con 'c' de cádiz

Varela: «A los tres días de recién casado me vine para Cádiz de lo que me gustaba»

alejandro varela lópez. exfutbolista, exconcejal y segundo seleccionador de Irak

Gaditano de adopción, este profesional del fútbol vive un sueño en Iraq después de echar raíces en una ciudad en la que quiso vivir «desde el primer día» que la pisó como jugador del equipo de fútbol donde se coronó

Alejandro posa con la camiseta de la selección iraquí con la que ha logrado la Copa del Golfo. francis jiménez
Alfonso Carbonell

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Alejandro Varela López (Alicante, 1973) es una persona moderada, comedida y con un amplio sentido del trabajo. Por eso, porque sabe que una palabra desmedida puede causar algún malestar que no pretende, desde siempre ha sido un profesional correcto, lejos de los líos sin ser por ello falso. Ha sabido moverse muy bien desde dentro hacia fuera y en cuanto a su relación con los medios y el entorno siempre ha rayado a una gran altura. Qué menos, es un tío excepcional y venía enseñado de casa. Ahora ya, con las tablas que ha echado, cogerlo en un renuncio es más complicado que verlo alejado del deporte, un pilar que junto a su familia le hace ser feliz allá donde toque serlo.

La historia de Varela va siempre ligada a un balón. Desde pequeño lo vio rodar en casa y gracias a su tesón, su disciplina y su orden táctico ha hecho de su pasión su vida. Entre medias hizo sus pinitos en política. Lo hizo bajo la batuta de Teófila Martínez y salió hasta en dos ocasiones como el último de su partido en conseguir acta. Es un hombre con suerte, pero seguramente porque se la trabaje.

Ahora vive otro sueño muy lejos de Cádiz, donde decidió junto a su mujer anclar su vida familiar. Desde hace medio año se ha embarcado en una aventura que tiene como fin último representar a Iraq en el Mundial 2026 de fútbol. Lo hace de la mano del gaditano Jesús Casas, que tiene, junto al staff técnico del que Alejandro forma parte como segundo entrenador, la misión de convertirse en los héroes de un país hecho trizas por las guerras pero ilusionado con la idea de regresar a una cita internacional que solo recuerdan los más maduros del lugar puesto que fue México 86 la última participación del combinado iraquí. Desde Cádiz a Bagdad para seguir soñando.

-No le hacía yo tan de esa edad, por lo bien que se conserva, eh.

-¡Serás! Pero todavía no he cumplido los 50, eh. Soy de octubre.

-Bueno, bueno. Aún no le hemos dado la vuelta al jamón.

-Jejejeje ¡Eso es lo que digo siempre! Bueno, al menos de momento.

-Jajaja. De padre futbolista, imagino que sus primeros recuerdos ya son con un balón.

-Totalmente. Desde que nací, que lo hago en Alicante porque es a donde mi padre vuelve después de dejar el fútbol.

-Ah, ¿pero usted nace con su padre ya retirado?

-No, no. Yo nazco cuando él juega en el Hércules.

-¿De dónde era él?

-De La Coruña, pero con año y medio se va a Argentina hasta que con 20 años lo firma el Málaga y vuelve a España. Es en Málaga precisamente donde conoce a mi madre, malagueña. A partir de ahí comienza ya a dar vueltas como futbolista. Yo nazco cuando él jugaba en el Hércules y es cuando deja el fútbol que vuelve a Alicante porque le sale trabajo allí, y allí se afincan desde que yo tengo cinco años, que es cuando vuelve la familia ya para quedarse.

-¿Le pasó a su padre lo que le ha pasado a usted con Cádiz?

-Pues sí. Sí, sí. Podemos decir que sí, que es una similitud total porque ni mi padre ni mi madre son de Alicante al igual que ni Montse (su mujer) ni yo somos de Cádiz y aquí hemos terminado.

-Ajam. ¿Dónde colgó las botas su padre?

-A ver [hace memoria], él llegó al Málaga, Racing de Santander, Hércules, Logroñés y en el Marbella ya lo deja.

-Buenos sitios, sí señor. Volvamos a su infancia, que la pasa en Alicante, pero ¿hasta cuándo se queda allí?

-Como dije volví con cinco años y ya lo típico, lógicamente colegio, que es donde comienzo a jugar a fútbol sala y con once años, casi doce, me firma el Hércules. En esa época se pasaba directamente del fútbol sala al fútbol once. Y nada; ahí tuve mi crecimiento y mi evolución hasta llegar al primer equipo.

-¿Fue lateral siempre?

-No, no. Qué va, qué va. Yo jugué casi de todo, pero mira, las casualidades de la vida. Debuté en Segunda División de lateral casi que sin haber jugado en esa posición en ningún entrenamiento.

-¿Con qué entrenador?

-Felipe Mesones.

-Un mítico. Lo recuerdo en el Rayo también.

-Sí, sí. Un adelantado a su época.

-¿Y cuántas temporadas se pasa en el Hércules?

-Estoy cuatro y en la que descendemos de Primera a Segunda, aunque tenía contrato, me surge la posibilidad de ir al Toledo, también en Segunda y con Sergio Egea como entrenador, al que yo tuve.

-(Interrumpo) Ese fue el argentino que subió aquí con el Oviedo.

