CRÓNICA CONCIERTOS
Mikel Izal: y la fe venció al miedo en Chiclana
crónica
Artista y público se funden en un viaje emocional de admisión, lucha y salida con un excelente sonido y montaje audiovisual en Concert Music Festival
Ya lo dice él. No hay mucho más que añadir. Para entenderlo. Para saber lucharlo. Para superarlo. El viaje de lo malo a lo bueno. De la caída al levantarse. De esa lucha que te puede llevar desde el terror, la soledad, la incomprensión, a la calma, la sonrisa y el seguir. Desde el miedo al paraíso. A saber encontrar «en los pequeños detalles, en los más sencillos, aquello que te hace feliz».
Mikel Izal lo volvió a hacer anoche en Cádiz. De nuevo se entregó a un público que desde sus primeros inicios en los escenarios hace ya unos diez años siempre le ha recibido con los brazos abiertos. A una tierra que le conoce bien y en la que siempre -van unas cuantas- se entrega de forma especial. Sea Izal, o Mikel o Mikel Izal. Anoche, su viaje más íntimo en Concert Music, en Chiclana, fue justo eso. Una entrega. Abrirse en canal y compartir con todos ese viaje emocional tan necesario que le ha sanado. A él y a muchos de los que le escuchaban emocionados, con lágrimas y también saltando y riendo. Sabiendo salir de lo menos bueno y disfrutando de esos pequeños detalles. Del momento. Entre amigos. Con música.
«No hay rival más cruel, no hay peor enemigo que yo. No hay lugar más oscuro y brillante a la vez que mi imaginación...». Empezaba el viaje. Primer acto. Escenario teñido de rojo. El miedo. El que te mantiene quieto, en la oscuridad, con temor a tus propios pensamientos. Un «capítulo incómodo», decía el artista. «Pero que quiero que convirtamos en grito para acabar... ¡en el puto paraíso!». Se presentaba junto a sus nuevos músicos y acompañado de un montaje audiovisual espectacular que te envolvía y lograba que ya de primeras lo entendieras todo.
Entonces llegaba una evolución de sonidos, de letras, de colores, de intensidades que marcaban el camino como cogiéndote de la mano para ir dejando atrás ese miedo sin olvidarlo del todo para poder disfrutar más del presente y no temer al futuro. Entonces comenzaban a sonar también ritmos, himnos de Izal. De la exitosa banda indie que capitaneaba Mikel y que soltó hace dos años para continuar en solitario. Algunas versionadas, con un nuevo aire también más íntimo, otras intactas. 'La increíble historia del hombre que podía volar'. Autoterapia volvía a escucharse en Cádiz. Había ganas. El año pasado el artista pamplonés tuvo que cancelar su cita con la provincia debido a una inoportuna lesión de menisco. También llegaron 'Pánico práctico', 'Despedida'.
Se pasaba al azul. 'El grito'. El admitir el dolor y querer echarlo. «El grito para el tiempo. Apaga el huracán. Si grito más que el miedo. Puede que entonces tenga una oportunidad». La voz de Izal retumba en el alma. Se cuela hasta el sentido. «Siempre viene bien contar lo que te pasa. Es mejor no hacer quistes de las preocupaciones y que pierdan gravedad», se dirigía de nuevo a su público. Como poder hacer una 'Pausa', bailar con 'La rabia', y entender 'El Pozo'.
Y así al verde. A la esperanza. A la salida. A la 'Fe'. Un auténtico acto de hacer broma del problema, de alumbrar las penumbras y ahuyentar el desastre. Un acto de verdad y franqueza que también sonaron en cientos de gargantas que parecían haber comprendido -y vivido- perfectamente el mensaje. 'Pequeña gran revolución', 'El baile', y... por supuesto otros dos himnos de los fans de siempre, 'La mujer de verde' y 'Copacabana'. La locura ya empujaron de la grada a la pista. La terapia había sido un éxito. Las caras de satisfacción ya lo decían todo. Lo había logrado. Se había llegado a 'El Paraiso'. «De verdad, creo que este ha sido uno de los mejores conciertos que hemos tenido... Muchas gracias por esta energía. ¡Muchas gracias por todo Cádiz!».
Ver comentarios