coger el mejor sitio en el frontstage. Con este antecedente, el cantante malagueño tenía ganado al público desde antes de salir al escenario. Y no decepcionó.

Llegaba en medio de su gira La Cu4rta hoja con la que está cosechando grandes éxitos en territorio nacional. Y Concert Music Festival no fue menos. Público de todas las edades para disfrutar de un concierto preparado al detalle y hecho con mucho gusto. Con un escenario negro y todos los músicos y él mismo vestidos de negro también, usó el apoyo audiovisual y las luces para dar color adaptándose al tema de cada momento.

Tras salir al escenario en medio de chillidos de emoción, cantó Carretera y manta, No vaya a ser y Tabú. Los tres primeros temas se sucedieron sin tiempo para coger aire, aunque en Tabú pidió baile y lo tuvo y, además, a cambio, también regaló un movimiento de cadera que levantó pasiones. Salió Alborán con mucha fuerza dejando un pequeño avance de lo que iba a ser el resto de la noche.

La primera vez que cogió aire fue para agradecer al público su asistencia, a las personas que habían permanecido en la cola, a las que habían viajado y a la gente de Chiclana y de Cádiz. «Vamos a pasarlo bien y a olvidarnos de los problemas. Y a dejarme el alma por esta tierra siempre».

Uno de los momentos más redondos de la noche, llegó con la interpretación de Saturno. Como durante toda la noche, público en pista y grada se desgañitaron para cantar con Alborán. En un momento, el cantante pide al público que muevan los brazos al compás, creando un efecto espectacular. Sin tiempo para que la gente se recuperara, solo a la guitarra cantó Solamente tú, su primer sencillo que vio la luz en 2010. Quiso dedicársela a su amigo Rafa porque «gracias a él sigo manteniendo viva la ilusión, la motivación y trabajar contigo es un privilegio».

Fue esta la parte más intimista del concierto. Alborán no deja nada al azar y sabe bien cómo alternar los temas más lentos con los ritmos más bailables para que en el conjunto todo encaje a la perfección. Con José Marín a la guitarra hizo una preciosa versión de Que siempre sea verano con un quejido que arrancó los olés más fuertes de la noche. Con el guitarra también versiona Peces de ciudad, tema de Joaquín Sabina que, esta vez, dedica a su tío Miguel, presente en Sancti Petri.

Después de Por fin, anunció que pensaba irse de vacaciones pero que «después de este concierto creo que me voy a ir a componer», generando un gran aplauso ante la promesa de nuevas canciones. Pero antes de lo nuevo, tocaba repasar lo que ya está hecho. Te he echado de menos, otro de sus grandes éxitos levantó pasiones y en Prometo, cantó el final a capela en un alarde de voz de poner la piel de gallina.

Pero no se acabó aquí lo de presumir. Mientras se solucionaba un pequeño imprevisto en el escenario, rellenó el tiempo arrancándose por bulerías, porque para eso solo hace falta una guitarra y una voz. Volvió a sus temas, ya en la recta final. Con Quién, sin duda, tuvo el mayor momento de complicidad con el público cantando a dúo, aunque una de las partes estuviera compuesta por muchas voces.

Si quisieras, una canción que deja solo como regalo para los directos, como algo exclusivo para quien acude a sus conciertos. Y a partir de ahí, últimos temas para cerrar una noche perfecta con La Fiesta.

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