-Ese mismo. Yo lo había tenido en juveniles en el Hércules. Y bueno, a los 23 años tomé la decisión de cambiar de aires y me fui a Toledo (en 1997). Allí estuve dos años, luego uno en Mérida, que es donde conozco a Montse. Vuelvo media temporada al Hércules y ya es cuando firmo con el Cádiz CF.

-Muy rápido va usted. ¿Cómo fue ese año en Primera División con el Hércules?

-Yo llevaba ya tres temporadas en el primer equipo. Debuté el 1 de septiembre del 96, con 22 años. Ese es el año de los Ronaldo, Hagi, Figo, Guardiola en el Barça, al que ganamos tanto allí como en el Rico Pérez. Y es el primer año también de la Liga de Capello que el Madrid firma a Suker, Mijatovic, Roberto Carlos, Bodo Illgner.

-Como herculino que será, casi que es mejor no ganarle al Barcelona en Primera porque en el año de Abraham Paz también ganaron en el Nou Camp y acabaron bajando también.

-Cierto es que ganaron, con dos goles del paraguayo Valdez en el Nou Camp, y después también bajaron a Segunda. Fue una pena pero es verdad que era una plantilla que era una torre de Babel; había doce, trece nacionalidades diferentes en el vestuario y fue un año complicado. Descendimos faltando dos jornadas.

-¿Era el mismo presidente en los dos casos; ese que acabó liado en el caso Brugal?

-No, no. El nuestro era Aniceto Benito, un empresario local muy considerado. Un gran tío.

-Le he parado antes justo en su fichaje con el Cádiz CF. ¿Quién lo firmó? ¿Benito?

-No, no. Benito iba a ser compañero mío. De hecho, fue al primero que llamé cuando Juan Antonio (Sánchez Franzón) me llama para informarme un poco del club, la ciudad... porque habíamos sido compañeros en el Toledo.

-¡Es verdad, es verdad! ¡Que su primera temporada no fue la del ascenso con Jose sino la que se empezó con Pepe Escalante! Fue la temporada después de la liguilla de ascenso con Orúe. Se puede decir que estábamos mal, pero bien. Bien porque el cadismo estaba unido tras el año de Orúe y los encierros pero fatal porque íbamos para una década metidos en el pozo.

-Eso es. Cuando vengo Juan Antonio era director deportivo y Barla secretario técnico.

-Una rueda de prensa, la de su presentación, un tanto convulsa. En Cánovas del Castillo.

-Sí, sí. Un poco histórica, sí. Fue el famoso rifirrafe entre el presidente (Antonio Muñoz) y un periodista (Rafael Hernández); la verdad que fue un poco violento el asunto. Bueno, una anécdota más que contar (risas compartidas).

-Ya veía que la cosa, desde luego, no estaba tranquilita.

-Jaja No, no. Ni mucho menos.

-¿Le dijo algo el presi tras el incidente?

-No, no. Se lo tomó con calma; le dio naturalidad y le quitó importancia. Era una cosa que se esperaba que pudiera pasar antes o después y tocó ese día, que fue el de mi debut. Qué se le va a hacer jajaja.

-Jajajaja Bueno, le hicieron una peñita y todo, ¿no?

-Sí, sí. Tú lo sabes bien.

-¿Cómo fue eso? ¿Del tirón?

-No, no. Durante mi primer año se fue gestando, pero no fue hasta la segunda temporada, la que ascendemos a Segunda, cuando se crea la sección.

-Es verdad, es verdad. ¿Y cómo recuerda ese primer año?

-Lo empezamos con Escalante, lo cesan; entra Juan Antonio Sánchez Franzón hasta que firma a José Enrique Díaz, lo cesan y termina otra vez Juan Antonio. Fue un año complicado. Es al siguiente año cuando Benito deja el fútbol y se queda de director deportivo y es cuando Jose deja el Juvenil de División de Honor, que había hecho una temporada espectacular, y pasa al primer equipo. Es ahí cuando toma cuerpo ya la Sección Varela. Jejeje.

-Un año muy bonito.

-Espectacular a todos los niveles. Además, es lo que decías tú. Yo cuando llegué, aunque el club pasaba una transición complicada, la afición estaba volcada totalmente. Y al siguiente, aunque subimos, también fue complicado porque no nos metimos en la liguilla hasta la última jornada. Fue una situación muy compleja porque creo recordar que incluso en la penúltima jornada íbamos líderes pero no podíamos decir que estábamos clasificados mientras que el cuarto sí. Fue una cuestión de números.

-Cierto, ¡y entramos como cuartos!

-Exactamente, que ascendimos después los cuatro de este grupo. (Junto al Cádiz subieron Algeciras, Ciudad de Murcia y Málaga B).

-Buah, menuda liguilla. De solo recordarla se me eriza la piel. ¿Cuándo cree, o mejor dicho, cuando a lo largo de esa liguilla siente el vestuario que 'este año sí' después de dos frustradas anteriormente con Ramón Blanco y Orúe?

-¿Durante la liguilla, dices? El día de Logroño, el primer partido.

-Total.

-Tal como se levantó el partido, la respuesta de la afición, lo que se ya sentía en ese viaje y sobre todo, al final del partido, que nos acercamos a donde estabais, en ese fondo, en ese quesito de Las Gaunas; teníamos claro que eso no se escapaba. Es que ese ambiente, se veía, se palpaba todos los días en el vestuario.

