Audiencia Nacional

Los agentes que detuvieron a Kanjaa: «Estaba satisfecho y rezando junto al machete ensangrentado»

El juicio a Yassine Kanjaa continúa con los informes periciales sobre su salud mental y el testimonio de los policías que lo arrestaron

El sacerdote que presenció el ataque en Algeciras: «Yassine Kanjaa tenía una tranquilidad enorme, era como un espectro»

Yassine Kanjaa, en el banquillo: la Fiscalía pide 50 años por asesinato del sacristán Diego Valencia en Algeciras

Llegada de Kanjaa a la Audiencia Nacional L.V.

El juicio a Yassine Kanjaa continuó ayer en la Audiencia Nacional con una sesión centrada en los testimonios de los agentes de la Policía Local que participaron en la detención y la funcionaria de Policía instructora del atestado. También declaró la sacristana de la iglesia de San Isidro, el tercer agredido en la sangrienta jornada del 25 de enero de 2023 en Algeciras y varios testigos.

La sesión también contó con los peritos forenses que efectuaron la autopsia a Diego Valencia que apuntaron que presentaba tres heridas, una de ellas de 27 centímetros en la región craneal cuyo alcance a órganos vitales resultó mortal.

El magistrado presidente de la sala consideró que las pruebas periciales psiquiátricas se retrasen hasta la jornada de hoy cuando la causa entra en una fase considerada decisiva para esclarecer la capacidad mental del acusado en el momento de cometer los ataques. Los informes periciales sobre su salud mental podrían condicionar el grado de imputabilidad de Kanjaa ya que la defensa alega un trastorno mental como estrategia formal en el juicio. El acusado también está llamado a declarar hoy.

Cara de felicidad

Uno de los policías locales que redujo a Kanjaa ha relatado ante el tribunal que, tras detenerlo, le notaron «satisfecho», con «cara de felicidad».

«Después de haber perpetrado este hecho, la cara de felicidad que él puso ante nosotros yo entendí que era por satisfacción», declaró el agente.

El policía explicó que un compañero que hablaba árabe les tradujo las palabras que el acusado pronunciaba durante su arresto: «Decía que él había sido liberado ya por su Dios», afirmó el testigo, al ser preguntado por los magistrados.

El agente detalló que recibieron por radio el aviso de que un sacerdote había sido «arremetido con un cuchillo de grandes dimensiones, lo más parecido a una katana».

Yassine Kanjaa

Pusieron las luces y sirenas del coche patrulla y siguieron las indicaciones de los compañeros que les iban guiando «por dónde iba» el sospechoso. Al llegar al Mirador del Muro, los agentes localizaron a Kanjaa «de rodillas y de espaldas».

«Estaba allí haciendo aspavientos, como si estuviese rezando, y con el cuchillo de grandes dimensiones en el suelo, a la altura de la pierna derecha y con bastante sangre, y con una chilaba negra puesta y una especie de rosario blanco en la mano izquierda», precisó el agente.

Aprovecharon «el factor sorpresa» para acercarse por detrás «en dirección a Gibraltar, que es por donde se entiende que está la Meca», y proceder a su detención: «Nos fuimos acercando sigilosamente a la espalda suya hasta que pudimos darle alcance y echarlo al suelo para poder engrilletarlo», añadió.

El detenido, según el testigo, intentó zafarse y dar patadas dentro del vehículo policial, «intentando escaparse».

Reconstrucción de los hechos

La funcionaria del Cuerpo Nacional de Policía instructora del atestado, adscrita a la Comisaría Central de Información, ha expuesto una reconstrucción detallada de los hechos. La agente ha ratificado que sobre Kanjaa pesaba un expediente de expulsión del territorio nacional que no llegó a ejecutarse.

Según ha explicado, en la vivienda del acusado, situada en la calle Ruiz Tagle, se intervinieron dos teléfonos móviles y la funda del machete empleado en la agresión.

La agente ha ido confirmando paso a paso la cronología incluida en el atestado policial, apoyada en las imágenes de las cámaras de seguridad del entorno, que fueron proyectadas en la sala. En ellas se observa la persecución de Kanjaa a Diego Valencia en la Plaza Alta, instantes antes de que el acusado asestara el último golpe mortal al sacristán.

Reconstrucción de los hechos del atestado policial

Estado mental bajo lupa

Los peritos que analizan su caso han recordado que, en el momento de los hechos, Kanjaa presentaba «una descompensación psicótica aguda», con afectación severa de sus capacidades mentales, aunque «no estaban totalmente anuladas por su enfermedad», por lo que la Fiscalía aprecia una eximente incompleta por alteración psíquica.

Radicalización

El Ministerio Público sostiene que Kanjaa experimentó en los meses anteriores al ataque «un proceso de radicalización, asumiendo las tesis más rigoristas del islam, que defienden la incompatibilidad de esta religión con los principios y valores de otras religiones», por lo que considera que eligió dos templos de la iglesia católica, agrediendo a un «sacerdote y un sacristán en estas dos iglesias, con la intención de ocasionarles la muerte y con la finalidad de aterrorizar a los cristianos».

El escrito de acusación detalla que, tras increpar a un feligrés en la iglesia de San Isidro, Kanjaa «golpeó una Biblia contra un banco», gritó «El mundo se va a acabar» y «Allah», antes de dirigirse a su casa, coger un machete y regresar para atacar primero al sacerdote y luego al sacristán Diego Valencia, al que asestó golpes mortales en la cabeza y el cuello en la Plaza Alta.

La Fiscalía solicita para Kanjaa 50 años de prisión por asesinato terrorista, asesinato terrorista en grado de tentativa y lesiones terroristas. Por su parte, la acusación particular, que representa a la familia del sacristán asesinado Diego Valencia, pide 25 años, porque admite una afectación de las capacidades mentales del acusado.

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