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24 horas después del incendio de Chiclana: «Por un momento pensé que lo perdíamos todo»

Más de un centenar de vecinos tuvieron que ser desalojados de sus viviendas debido a la cercanía de las llamas, que se propagaban fácilmente por el viento de levante

«Tengo casa gracias a la Guardia Civil y a los bomberos», reconoce Amalia, una de las vecinas afectadas por el incendio

Durante toda la noche y por la mañana, equipos de bomberos y del INFOCA han continuado con tareas en la zona

Controlado el incendio de Chiclana en la carretera del Molino Viejo

Los vecinos colaboraron para sofocar el fuego francis jiménez
Pepe Ortega

Pepe Ortega

Chiclana

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Varios cubos de plástico descansan vacíos a pocos metros de una gran mancha negra. El olor a humo perdura en el aire y un vecino de la calle Gran Duque no se fía de lo imprevisible que puede llegar a ser el fuego. Desde primera hora de la mañana, refresca con una manguera desde el muro de su casa los pocos rastrojos que lo separaron de las llamas. Por apenas tres metros, el fuego no alcanzó su domicilio. «Tuvimos que frenarlo nosotros porque los bomberos aún no habían llegado». Han pasado 24 horas después de que el fuego, difícil de controlar por el fuerte viento de levante, sembrara el miedo entre los vecinos de Las Mogarizas. Más de un centenar de ellos tuvieron que ser desalojados, aunque afortunadamente no se registraron daños personales.

Pasadas las 14:00 horas del pasado martes, saltaron las alarmas. Una enorme columna de humo, visible desde la localidad vecina de San Fernando, se alzaba desde una parcela, repleta de pinos y pastos, situada entre Las Mogarizas y la carretera del Molino Viejo. Fue alrededor de las seis de la tarde cuando se logró controlar, que no extinguir, el incendio. A causa del viento, el fuego se propagó por la zona residencial de Las Mogarizas hasta llegar a las marismas de Carboneros, que actuaron como cortafuegos. Al menos el exterior de dos viviendas de la calle Santa Clara y otras dos de la calle Mochuelo se vieron afectadas por las llamas.

francis jiménez

«Cuando ves cerca de tu casa grandes columnas de humo, te asustas mucho. Tengo muchos daños por el exterior: se ha quemado una casetilla de madera, una zona que tengo de césped artificial, la casetilla de leña, las plantas...», explica Amalia, de 79 años y una de las vecinas damnificadas por el incendio, quien agradece enormemente la labor de los bomberos y de la Guardia Civil. «Tengo casa gracias a ellos», reconoce. Debido a la cercanía de las llamas, la policía la desalojó de su vivienda al igual que al resto de vecinos y esas horas de «angustia» se hicieron interminables. «Pensé que mi casa no estaría habitable».

Por parte del Consorcio se desplegaron 22 efectivos con 13 vehículos de 7 parques diferentes de la zona (Chiclana, Conil, Cádiz, Medina, Puerto Real, Benalup y San Fernando). Además, los cuerpos de la Policía Local, Guardia Civil, Cruz Roja y Protección Civil también se desplazaron hasta el lugar de los hechos. Incluso, la situación requirió la participación del helicóptero del INFOCA.

Marisol vive en la misma calle que Amalia, pero más cerca del origen de las llamas. Su hermano le llamó para advertirle de que, a escasos metros de su casa, un incendio empezaba a devorar varios pinos en el pinar de al lado. «Vimos un montón de humo, cogí a mi hija y salimos a la calle a avisar a los vecinos», relata. Un día después, aún el «miedo» perdura en el cuerpo. «Todavía tengo el susto en el cuerpo y he pasado toda la noche sin dormir».

Cuando se enteró de que una de las viviendas más afectadas estaba en su calle, los nervios se apoderaron de ella. «Lo pasé muy mal: por un momento pensé que lo perdíamos todo». El viento de levante provocó que el fuego saltara varios metros hasta cruzar la carretera de La Barrosa, que tuvo que ser cortada al trafico, y alcanzar las marismas de Carboneros.

Un equipo de bomberos supervisa la zona donde se encuentran varios pinos en las marismas. Con sus palas, vierten arena en los tocones que humean. Tras varios días de levante, el cambio de viento es una buena noticia. Sin embargo, es importante sofocar los conatos que puedan originarse por el cambio de viento. También, durante toda la noche, y después de una mañana de martes marcada por el incendio de Roche, las labores de los bomberos y del INFOCA continuaron. Además de los diferentes cuerpos que contribuyeron en garantizar la seguridad y controlar las llamas, la colaboración de los vecinos y vecinas desde el principio fue «increíble».

francis jiménez

Todos se echaron a la calle, aportaron sus cubos, sus mangueras y sus manos y echaron un cable donde hacía falta. Quien no podía, traía agua fría o refrescos para aquellos que ayudaban a evitar que las llamas alcanzaran las viviendas. El orgullo que se respira en la zona por la actuación de los vecinos hace frente al humo que aún flota en el aire. «Conocí a todos los vecinos en un momento».

Poco a poco, el humo deja de emerger de la tierra al igual que el «miedo» que sienten algunos vecinos se evapora. Confían en que lo que vivieron ayer no se vuelva a repetir. Y más allá de elucubraciones, hasta el momento, se desconocen las causas que provocaron el incendio.

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