-Y de ahí en adelante, a disfrutar unos pocos añitos hasta llegar a Primera. ¿Cómo lo recuerda incluyendo ese descenso 'dulce' a Segunda?

-Hombre, dulce no fue nunca porque lo tuvimos en la mano hasta una jornada antes del final. Pero sí es verdad que fueron realmente recuerdos imborrables. Ya lo dijo (en Chapín) Víctor Espárrago que 'se adelantó el proceso una temporada', pero es que la plantilla que había, el vestuario, la comunión con la afición, todo invitaba a que eso sucediera un año antes, como así pasó. Y te digo una cosa, recuerdo tanto el año del ascenso como el de Primera que podría decirte día a día lo que pasó. Porque así como que te coge el primer ascenso con 22 años y debutas en Primera con la misma edad, vas en quinta siempre y viviendo el momento a toda velocidad queriendo que llegue el mañana cuanto antes; cuando te pilla esta segunda etapa, ya con 32, casi 33, el ascenso y luego ya la Primera División lo que haces es verlo justo al revés. Vas bajando marchas y vas disfrutando cada momento, aprovechando cada situación, cada entrenamiento, cada palabra, cada gesto. Incluso hasta cada foto que te haces con cada aficionado que te la solicita. Todo lo vives de una forma más intensa y el recuerdo es mucho, mucho mayor.

-Además, entiendo que comienza a ver su final como futbolista y su principio como técnico. ¿Ya comenzaba a atender más las explicaciones del entrenador?

-Exactamente, aunque yo para eso desde siempre fui muy pesado; desde muy joven era de los que durante el año apuntaba lo que habíamos entrenado, de los que hablaba con los preparadores físicos para preguntarles por qué habíamos hecho esto o aquello... Es verdad que cuando eres joven lo haces porque te gusta, porque es algo a lo que te gustaría vincularte en un futuro, pero conforme te haces más veterano aún lo ves de una manera más clara. Y ya también comienzas a ver el fútbol desde dentro como lo estarías viendo desde fuera. Te dosificas más en los esfuerzos, manejas mucho mejor las distancias, estás mucho más pendiente de la situación de tus compañeros, del rival, de corregir... Estás mucho más pendiente de todo.

-Fue el jugador que más jugó con Espárrago esa temporada en Primera. Por algo sería. Aprovecho este halago para introducir un tema. Sobra decir que su fútbol no fue el de ninguna estrella mundial, pero su condición física y sus aspectos tácticos le hizo ser el más empleado por un entrenador de referencia. Para crear debate con mis amistades y para 'ningunear' al fútbol en blanco y negro y elogiar al moderno digo que Varela ganará a Di Estéfano en una limi. ¿Qué dice a esto?

-Jajaja. Está claro que el fútbol evoluciona y va a una velocidad rapidísima. Yo muchas veces pongo el ejemplo de cuando empecé a jugar, que solo teníamos entrenador y preparador físico y si tenías suerte había un entrenador de porteros.

-Y el masajista.

-Masajista que muchas veces también era el encargado del material, el utillero. Así es. Eso lo hemos vivido todos de jovencitos e incluso llegando a profesional. A día de hoy solo hay que ver en un flash una foto de una plantilla de un equipo profesional, donde casi que hay más cuerpo técnico que jugadores. Eso era impensable antes. Y eso te marca la progresión que ha tenido el fútbol a todos los niveles; tecnológicos, logísticos, recursos humanos... Y todo hace que el fútbol sea cada vez mejor. Es verdad que todo eso muchas veces hay que simplificarlo porque lo complicamos demasiado.

-Ahí está Mendilibar, un entrenador de toda la vida y que suele decir que «ahora los campos de entrenamientos se parecen cada vez más a un aeropuerto que a un campo de fútbol» en referencia a la de señales, conos, pivotes y demás pamplinas que los cuerpos técnicos ponen sobre el verde.

-Jeje. Exactamente. Muchas veces hay que simplificarlo todo, pero sin renunciar a esa ayuda externa porque intentar tener controladas el mayor número de variables es lo mejor. Pero cuál es la grandeza del fútbol, que es imprevisible. Que todo puedes tenerlo muy controlado que al final el que manda es el balón.

-Aparquemos un poco el fútbol ahora que estamos llegando al final de su carrera como futbolista. ¿Cuándo decide, junto a su familia, instalarse de forma definitiva en Cádiz? ¿Qué tenía esta ciudad para verlo tan claro? ¿Por dónde vivía como jugador?

-Aquí, aquí, siempre por aquí. (La entrevista es en El toro de Cayetana, frente al bar del Lulu). El primer año viví en el Paseo Marítimo, segundo y tercero en la calle Brasil y ya luego compramos aquí una casa en La Laguna. No nos quedamos aquí porque aquí estaba acabando mi carrera porque de hecho luego del Cádiz me fui a Murcia y a Orihuela. Además, jugaba en Murcia y vivía en Alicante y nos fuimos toda la familia. Pero es verdad que cuando salgo del Cádiz aún tenía contrato, pero soy yo el que doy el paso de irme.

-¿Y eso?

-Pues porque vi que ya había terminado una etapa.

-¿Fue justo después del del descenso a Segunda?

