lucha antiterrorista en cádiz

La lucha contra el yihadismo también se libra en Cádiz

El violento ataque del joven marroquí Yassine Kanjaa detenido esta semana por matar a un sacristán y herir a un sacerdote al grito de 'Alá' no ha sido el único caso de posible radicalismo religioso detectado en Algeciras

Desde El Khazzani, El Hadouchi a Nabil E... las fuerzas policiales han detenido en los últimos años a varios yihadistas en tierras gaditanas por sus vínculos con Daesh

Detención en 2019 en Algeciras de un yihadista condenado. La Voz

M. Almagro

Cádiz

El 21 de agosto de 2015, Ayoub El Khazzani subió a un tren de alta velocidad Thalys que venía de Amsterdam y se dirigía a París. Llevaba una bolsa y en ella un fusil de asalto, una pistola y un arma blanca. También 300 proyectiles. Pretendía cometer una matanza. Pero no lo logró. Cuando fue a desenfundar las armas varios pasajeros se le tiraron encima y lo redujeron. Entre ellos dos militares estadounidenses.

Durante el juicio que lo ha terminado condenando recientemente a cadena perpetua, El Khazzani contó que había estado viviendo en España de 2006 a 2014, primero en Lavapiés y después en Algeciras donde se trasladó junto a su familia. Y que fue en el municipio gaditano donde «gracias a los consejos religiosos» de su hermano dejó la droga pero también donde los servicios secretos españoles lo tenían fichado por sus discursos islamistas en la mezquita a la que acudía. Ayoub se había radicalizado y junto a otros colaboradores ya era parte del Estado Islámico.

El trágico episodio de yihadismo o presunto yihadismo sufrido esta semana en Algeciras por el que Yassine Kanjaa, un marroquí de 25 años, vecino de este municipio, ha acabado con la vida de un sacristán, herido a un sacerdote y causado el pánico y mucho dolor en la localidad, devuelve a la actualidad el hecho de la presencia, o del paso, de este tipo de delincuentes extremos y violentos por la puerta sur de Europa. Se quiera o no un crimen de tal magnitud abre el debate sobre el control que hay sobre ellos y sobre cómo pasan de una a otra orilla y de qué manera, y antes hechos así, mantener la paz en una ciudad que siempre ha dado ejemplo de convivencia multicultural.

Y es otra realidad que en el Campo de Gibraltar las fuerzas policiales mantienen una especial atención en sus labores de información sobre terrorismo. De ahí que se hayan desarrollado investigaciones y detenciones de manera frecuente.

Sin remontarnos muy lejos podemos citar algunas de ellas. Es el caso por ejemplo de un detenido en 2018 por sus vínculos con la yihad. Anis M., un vecino de Algeciras era arrestado en Vitoria, después de que se le acusara de planear y comprometerse a financiar un atentado en España. Según el auto del Juzgado Central de Instrucción número 1 de la Audiencia Nacional, tras conocer a un compatriota en Findeq (Castillejos) en Marruecos decidieron emprender un ataque terrorista en suelo europeo. Fue Anis quien determinó que debían actuar en España y se comprometió a prestar el apoyo logístico y económico necesario.

Este joven era conocido por su pertenencia a círculos radicales de ideología yihadista en la ciudad de Algeciras, donde residía habitualmente. Según los investigadores, el arrestado había experimentado «un drástico cambio en sus hábitos de vida y en sus manifestaciones, que se escoraron hacia postulados salafistas extremistas, llegando incluso a defender en las redes sociales acciones violentas perpetradas por organizaciones terroristas, especialmente Daesh».

Una pareja rumbo a Siria

En abril de 2016 agentes de la Guardia Civil reaccionaban rápido y detenían a una pareja, Choukri El Hadouchi y Sara Vallejo, cuando estaban en el puerto algecireño a punto de embarcar hacia Marruecos. Iban con su hijo de dos años.

Según la sentencia que les condenó su intención era integrarse en las filas del grupo terrorista Daesh para reemplazar al hermano de él que se había inmolado en Alepo en una acción planificada por el autodenominado Estado Islámico. Como determinó la investigación que se les realizó, la pareja recibía constantemente mensajes de chat en los que se adoctrinaba al matrimonio, «que llegó a asumir las tesis radicales violentas».

Entre los efectos intervenidos a los detenidos figuraba un teléfono móvil que contenía conversaciones de Choukri con sus hermanos en las que alentaban y apoyaban las acciones del Daesh, así como vídeos y fotografías de las actividades de esta organización terrorista que incitaban a integrarse en ella. Durante la vista, ambos negaron cualquier vínculo con el terrorismo pero el tribunal consideró que fueron instruyéndose «de manera progresiva» en el «yihadismo más radical y violento» por la influencia de los dos hermanos de él. Fueron condenados a seis años de prisión.

