CONCERT MUSIC FESTIVAL

La música de Zaz hace magia en Concert Music Festival

La cantante francesa llegaba a Chiclana este domingo en una nueva fecha de su gira española

Zaz en un momento de su actuación. L.V.

Macarena García

Chiclana

Zaz dejó grandes sensaciones en el Concert Music Festival. En un día de levante desagradable y con la preocupación por los incendios de Puerto Real de fondo, la cantante francesa creó un universo propio en el que nada malo podía pasar al ritmo de sus grandes éxitos.

La primera sorpresa la dio nada más comenzar. Sus músicos tocaban y ella cantaba Les jours hereux desde la pista. Fue saludando a los asistentes mientras se dirigía hacia el escenario en un gesto indicativo de cercanía y de querer jugar. Porque de eso dio la sensación durante todo el espectáculo, de que Zaz estaba jugando. Bailó, saltó, dio vueltas y se tiró al suelo. También jugó con sus músicos y, sobre todo, no perdió la sonrisa en ningún momento.

En sus primeras palabras, se puso gafas y cogió un papel para leer un pequeño texto en español en el que habló de magia, de los cinco elementos representados en el escenario («tierra, aire, agua, fuego y nosotros») y de que «los actos simbólicos hacen visible lo invisible». Retomó entonces la música para continuar deleitando con su prodigiosa voz. Con Que vendrá, canción que tiene estribillo en castellano, animó mucho a la audiencia a cantar con ella. En realidad, no fue solo aquí. Buscó en todo momento la complicidad con los asistentes. Y la encontró, porque fue difícil resistirse a su sonrisa y su energía.

Habló, ahora en francés, para expresar su amor por el swing y el jazz. Explicó y pidió palmas a ritmo de swing para Les Passants y las tuvo. Porque, aunque no toda la audiencia entendiera el francés, la expresividad de Zaz era suficiente para comunicarse.

Con On s'en remet jamais, un tema más rockero, hizo una demostración de fuerza para dejar claro que no hay estilo que se le resista. Estuvo desgarrada, divertida y apasionada según el momento. Y, sobre todo, no paró quieta ni un solo segundo. Para terminar La fée, estuvo jugando a que el público repitiera melodías con ella.Y debió quedar satisfecha, porque justo después quiso hacer «un regalo» al público.

 Momento de gafas y papel nuevamente, para hablar en español. Contó que siendo ella pequeña, su padre era profesor de castellano y un día llevó la tuna a sus alumnos y que recuerda aquel día con mucho cariño. Esto la llevó a cantar Clavelitos, «una canción que siempre que la escucho me hace feliz». Con esto hizo una demostración más de que no se le resiste nada y de que es capaz de llevarlo todo a un terreno en el que se siente cómoda con un resultado maravilloso.

Entraba entonces en la recta final del concierto con Serendipia, On ira y Je veux, su tema más conocido y con el que dio el salto a la fama. Así cerraba el espectáculo. O bueno, amagaba con cerrar, porque volvió con Chant des Grives para despedirse, ahora sí de verdad, con su particular versión de La vie en rose que llevó París hasta Sancti Petri y cerrar una noche mágica.

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