-Exacto. Además, había gente joven y en ese momento estaban Velázquez, el Tano Vella, Marc Bertrán, que había salido cedido. Vamos, que había tres laterales más y yo consideraba que debía dar un paso al lado para que la plantilla se rejuveneciera. La única condición que me pusieron para salir es que cuando dejase el fútbol tuviera un contrato vinculante para que durante un tiempo pudiera volver como técnico. Fíjate si lo tenía claro, que a mitad de la temporada del segundo año en la que ya me viene la lesión, me quedo en la secretaría técnica del Orihuela pero al poco me reúno con el Cádiz CF porque tenía claro volver no solo para trabajar en el club sino afincarnos ya en Cádiz.

-¿Qué es lo que más le gustaba de Cádiz para decidir quedarse a vivir?

-La calidad de vida, la gente, el tenerlo todo a mano, 300 días de sol. Todo suma.

-A ver, que Alicante tampoco suena a Siberia.

-No, no. En ese sentido tampoco está mal, pero es que en Cádiz desde el primer día nos sentimos muy queridos por la gente, en el día a día. Es más, desde que llegamos teníamos muy claro que queríamos vivir en Cádiz. Ni San Fernando, ni El Puerto ni nada. Cádiz. Queríamos vivir el día a día de la ciudad y cuando en el aspecto deportivo fueran las cosas muy bien o muy mal, estar en la calle y dar la cara. Palpar el ambiente en la calle siempre. Desde el primer día nos enamoramos de la ciudad. Es que nada más estar recién casados, a los tres días estábamos ya en Cádiz.

-Vuelve al Cádiz como técnico a un club en continuos problemas y del que acaba saliendo por diferentes motivos y decide enrolarse en un proyecto político. ¿Cómo partió esa idea o de quién? ¿Cuántos años estuvo en la corporación municipal?

-Ocho; cuatro en el gobierno y otros cuatro en la oposición. Como bien dices, salgo del club en una situación un poco extraña.

-¿Dónde militaba el club cuándo formó parte del staff técnico?

-El primer año que llegué ascendimos a Segunda con Javi Gracia y la segunda temporada se vuelve a descender.

-Y nos volvemos a meter en esos seis últimos años en Segunda B otra vez de forma ininterrumpida.

-Eso es. Total, que ese primer año en Segunda B, y ya con la pretemporada casi empezada, me iba a quedar en el primer equipo con Vidakovic de entrenador, Pepe Losada de preparador físico y Roberto Suárez de director deportivo. Habíamos hecho la planificación entre todos, pero dos días antes de comenzar la pretemporada alguien llama desde arriba para decir que por tema económico hay que hacer una reestructuración y salgo del club.

-Eran tiempos de ley concursal. Pero bueno, se cerró una puerta y se abrió otra. Muy distinta, eso sí. ¿Quién la abrió?

-En efecto, salgo del club y una de las primeras llamadas que recibo cuando sale mi salida del Cádiz en la prensa es de Vicente Sánchez y Teófila Martínez para darme ánimos y decirme que se habían quedado tan sorprendidos como yo con la situación que se había dado. Y ya me dicen que más adelante hablaríamos para situaciones porque entre ellos habían hablado de mí para trabajar con ciertos temas de deporte base en la ciudad, pero en ningún momento de tema político. A partir de ahí, estuve esperando y pensando en qué podía hacer hasta que a los tres meses de esa llamada me vuelven a llamar para entrar, por medio de la Fundación del Cádiz CF, a gestionar todas las escuelas deportivas de los juegos deportivos. Y nada, me dedico a esa labor, que la verdad era fantástica en colaboración con todos los colegios de la ciudad. Fue una experiencia maravillosa. Ya fue al año siguiente, en 2011, que es cuando llegan las elecciones, a dos días de que salieran las listas recibo una llamada de Teófila para reunirme con ella por la noche. Lo recuerdo porque acababa de llegar a casa y eran las once y me dice que a ver si podía verla ese mismo día. Me acerqué y me llevé la sorpresa de que estaban ahí preparando los últimos nombres y me propuso acompañarla en la lista en el puesto 17, que era un puesto que ellos consideraban que podía salir y de hecho fui el último en entrar.

-Buah, 17. ¡Quién los cogiera hoy!

-Sí, sí. Pues así empezó esa aventura de cuatro años gestionando el tema de Deportes y a partir del tercer año también Cultura, cuando Antonio del Castillo lo deja y asumo también su concejalía. Fueron cuatro años fantásticos.

-Después ya descendimos, ¿no? Jaja

-Bueno, ganamos pero descendemos, como dices tú.

-Y también salió.

-En efecto. Y era el 10 y soy el último que salgo.

-¿Más duro todo en la oposición?

-Sí, lógicamente es más complicado. Aunque, hombre, es más complicado todo. De hecho, creo que la política municipal es la más complicada de todas porque al final hay que valorar a todo político municipal sea del signo que sea porque es quien está en la calle, da la cara y el que gestiona el día a día esté en el gobierno o en la oposición.

-¿Se puso fecha de caducidad?

-Sí, sí. En esa segunda legislatura yo ya tenía claro que no iba a seguir porque desde el primer momento supe que yo iba a ser una persona que estaría ahí de manera circunstancial. De hecho, al segundo año de esa legislatura es cuando vuelvo a reengancharme con el fútbol.

-No se me escape ya al fútbol. ¿Qué críticas son más agrias, las que le hacen en política o en el deporte?

