Educación

La carta de un profesor de la UCA: «¿Tenemos que obligar a los estudiantes a asistir a clase o a prácticas?»

«Os obligamos a memorizar definiciones inertes y conceptos que ya encontráis en la Wikipedia, en las entradas de El Rincón del Vago o en los apuntes de Wuolah. ¿Para que ir a clase entonces?»

La sinceridad de este profesor de universidad andaluz: «Me dedico a engañar, no a enseñar»

UCA

LA VOZ

Cádiz

«Este año no ha sido peor que otros, pero ha sido la gota que ha colmado el vaso de mi frustración como docente», confiesa en una carta Fernando Ojeda Copete, catedrático de Botánica y profesor en la Universidad de Cádiz (UCA), que ha abierto un nuevo debate sobre la universidad española en redes sociales.

El profesor ha compartido una reflexión en Twitter que quiere hacer llegar al organismo universitario para evaluar la calidad del profesorado, alumnado y la forma en que se está impartiendo la educación en estas aulas en la actualidad. «Llevo años, tal vez demasiados, sufriendo una falta generalizada de asistencia de mis estudiantes a clase. En la mayoría de los casos, el absentismo a clase es continuo desde la primera semana. En otros, los menos, se trata de ausencias esporádicas frecuentemente asociadas a estudiar exámenes parciales de otras asignaturas; exámenes, por cierto, que no están programados en el calendario docente oficial», comienza el escrito.

«Podría consolarme el hecho de saber que esto es algo que no solo me ocurre a mí, que es un fenómeno frecuente en la Universidad española. Pero, lejos de consolarme, me inquieta y me preocupa».

«El profesor Daniel Arias Aranda, publicó recientemente en su perfil de Linkedin una carta abierta en la que expresaba su frustración por vuestra falta de interés. Decía Daniel en esa carta que nosotros, los profesores, os estamos engañando. Aunque comparto frustración y preocupación con él y otros docentes universitarios que llevan años tratando de entender vuestra aparente dejadez, mi sensación es más bien que estamos dejando que os engañéis a vosotros mismos; en ocasiones, deliberadamente. Y es en este punto donde os quiero aliviar de parte de la responsabilidad y cargarla sobre nosotros, los profesores», continúa sincerándose.

«En muchos casos, seguramente más de los que estamos dispuestos a admitir, os damos una docencia lineal, enciclopédica y aburrida que, por cierto, es más fácil de impartir y, sobre todo, de evaluar. En cambio, nos cuesta - 0 no sabemos - transmitir interés y afán por desarrollar un pensamiento crítico en la materia que enseñamos. Nos escudamos muchas veces en que os tenemos que presentar (¿dictar?) definiciones y conceptos que vosotros, estudiantes, debéis conocer...

Y no hay tiempo para más. Sin embargo, no debería ser así todos esos conceptos y definiciones están en manuales y tratados, además de en documentos científicos o técnicos, la mayoría de ellos disponibles en las bibliotecas de la Universidad o en internet. Debemos enseñaros a consultar y comprender los contenidos de esas fuentes para plantearos después cuestiones o ensayos que reten vuestra curiosidad intelectual y fomenten vuestro afán de aprender.

Debemos conseguir que estudiéis casi sin daros cuenta de que estáis estudiando. En lugar de ello, os obligamos a memorizar definiciones inertes y conceptos que ya encontráis en la Wikipedia, en las entradas de El Rincón del Vago o en los apuntes de Wuolah. ¿Para que ir a clase entonces? Si memorizando esos apuntes sacáis una buena nota en una asignatura, es probable que el profesor en cuestión no os esté retando lo suficiente y, por tanto, no estéis aprendiendo.

Eso no os importará si vuestro único interés es aprobar. En cambio, si queréis aprender, no podréis aprender porque tenéis que estudiar. Esta aparente paradoja ilustra una realidad existente (¿frecuente?) en la Universidad española de la que nosotros, profesores, somos responsables», expone en referencia al profesorado.

«Pero no toda la responsabilidad es nuestra. Cuando le pregunto a mis estudiantes que qué creen que hace falta para aprobar una asignatura, me responden que estudiar. Pues bien, asistir a las clases, a las prácticas y a otras actividades académicas, como seminarios o conferencias, deberíais verlo como formas válidas de estudiar y, sobre todo, de aprender. La materia que imparto en la Universidad de Cádiz, Biogeografía y Biodiversidad, es una asignatura de cuarto curso de la orientación Conservación del grado en Ciencias Ambientales. En principio, cabe esperar que los estudiantes matriculados tengan interés por el conocimiento del medio natural y la conservación de su biodiversidad.

Y qué decir de la oportunidad de estudiar Biogeografía en la región del estrecho de Gibraltar, uno de los enclaves de mayor interés biogeográfico del planeta. Pues bien, en los últimos 10 años la asignatura ha tenido una media de 22 estudiantes por curso de los que solo entre cuatro y ocho asistían a clase con cierta regularidad. En sus créditos prácticos, la asignatura ofrece tres excursiones (gratuitas) de un día completo para visitar parques naturales de la provincia de Cádiz, a las que no más del 50% de los alumnos asiste cada curso.

Es cierto que, cuando presento la asignatura cada año, informo a los estudiantes de que las clases teóricas no son obligatorias, las prácticas no son obligatorias y las excursiones no son obligatorias. Ni siquiera estudiar es obligatorio. Pero, seguidamente, les digo que todo ello es conveniente si quieren aprender y, por ende, aprobar con solvencia», prosigue.

«¿Asistencia obligatoria? ¿Tenemos que obligar a los estudiantes de Universidad, mayores de edad, a asistir a clase o a prácticas? Sabed que, hasta la movilización estudiantil de 2011, los estudiantes chilenos tenían que pedir un préstamo gravoso para poder ir a la Universidad. Lucharon en la calle por su derecho a estudiar sin tener que endeudarse. Y qué decir de las mujeres en Afganistán, que se juegan la vida solo por reclamar el derecho a estudiar en la Universidad.

Vosotros, en cambio, que tenéis todas las facilidades económicas y todos los derechos para recibir una docencia teórica y práctica de calidad, no parecéis interesados en ejercerlos. No le dedicáis a vuestras carreras tiempo ni esfuerzo suficiente.

«Solo un detalle: me gustaría preguntaros cuánto tiempo destináis diaria o semanalmente a ver series de ficción en plataformas digitales. Si la respuesta es «más del que debería», no tengo más preguntas», concluye Fernando.

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