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Chiclana grita con fuerza: «¡Qué viva la Virgen del Carmen!»

La patrona de los marineros surcó las aguas chiclaneras a bordo de un catamarán, en una tarde de verano espectacular y acompañada de decenas de embarcaciones

Salida de la procesión marítima por el caño de Sancti Petri pepe ortega

Pepe Ortega

Chiclana

La Virgen del Carmen Atunera se reencontró con el mar. A bordo de un catamarán, la patrona de los marineros navegó por el caño de Sancti Petri, saludó al Castillo y tomó rumbo hacia una playa de La Barrosa que estaba llena hasta la bandera en una tarde de verano espectacular. Desde la orilla de Sancti-Petri, numerosos bañistas esperaban que la procesión marítima de la Hermandad Nuestra Señora del Carmen comenzara para presenciar una de las imágenes más singulares del verano: la de decenas de embarcaciones detrás de la patrona de los marineros para acompañarla en su travesía.

La hermandad realizó el martes el traslado en romería desde la Capilla del Pino hasta el poblado de Sancti-Petri, donde se encuentra la Capilla Nuestra Señora del Carmen Atunera de Sancti Petri. Desde este templo, pasadas las 16:00 horas, la Virgen del Carmen Atunera, llevada a hombros por ocho cargadores, partió con destino al muelle de Sancti-Petri. La patrona de los marineros estuvo acompañada durante todo el recorrido hasta el catamarán por un grupo de aproximadamente 50 fieles que entonaban cantos y rezos. A su llegada al puerto, decenas de personas esperaban con devoción su llegada. «¡Viva la Virgen del Carmen!» «¡Viva la patrona de los marineros!», se gritó nada más puso un pie en el puerto. Entre los presentes, una frase se repetía: «¡Qué bonita, hija!».

Con todo preparado, solo quedaba el momento de zarpar. La expectación en ambas orillas de Sancti Petri era altísima y en los diferentes barcos que estaban preparados para custodiarla la impaciencia crecía. Las bocinas pedían a gritos que el catamarán iniciara el camino. Hasta que lo hizo. Pasadas las 17:00 horas, los aplausos se sucedían y todas las miradas —y, como no, los móviles— se dirigían a una misma dirección: al catamarán en el que se encontraba la Virgen del Carmen Atunera.

Tras pasar frente al Castillo de Sancti Petri, la patrona de los marineros se dejó ver por la playa de La Barrosa, que estaba completamente llena. Muchos visitantes que disfrutaban del paraíso chiclanero, y que tal vez desconocían esta tradición tan arraigada en los pueblos del litoral gaditano, se encontraron con una estampa que refleja las raíces marineras y la fe del lugar donde veranean.

En una tarde de verano inmaculada, Chiclana vivió con devoción una de las jornadas más esperadas de las vacaciones. Ya fuera por mar o por tierra, la Virgen del Carmen siempre estuvo acompañada.

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