-Creo que a todas las críticas hay que sacarle la parte positiva; las hay que son constructivas, otras que no, pero las vas a tener siempre. Es el día a día de la sociedad y lo que hay que hacer es ir aprendiendo a vivir con ellas y llevarlas. Ni que te afecten las positivas ni las negativas.

-Bueno, usted siempre ha tenido buena prensa. Se lo habrá ganado también.

-Quiero creer que si se tiene es por algo jeje. Pero también te digo que nunca me ha afectado, ni las negativas ni las positivas. Yo entiendo que cuando un periodista, por cualquier circunstancia, tiene que hacer una crítica no positiva hacia ti hay que aceptarlo porque es el mismo que la semana anterior te ha ensalzado. ¿Y qué vas a hacer? ¿Una semana sonreírle y otra mirarle mal? Pues lo veo absurdo. Hay que asumir que él está haciendo su trabajo y está transmitiéndolo al exterior. Eso es lo normal. Lo que hay que hacer es convivir entre todos porque al final todos queremos lo mismo, el bien común. En unos casos del Cádiz y en la política, pues el de la ciudad. Y lo mismo digo del periodista para el vecino, que lo que quiere es mejorar la ciudad para que crezca. En algunos casos compartiremos la forma de hacerlo o no, pero en todos los casos hay que respetarlos porque todo se hace bajo la conciencia de mejorar por el bien común.

-Se acercan las elecciones. ¿Cómo ve el panorama político?

-Bueno, a la expectativa estoy. Como todo el mundo. Viviré las elecciones desde la distancia. Veremos si hay continuidad o un cambio como parece que está pasando un poco a nivel nacional en autonomías y un poco por toda la marejada que hay, que muchas veces es más por el ruido mediático que por la gestión en este caso.

-No ha sido ni el primero ni el último deportista profesional que accede al mundo de la política, pero sí de los pocos que ha vuelto al mundo del que llegó. ¿Pasa factura a nivel de clubes, trabajo, relación con prensa, aficionados...? ¿Marca mucho? Sobre todo en alguien, que como usted, formó parte de una propuesta política, digamos, más conservadora que lo 'chupiguay' que impera tanto en redes y demás.

-Bueno, sí; hay gente que seguro que te lo puede decir pero luego son personas que tienen amigos de otra ideología. Es como el que siendo del Cádiz tiene amigos del Sevilla o Xerez, históricos rivales. Entonces, ¿por qué no vas a tener amistades dentro de la política de otro signo? De hecho, yo siempre lo he dicho. A mí, para hablar de política, me gusta más hacerlo con gente que no piense como yo porque te hace ver las cosas desde otro punto de vista e incluso hay aspectos en los que te hace cambiar; muchas veces estás obcecado con algo hasta que escuchas un buen argumento y dices pues, oye, tiene razón. Pasar factura no pasa. Yo dentro del fútbol no he tenido ni mucho menos problemas a mi vuelta. Eso ha sido una parte más de mi vida, en este caso trabajo, y ya está. Hay que respetar a todas las ideologías. Además, es de lo más normal en un vestuario. 25 jugadores más diez o quince componentes del cuerpo técnico. Figúrate si hay variedad de ideologías diferentes ahí dentro. Y eso pasa exactamente igual con el tema religioso; los hay que lo son, otros que no. Y en cualquier ámbito de la vida. ¿Qué es lo que hay que hacer? Respetar.

-E incluso aprender.

-Exacto. Y dejar a un lado lo que no. Pero siempre desde el respeto.

-Al margen de la política, es verdad que hizo un alto en el camino en su profesión. ¿Le costó volver a la rueda? ¿Con qué titulaciones contaba?

-Yo tenía los dos carnets de entrenador y de dirección deportiva, que me lo saqué en Madrid el último año que estuve en el Orihuela. Ya cuando volví al Cádiz llevé al División de Honor juvenil y al Balón Aficionado. Y en ese tiempo me saco el nivel 3. Los dos primeros niveles me los saqué siendo jugador del Cádiz. Y el último, el Nacional, me lo saqué en Sevilla junto a Jesús Casas, que estuvimos todo el año yendo y viniendo.

-Todo eso fue antes de meterse en política, pero cómo es su regreso a la vuelta.

-En realidad, vuelvo antes de acabar la segunda legislatura porque me firman en el Levante, que estaba en Primera, para la secretaría técnica. Así que compaginaba mi tarea como concejal en la oposición del día a día y los fines de semana si tenía que viajar, viajaba y si tenía que ver fútbol por aquí pues lo veía. Al fin y al cabo mi trabajo era ese. Yo vivía aquí y llevaba el área de Andalucía, Extremadura, una parte de Portugal y fútbol internacional como scout (ojeador). Eso eran todos los fines de semana viajando o si había entre semana Copa del Rey pues ir a donde fuera; ese año recuerdo que me tocó ir a ver al Sevilla, que en ese momento jugaba la UEFA, o Europa League, según lo llamemos. Y entre semana, a través de varias plataformas, pues viendo fútbol desde casa tanto nacional como internacional.

-¿Cuánto tiempo pasa en el Levante?

