PROVINCIA

Hallan restos de la antigua almadraba de Sancti Petri en nuevas excavaciones arqueológicas

Las investigaciones en la zona de Chiclana aportan nuevas pistas sobre la actividad pesquera que floreció en la época fenicia y romana

Nuevos restos arqueológicos emergen durante las obras de la Fase II de la Nueva Terminal de Contenedores de Cádiz

Nuevo hallazgo en Sancti Petri. L.V.
Esther Macías

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El viento de levante sopla con fuerza en el islote de Sancti Petri, empujando las olas contra las piedras del viejo castillo y removiendo la arena que durante siglos ha guardado secretos. Allí, entre dunas móviles, mares y sal, un grupo de arqueólogos del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH) ha encontrado lo que podría ser la ubicación exacta de una de las almadrabas más antiguas documentadas en la costa gaditana.

El hallazgo, enmarcado en el ambicioso proyecto Vestigium, no solo ha sacado a la luz restos materiales de la pesca del atún en el siglo XV, sino que ha devuelto a Sancti Petri un papel histórico que parecía perdido. Por primera vez, se han encontrado evidencias arqueológicas de instalaciones pesqueras en este islote, un enclave que durante generaciones fue escenario de actividad humana, económica y militar.

Las excavaciones se realizaron en torno a la torre y el castillo, en un terreno donde el tiempo se acumula en capas. Bajo el polvo y los restos modernos, los arqueólogos localizaron dos estancias vinculadas a la industria atunera: habitaciones modestas, pero reveladoras, donde aparecieron utensilios de pesca -anzuelos, pesas de red, herramientas de cobre y hierro- junto a grandes cerámicas de cocina y restos de fauna marina y terrestre. Todo apunta a que fueron espacios compartidos por pescadores y soldados, lugares de trabajo y convivencia a la vez.

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Un mar de historia bajo las olas

Los pavimentos de mortero y ladrillo muestran que esas estructuras se reutilizaron durante siglos. Bajo ellas, en los niveles más antiguos, los investigadores hallaron indicios de ocupación púnica tardía y romana imperial. Era la primera vez que se documentaban materiales de época romana en Sancti Petri, un descubrimiento que confirma lo que algunos textos antiguos sugerían. Que el islote fue habitado desde la Antigüedad y formó parte de la red de enclaves costeros dedicados a la pesca, el comercio y la salazón.

El proyecto Vestigium. Arqueología y Paleobiología Intermareal, impulsado por el IAPH en colaboración con la Universidad de Sevilla y financiado por el Plan Complementario de Ciencias Marinas, nació con una misión ambiciosa. Estudiar el patrimonio que se esconde en la franja intermareal de la costa gaditana, esa tierra de nadie que el mar cubre y descubre al ritmo de las mareas.

Los investigadores emplean técnicas de vanguardia -drones, escáneres 3D, fotogrametría y análisis geofísicos- para rastrear un paisaje cambiante y frágil, donde los restos arqueológicos se conservan bajo capas de arena y sal. El resultado, según la consejera de Cultura y Deporte, Patricia del Pozo, demuestra «la enorme capacidad del IAPH para liderar la investigación patrimonial y convertir el conocimiento en un motor de desarrollo sostenible para Andalucía».

El caso de Sancti Petri es un ejemplo paradigmático. Las estructuras descubiertas no solo revelan la existencia de una actividad pesquera documentada desde el siglo XV, sino que permiten reconstruir, con precisión inédita, la evolución del islote a lo largo de milenios. En las excavaciones también se han hallado restos que testimonian el crecimiento del castillo durante el siglo XVII, cuando la zona se transformó en una fortificación estratégica. Así, el mismo suelo que un día acogió pescadores y obreros del mar pasó a sostener cañones y soldados, testigo mudo de un cambio de era.

El legado del marqués y la Corona

La historia de la almadraba de Sancti Petri se remonta al final de la Edad Media. Fue promovida por Rodrigo Ponce de León, marqués de Cádiz, y pasó a ser propiedad de la Corona en 1493. Durante los siglos XVI y XVII, este tipo de factorías pesqueras se multiplicaron en la costa atlántica andaluza. Complejos donde se capturaba, procesaba y conservaba el atún, un producto tan valioso que llegaba a alimentar a media Europa.

Los planos conservados entre 1717 y 1727, analizados ahora por el equipo del IAPH, muestran edificaciones que coinciden con las encontradas en la excavación: muros rectos, dependencias amplias, zonas de trabajo comunes. Esos documentos, sumados a las cerámicas y útiles recuperados, dibujan un paisaje humano intenso, un pequeño mundo de esfuerzo colectivo junto al mar.

Pero la historia del islote no terminó ahí. En el siglo XX, Sancti Petri volvió a ser un símbolo de la cultura del atún cuando el Consorcio Nacional Almadrabero levantó allí un poblado-factoría que llegó a producir capturas récord de hasta 30.000 atunes al año, antes de que el declive de las almadrabas y la expropiación militar de los terrenos marcaran su final. Hoy, el descubrimiento de las estructuras originales devuelve la continuidad histórica a ese lugar donde, desde hace más de cinco siglos, el mar ha dictado la vida de sus hombres.

Memoria bajo el castillo

La investigación no se limita a excavar. Todo el trabajo se desarrolla en coordinación con el Parque Natural Bahía de Cádiz, que protege la flora y fauna endémica del entorno. Los arqueólogos trabajan entre mareas, en horarios medidos al milímetro, aprovechando las bajamares para extraer piezas que apenas asoman entre la arena. Cada fragmento, cada piedra, cada concha recuperada contribuye a reconstruir un mosaico que mezcla arqueología, ecología y memoria.

Los sondeos realizados junto al baluarte de poniente del castillo han permitido establecer una secuencia estratigráfica de más de dos metros, desde la Prehistoria hasta la actualidad. Es un registro continuo de ocupación humana, un relato en capas donde la arena se convierte en archivo. Por primera vez se ha podido analizar la técnica constructiva de las baterías defensivas y sus cimentaciones, lo que amplía el conocimiento sobre la ingeniería militar costera en tiempos modernos.

Mientras tanto, el equipo del IAPH ya trabaja en una recreación digital en tres dimensiones del islote y del castillo, que permitirá al público visualizar cómo era la almadraba original y cómo se transformó el paisaje con el paso del tiempo. El objetivo no es solo científico: se busca también acercar estos resultados a la ciudadanía, generar orgullo local y promover un turismo cultural que respete el entorno.

El mar revela secretos

Caminar por Sancti Petri, hoy, es hacerlo sobre un suelo que resume la historia del litoral gaditano. Bajo la misma arena donde se clavan los pies de los visitantes se esconden los vestigios de pescadores medievales, de comerciantes romanos, de navegantes fenicios y de soldados del siglo XVII. Cada piedra, cada fragmento de cerámica, cuenta una historia de adaptación al mar, de resistencia frente a la erosión y de diálogo entre el ser humano y la naturaleza.

«El islote es un archivo vivo del mar», resume uno de los arqueólogos del proyecto. «Aquí se concentran siglos de actividad humana, en un espacio minúsculo donde cada temporal deja al descubierto una página nueva del pasado».

Con Vestigium, el IAPH no solo ha revelado la posible ubicación de la histórica almadraba de Sancti Petri. Ha devuelto al mar su memoria. Una memoria hecha de redes, de fuego, de viento y de hombres que aprendieron a vivir entre mareas, allí donde la historia y la sal se confunden bajo la misma luz atlántica.

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