Medio Ambiente
Proyecto vencejos: donde empieza el vuelo
En las manos de esta gaditana la fragilidad se transforma en libertad para proteger a una especie que es clave contra las plagas
En 2021 nació el Proyecto Vencejos, una iniciativa de la Sociedad Gaditana de Historia Natural sin ánimo de lucro y que surgió a raíz de la cantidad de estas aves que llegaban al Zoo de Jerez y al CREA Dunas de San Antón tras haber sufrido distintos accidentes como golpes de calor o vuelos prematuros. La imposibilidad de poder atender adecuadamente a tal cantidad de crías hizo que se pusiera en marcha esta propuesta en la que voluntarios de la provincia se hacen cargo de estos pequeños pollos hasta que pueden salir adelante.
Entre esas personas que colaboran se encuentra la gaditana Violeta Fernández quien desde un primer momento no se lo pensó y se decidió a ayudar a que estas aves se críen y puedan desarrollarse. «Siempre he sido amante de los animales y cuando he podido he buscado hacer voluntariado y el medioambiental casa con mis gustos. En un principio no pude estar pero cuando pude por las circunstancias me decidí a llamar y participar como voluntaria». Violeta explica que básicamente se trata de «seguir un protocolo de actuación frente a la caída de vencejos del nido y evitar la despoblación de estas aves. Mediante este proyecto se forma esta red de voluntarios que los criamos en casa y gracias a la Sociedad Gaditana de Historia Natural que aporta el alimento, apoyo veterinario y también en la cría».
Aliados contra los insectos
La importancia de preservar esta especie es clave ya que los vencejos son insectívoros. Se alimentan de insectos en grandes cantidades por lo que su presencia ayuda a controlar entre otros, la proliferación de los temidos mosquitos. En su casa de Cádiz Violeta ha llegado a tener hasta nueve vencejos. El papel de los voluntarios es fundamental porque los pollos salen del nido prematuramente y caen al suelo sin poder volver a despegar. Ello obliga a una dedicación muy concreta durante los primeros días de vida.
Violeta explica cómo fueron sus inicios. «No tenía mucha idea de lo que era un vencejo hasta que contacté con el proyecto. Ya me informé de todo. Son aves que llegan a principios de la temporada de cría llegan sobre mayo y se marchan en octubre, pasan el verano para criar. Previa a su llegada los coordinadores lanzan la campaña, dan un curso sobre la cría y las aves que van llegando suelen ser los adultos que vienen desde África y tienen accidentes, se recoge y se intenta recuperar con cuidado veterinario».
Más adelante los adultos anidan en huecos de ventanas, fachadas, y las crías, al caer al suelo no pueden alimentarlas los padres y les cuesta levantarse. Entonces es cuando las recoge el Zoo y las derivan a través de Agaden o el CREA (Centro de Recuperación de Especies Amenazadas). «Les damos el alimento que nos proporcionan y cuando están maduros para volar los liberamos. Cada uno tiene una identificación. El año pasado fueron 600 vencejos los que se liberaron», indica Violeta.
Los vencejos son aves que crían durante el verano y hay dos tipos el común y pálido. Estos últimos se marchan más tarde, aunque, como señala Violeta Fernández, «con el cambio climatológico están llegando antes y también hay alguna colonia residente. En un mismo año he sacado adelante hasta doce pollos. Es una sensación muy satisfactoria has ayudado a ese ave sabiendo lo importante que es para el ecosistema... Son como las golondrinas y los aviones. Cada uno come tres kilos de mosquitos al año y nos quitan muchas enfermedades. El tema es que decae la población de vencejos por la destrucción de los nidos por desconocimiento y por el calor y poder colaborar a salvar a este insecticida natural es muy bonito. Puedes estar con él hasta mes y medio y ves cómo se marcha fuerte y sano. Cuando se liberan empiezan su vida salvaje y ellos mismos tienen una brújula que les guía a cruzar el Estrecho y tienen que estar muy fuertes».
Para colaborar es necesario hacerlo a través de este proyecto ya que el cuidador se inscribe en el registro de la Junta para tener permiso para poder tenerlos. «De otra forma sería ilegal porque están protegidos», indica Violeta.
En cuanto a los cuidados, hay que saber cómo darles agua y comida. Pero además Violeta incide en que «quien se encuentre un vencejo tiene que meterlo en una caja de cartón darle agua de una forma muy estricta, llamar al 112 y contactar con Agaden o el CREA para que los voluntarios los recojan y los cuidemos como es necesario».
Violeta comenta que ahora tiene un pequeño vencejo en su casa pero en algún momento ha llegado a cuidar hasta cuatro a la vez. «No se le tiene por qué dedicar tanto tiempo si se tiene la técnica adecuada. Hay que tener paciencia, cariño y ser constante. Tenemos que proteger estas aves, nuestras aliadas contra las plagas, mediante el voluntariado y la conciencia. Esta es la misión del proyecto y los voluntarios que lo formamos», concluye.
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