-Allí estoy una temporada hasta que me llama el Deportivo, con Carmelo del Pozo, que era el secretario técnico en el Levante y fue fichado por el Dépor. Yo me encargaría de la dirección de fútbol internacional. Ángel Becerra era el secretario técnico de fútbol nacional. El proyecto era espectacular en una ciudad espectacular y con una afición al fútbol increíble.

-Su padre era coruñés. ¿Tenía o tiene familia allí?

-No, no, no. Pasa que muy joven se fueron a Argentina y ya cuando volvió mi padre su familia también se instaló en Alicante.

-O sea que fue solo. ¿Qué tal esa aventura gallega?

-Nosotros firmamos cuando acababa de descender a Segunda y el primer año fue ese en el que nos quedamos en la puerta del ascenso a Primera tras ese play off que teníamos casi ganado con un 2-0 en la ida contra el Mallorca y que perdimos después en la vuelta 3-0.

-Cierto, con el golazo del bigote.

-Ni idea; prefiero hasta olvidarme. Abdón dices, ¿no?

-Ese, ese. Y de aquellos barros...

-Bueno, se complicó la cosa ya. Seguimos al año siguiente con el mismo proyecto y empezó torcida la temporada hasta que en el mes justo antes de la maldita pandemia es cuando rescindo el contrato y me vuelvo a Cádiz a pasar el confinamiento en mi casa.

-¿Y...?

-Es durante la pandemia cuando surge la posibilidad de ir al Hércules, otra vez con Carmelo. Ya era con vistas a la temporada siguiente, con el Hércules en Segunda B y luego Segunda RFEF. Como con el Deportivo, caímos en el play off de ascenso a Primera RFEF. Tras dos años decidimos no seguir allí y al comienzo de esta temporada en la que estamos me llama el Murcia.

-¿Qué está en ...?

-Primera RFEF. Así que empiezo la temporada trabajando para el Murcia y haciendo lo mismo que hacía con el Levante. Era un nuevo proyecto que se estaba haciendo con Isma como director deportivo. Previamente, yo les avisé de que podía haber alguna opción de que me pudiera salir algo para ir fuera con Jesús (Casas).

-¿Cuándo comenzó el contacto con Jesús Casas a nivel profesional?

-Yo nunca he perdido el contacto con él. Pero de cara a esto que intuyo me preguntas fue desde el verano pasado que nos sentamos un par de veces. Ya había cosas y entre charla y charla estábamos pendiente de todas las situaciones. Y nada, llevaría un mes, un mes y medio en el Murcia cuando Jesús me llama para decirme la situación real de lo que había, de adonde íbamos y de si dábamos el paso adelante. Y allí llevamos seis meses, desde el 5 de noviembre que es cuando firmamos. Fue el 3 cuando volamos para allá.

-¿Cómo es aquello a nivel profesional?

-Lógicamente el contraste es radical. Otra cultura, otro país; además, muy lejos del nuestro. Un país que tuvo en su momento tradición futbolística y que fue muy importante en Asia pero que a raíz de la guerra del Golfo y antiguamente que la tuvieron con Irán, como es lógico tuvo un bajón importante. El contraste es grande. El primer golpe es preguntarte 'dónde voy'. Y la realidad fue informarnos, hablar con la Embajada, preguntar por la situación real del país porque date cuenta que a nosotros nos llega la información de lo poco que nos llega por los medios de comunicación nuestros.

Imagen principal - Varela: «A los tres días de recién casado me vine para Cádiz de lo que me gustaba»
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Foto 1. Alejandro, junto al cuerpo técnico que encabeza Jesús Casas, por las calles de Bagdad. Foto 2. Alejandro, con su mujer y dos hijos, durante la visita que las familias de los técnicos hicieron este año a Iraq. Foto 3. Con la copa del campeón del Golfo con la que debutaron en el país árabe. L. V.

-¿Cómo se toma su mujer cuando le dice que se va a Iraq?

-Bien. Y digo bien porque al final lleva acostumbrada desde hace 24 años a esto.

-Bueno, esta vez 'esto' es Bagdad, una mijita diferente.

-Sí, pero son situaciones diferentes. Yo muchas veces lo digo; ahora mismo paso más tiempo aquí con ellos que cuando estaba en el Deportivo porque venía una vez cada dos, tres meses y para solo dos o tres días. En cambio ahora, al ser una selección, cuando vienes lo haces para estar, mínimo, tres semanas o un mes. Sigues trabajando pero lo haces desde casa. Es diferente. Está claro que de primeras es impactante, como es normal. Tanto para mi familia como para la suya, pero cuando ya hablas, te informas, ves las situaciones, los pros y los contras, ves que lo positivo es mucho mayor. Y más, en este caso, que ella ve que voy con Jesús, que nos conocemos desde hace muchos años. Y con Jesús va también David (Valle), que también nos conocemos, va Pablo (Grandes)... Somos una familia allí.

-¿Dónde viven?

-Al principio cuando llegamos vivíamos en hoteles, pero desde hace no mucho lo hacemos ya en un complejo de apartamentos que está todavía en construcción porque son muchas fases, torres... Hasta que no ha estado la nuestra ya operativa hemos estado en hoteles aproximadamente cuatro meses.

-Hágame una radiografía de andar por casa de lo que es aquello.

-Es una democracia, cómo llamarla, controlada. Allí tienen sus elecciones a nivel local y estatal como cualquier sitio.

-¿Sigue existiendo el Baaz, al que pertenecía de Sadam Husein?

