En Chiclana, el Medinaceli no sale por la amenaza de lluvia

El Medinaceli se queda en su templo. La Plaza Mayor estaba a rebosar cuando el reloj marcaba las 19:00 de la tarde, hora prevista para que se abrieran las puertas de la Iglesia de San Juan Bautista y se plantara la Cruz de Guía en la calle. Pero no pudo ser. Otra vez. A pesar de que a esa hora de la tarde no cayera gota alguna, la amenaza de lluvia a medida que transcurría el tiempo era aún mayor. Por eso, la Junta de Gobierno de la Cofradía de Medinaceli, con los diferentes partes meteorológicos en la mano, decidió suspender la salida procesional por las calles de Chiclana.

Las lágrimas de desconsuelo y frustración se repetían en el interior del templo. Las puertas se abrieron para que los fieles pudieran ver a los Titulares y prácticamente se lleno en cuestión de segundos. La emoción se apoderó de la Iglesia de San Juan Bautista cuando la Banda de Música «Maestro Enrique Montero» interpretaba la marcha «La Pasión». También, como no puede ser de otra manera, se le cantaron varias saetas al señor.

La lluvia podría haber provocado graves daños al paso de Nuestro Padre Jesús Cautivo y Rescatado de Medinaceli por las diferentes novedades que lucía este Miércoles Santo. Para este año se había completado el dorado de la Cartela central y de las esquinas; y en la Cartela central, la imaginería menor, realizada por D. Miguel Ángel Caballero. Además, se policromaron los cuatro ángeles del frontal del paso y dos cabezas de Querubines.

En cuanto al paso de palio, iba a ser la primera vez que Nuestra Señora de los Dolores Servitas procesionara por las calles de Chiclana después del proceso de restauración producido hace unos meses. Además, estrenaba pendientes de oro, pulsera-esclava de oro y encaje dorado de toda la orla del manto.

Una decisión muy difícil de tomar al igual que controvertida. Sin embargo, las nubes se encargaron de repartir la razón. De esta manera terminó un Miércoles Santo en Chiclana en el que uno de los pasos más queridos en la ciudad tuvo que quedarse en su templo, en una Semana Santa donde la protagonista es la lluvia.