Imagen principal - Detenciones en Vitoria y Francia de El Khazzani por intentar una masacre en un tren. De Anis M., vecino de Algeciras. E imagen de Yassine Kanjaa, el último arrestado por el crimen de esta semana en Algeciras.
Imagen secundaria 1 - Detenciones en Vitoria y Francia de El Khazzani por intentar una masacre en un tren. De Anis M., vecino de Algeciras. E imagen de Yassine Kanjaa, el último arrestado por el crimen de esta semana en Algeciras.
Imagen secundaria 2 - Detenciones en Vitoria y Francia de El Khazzani por intentar una masacre en un tren. De Anis M., vecino de Algeciras. E imagen de Yassine Kanjaa, el último arrestado por el crimen de esta semana en Algeciras.
Detenciones en Vitoria y Francia de El Khazzani por intentar una masacre en un tren. De Anis M., vecino de Algeciras. E imagen de Yassine Kanjaa, el último arrestado por el crimen de esta semana en Algeciras. La Voz

Explosivos y manuales

Otro asunto que tomó una gran relevancia mediática relacionado con terrorismo yihadista se destapó en diciembre de 2019: un importante dispositivo policial tomaba el barrio de La Piñera en Algeciras. El objetivo de los agentes era Nabil E. A., un hombre de 51 años que llevaba una vida aparentemente normal, casado y con dos hijas, pero que, según los datos que manejaban, era sospechoso de formar parte de las células ocultas de Daesh en España.

Según se le acusó almacenaba en su casa manuales para la fabricación de explosivos que contenían además instrucciones para perpetrar atentados con «especial interés por el arma blanca». Además era un continuo asiduo de la mensajería en grupos yihadistas donde participaba de forma especialmente activa para mostrar así su acercamiento a las doctrinas del Estado Islámico, ganarse su confianza jurándoles su fidelidad, y así contribuir en labores de adoctrinamiento con la difusión de amenazas contra España y sus instituciones.

«A los cristianos españoles no os olvidéis la sangre derramada de los musulmanes de la inquisición española. Vengaremos vuestra matanza y con el permiso de Allah el Ándalus volverá a ser lo que fue, tierra de Califato», fue una de las tantas amenazas que este individuo compartió a través de las redes sociales, donde, según los investigadores que le seguían de hace tiempo la pista, no se ocultaba. De hecho, en su propio móvil personal se podían ver como imágenes de sus perfiles fotos de Abu Bakr al-Baghdadi, creador del ISIS y representante del califato desde 2014 y también, fotografías de menores de edad armados y vestidos con emblemas de la organización.

Según aseguró entonces la Policía, Nabil, suponía una «amenaza real» para la seguridad de España y por ello estaba siendo investigado por el Grupo Central de Información bajo la supervisión del juzgado y de la Audiencia Nacional, quien dirige todos estos casos de terrorismo. La operación para su detención la realizó la Policía Nacional el 21 de septiembre de 2019 con la colaboración de Europol sin incidentes. Los agentes acudieron a su domicilio y el entonces investigado no ofreció ningún tipo de resistencia.

Los vecinos llegaron a pensar que se trataba de un asunto relacionado con el narcotráfico y se sorprendieron al conocer por las noticias la causa real de aquel impresionante y contundente operativo. Nunca habían visto «nada raro» en el comportamiento de este hombre ni en el de su familia.

Tras pasar a disposición judicial, Nabil E.A., ingresó en prisión provisional sin fianza y en 2021 fue condenado a tres años de prisión por los delitos de autoadoctrinamiento y adoctrinamiento pasivo. Una pena que ya ha cumplido y por la que recientemente salía en libertad. Ahora se encuentra bajo unas estrictas medidas de libertad vigilada, entre ellas, llevar una pulsera telemática que lo tenga siempre geolocalizado.

Material «de extrema dureza»

Y uno de los operativos más recientes se realizaba hace un año cuando agentes de la Policía Nacional detenían en Algeciras al líder de un grupo por su presunta participación en los delitos de captación y adoctrinamiento terrorista con fines yihadistas. Además, arrestaban a otras tres personas captadas y adoctrinadas en la región de Murcia, interviniendo abundante material propagandístico de extrema dureza.

Los agentes llevaron a cabo cinco registros, cuatro en domicilios y uno en un camión de mercancías, interviniendo numerosos dispositivos electrónicos. «Los investigadores se han sorprendido de la gran cantidad de contenido de carácter radical violento que manejaba el líder para su labor adoctrinadora, representando una grave amenaza para la seguridad pública», decía la Policía.

Según se informó, la investigación comenzó cuando los expertos en la lucha contra el terrorismo detectaron a un individuo alineado con los postulados de Daesh que difundía, a través de sus redes sociales, material radical y violento de corte yihadista. «Es un conocido en su zona geográfica por su extremo radicalismo que llegó a captar y adoctrinar a tres personas, con las que compartió de forma dilatada en el tiempo material yihadista de extrema dureza, creando un grupo cerrado y exclusivo».

El detenido celebraba asiduamente reuniones clandestinas con este grupo, donde visionaban el material y criticaban con extrema violencia la sociedad occidental.

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