-Ese es el socialista. Sí. A ver, no se llama igual ya, pero sigue su idea. Allí sí que tiene que ver mucho el tema religioso y después pesa mucho los pro-iraníes que hay, que son más orientales y luego está la parte que quiere absorber más todo lo que es las costumbres de Occidente. Iraq es el país más laico y más occidental de la zona. Ellos están muy abiertos al mundo y es un país con una gente que transmite alegría por todos los costados. Y miran mucho a Occidente. Y ya no solo eso; también respetan todo tipo de ideologías. Allí, además de los diferentes tipos de creencias que tienen a nivel musulmán, también están los cristianos, que los hay católicos, ortodoxos, de todo tipo. Hay una variedad muy importante. Bagdad, como capital de país con 5 millones de habitantes, es muy cosmopolita. Es verdad que luego ya en lo que es todo el país se dan situaciones más complicadas con el tema del Kurdistán más internamente en el norte del país. Pero bueno, son situaciones que se van arreglando gracias a Dios. También, si vas bajando hacia el sur puedes ver en su día a día, en la manera de vestir, en la forma de ser de la gente, que son más tradicionales, más islamistas en el buen sentido, más profundamente religiosos y que llevan sus costumbres a pies juntillas, en definitiva, más conservadores dentro de un país que es muy religioso. Lógicamente son costumbres que tú respetas porque a nivel cultural tú eres el que estás yendo a su país y a sus costumbres y por tanto te tienes que adaptar a ellos. Pero es un país en el que se vive muy bien.

-Por vuestro trabajo os toca convivir con gente joven como son los futbolistas. ¿Cómo son esos días de trabajo, cómo se divide el vestuario? ¿Al ser jóvenes son más aperturistas o ahí no importa la edad?

-Bueno, sí, aunque realidad poco importa la edad. Internamente uno puede tener mayores creencias hacia un sitio u otro, o incluso de ideología a nivel político. Es un vestuario muy bueno y ahí sí que Jesús, desde el primer día que llegó, lo tuvo claro. Íbamos informado de lo que era y teníamos el conocimiento de que en etapas anteriores, posteriores y cercanas a la guerra de Iraq, sí que es verdad que el vestuario estaba más dividido. Sobre todo en muchos casos por los que ellos llaman los exiliados, que eran hijos o chavales que habían nacido en Iraq pero que sus familias durante la guerra se habían ido a otros países para no sufrirla. Pues entonces, a estos se les miraba un poco de reojo y surgían tiranteces.

-¿Y qué les dijo Jesús?

-Pues desde el primer día se dirigió a todos para decirnos que allí teníamos que ser todos una familia si queríamos que eso saliera adelante. Y además, que somos futbolistas y que nuestro deporte lo que tiene que hacer es unir y gracias a Dios la cosa salió muy bien. Tenemos un vestuario, con todas las alternancias que hay entre convocatoria y convocatoria, con un ambiente muy bueno y donde prima un respeto absoluto y total. Además, según nos comentan por la calle y también a nivel federativo y gubernamental incluso, lo que se ha conseguido al ganar la Copa del Golfo ha sido mucho más beneficioso que otras cosas que a nivel político se han intentado para la unión del país.

-Vamos, que se han marcado lo que se marcó en Sudáfrica Nelson Mandela aunque con fútbol en vez de rugby.

-Jeje Algo así, algo así. Y la verdad es que ha sido precioso ver como todo un país se ha unido bajo la misma bandera independientemente de las ideologías y las religiones. Compartir, todo un país unido, el mismo objetivo y la misma finalidad que no era otra que el bien común es increíble. Y es que al final el fútbol es eso, unir. Además, el campeonato ha vuelto a poner al país en el escaparate, que es lo que ellos quieren a nivel mundial.

-¿Qué idioma manda en el vestuario? Supongo que el inglés, ¿no?

-Bueno sí, nosotros hablamos en inglés pero allí hay muchos jugadores que no lo hablan y para eso tenemos un traductor para árabe y con ello tiramos hacia delante.

-Vi las imágenes del triunfo y la verdad que son impresionantes. Todas las calles a rebosar, la gente loca de alegría... ¿No es esto mucha presión ahora de cara a la Copa de Asia o para clasificarse para el próximo Mundial a disputar en México, Canadá y Estados Unidos? No temen, en caso de caer eliminados o no clasificarse para el Mundial, que esa alegría se pueda convertir en decepción, cabreo, ira... Y allí no tienen pinta de andarse con chiquitas jajajaaja.

-Jaja. No, no. A ver, la presión te la tienes que meter tú mismo; marcarte objetivos y el objetivo lógicamente es ese, el Mundial. Pero ese ambiente lo que tiene que hacer es motivarte mucho más para el trabajo del día a día. No es que sea una presión negativa, sino que sea positiva. Nuestro objetivo es el Mundial, también el de la Federación y se ha convertido en el objetivo del país. Y tras la conquista del título, allí lo ven más cercano, pero es un camino largo. Antes tenemos la Copa de Asia, que es enero, en Catar. Será nuestra primera piedra de toque gorda. Obviamente, no somos favoritos pero vamos con la ilusión de hacer una grandísima Copa y de luchar y aspirar a todo como es normal. Eso sí, trabajando con los pies en el suelo tal y como hicimos en la Copa del Golfo y llevamos haciendo todos estos meses.

-Tienen contrato hasta el 2026.

-Eso es. Hemos firmado el ciclo mundialista, pero firmamos con la Federación, tanto ellos como nosotros, que cada año se puede romper el contrato por alguna de las partes pero la idea no es esa. La idea es el sueño del Mundial, que comienza ahora en noviembre la fase clasificatoria. Queremos que ese sueño se haga realidad para un país que lo necesita y que está muy abierto a todo el que viene de fuera. De hecho, la acogida con toda la gente que viene de fuera es extraordinaria porque saben que los que llegamos vamos para aportar cosas al país. Y la verdad que después de lo que han pasado da gusto ver esa alegría que desprenden y las ganas que tienen de crecer. Tienen muchos proyectos a nivel político, social y económico con la idea de conseguir que crezca la clase media. Y todo el granito de arena que podamos poner los que venimos de fuera pues mejor todavía.

-Vamos con dos últimas muy de Cádiz. Forma con Jesús un tándem muy cadista. ¿Qué presión llevarían mejor, la iraquí o la de aquí?

-Sería igual. En todos los sitios tienes que sentir presión, pero hay que convertirla en objetivos, en motivación. Si la presión es un aspecto negativo, malo. El otro día escuchaba una entrevista a Eusebio Sacristán en la que hablaba de lo que le había sucedido, la desgracia.

-(Interrumpo) ¿Qué le pasó?

-Tuvo hace dos años una caída con traumatismo severo. El día antes de Noche Vieja. Ha estado muy jodido.

-Perdón. ¿Y qué decía?

-Pues hacía un poco un repaso a su historia y decía que su peor época a nivel deportivo fue en el banquillo del Girona porque él nunca, ni como jugador ni como entrenador, se había visto en la zona baja de la clasificación y el se notó que estuvo nervioso y que incluso posiblemente lo transmitió a la plantilla. Por eso digo que hay que tener presión, objetivos; pero esa presión no se puede convertir en nerviosismo. Y de todo esto se aprende; mucho más de un profesional como Eusebio. Y después de escucharlo me ratifico en que esa presión se tiene que convertir en algo motivante. El fútbol, como en la vida, se pasan momentos malos. Es más, si haces un cómputo en general, en el fútbol son muchos más los momentos malos que los buenos, pero algo tendrá que seguimos todos ahí con el veneno de estar todo el día pensando en fútbol.

-Sin salir del fútbol. ¿Qué entrenadores le han marcado más?

-Aprendes de todos. De unos qué hay que hacer y también de otros lo que no hay que hacer. Y casi es más importante eso que otra cosa. Realmente, del 99% de los que he tenido he sacado cosas positivas. O del 100% si nos atenemos a esas cosas que no haría. Nombrar algunos sería dejar a muchos fuera que no es el caso, pero la verdad que a nivel de gestión de vestuario con Víctor Espárrago y Luis Soler o José Luis Oltra, a nivel táctico te puedo decir que con Roberto Fernández aprendí mucho pillándome ya en una etapa veterana, a nivel táctico también y de trabajo diario Jose González. En el Hércules, en mi primera etapa con Felipe Mesones, me impresionó en ese tiempo que era una persona que iba por delante tanto a nivel táctico como a nivel de trato personal; como sabía mantener las distancias a la vez que era cercano. De Manolo Jiménez, con el que ascendí a Primera con el Hércules, también aprendí muchísimo en poner ese ímpetu, esa juventud que tenía y esas ganas de crecer. También me acuerdo de Brizic, que lo tuve en el Hércules y con el que también se aprendían muchas cosas tácticas y de gestión. Es que se aprende de todos. De Sergio Egea también aprendí mucho.

-¿Y quién era más duro y exigente, todos estos juntos o Téofila Martínez solita como jefa?

-Teófila, sin duda. Pero dura en el buen sentido. Es un poco exagerar, claro. Todos tienen su exigencia y su trabajo, pero tener a un jefe como Teófila, que era la primera en dar ejemplo, la primera que llegaba y la última que se iba y la que estaba todo el día al pie del cañón eso hace que no te puedas quedar atrás. Y yo que para eso soy igual, lo valoro muchísimo y lo agradezco. Tanto en lo político como Teófila como ahora en lo deportivo me está pasando igual con Jesús, que no para. Y además ya no sólo es él, lo normal es rodearte con gente del mismo perfil. Y en este cuerpo técnico de la selección todos somos muy agonías con el fútbol.

Ale muestra el tatuaje que se hizo en recuerdo del Camino de Santiago que ha hecho con su mujer Montse. Francis j.

-Jejeje Eso es bueno. Antes de acabar. ¿Y ese tatu en la muñeca del Camino?

-Pues me lo hice en Santiago con mi mujer, que hicimos el Camino este año.

-Anda, qué bueno. ¿Lo aconseja? ¿Desde dónde lo hicieron?

-100% aconsejable. La verdad es que ha sido una de nuestras mejores experiencias que hemos hecho en nuestra vida. No tenemos un solo segundo de negatividad sino todo lo contrario. Todo, todo, muy positivo. Hicimos el Camino corto francés saliendo desde Sarria, que son cinco etapas. Repetiremos.

-Pues nada, buen Camino, don Alejandro. O como se diga en árabe.

-Jejeje Muchas gracias.

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