Pioneras del feminismo en Cádiz: «Todavía no hemos ganado nada. Queda mucho por hacer»

8M

Mujeres y asociaciones que llevan décadas trabajando y luchando por la igualdad y por los derechos de las gaditanas aseguran que «hoy es día de reivindicación, aún no celebramos nada»

Asociación de Amas de asa Virgen de la Paz, pioneras en la lucha feminista. L.V.
Esther Macías

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En plena revolución industrial, el 8 de marzo de 1857, miles de trabajadoras textiles decidieron salir a las calles de Nueva York con el lema 'Pan y rosas' para protestar por las míseras condiciones laborales y reivindicar un recorte del horario y el fin del trabajo infantil. La historia comenzó en ese momento. Y más de cien años después, las mujeres continúan saliendo a la calle para conseguir una igualdad real.

Hoy, 8 de marzo, se celebra el Día Internacional de la Mujer y las gaditanas saldrán a la calle a reivindicar sus derechos. Este día fue declarado por las Naciones Unidas en el año 1975, pero ya en Cádiz había asociaciones que se convirtieron en pioneras del feminismo.

Algunas de las gaditanas pusieron las primeras piedras en la defensa de las mujeres. Fue en 1967 cuando unas mujeres de Cádiz –esposas de distintas autoridades y profesionales de la ciudad con inquietudes- empezaron a dar forma a la que sería la primera asociación de mujeres. Al año siguiente se constituyó legalmente la Asociación de Amas de Casa Virgen de la Paz. El primer ejemplo de lucha feminista.

Su actual presidenta, Pilar Catalán, explica que «eran grupos de mujeres que se reunían en las parroquias gaditanas donde había talleres de cocina, corte y confección. Además, también se impartían conferencias por parte de distintos profesionales como médicos, educadores, abogados. Se organizaban cada quince días y cada vez se iban acercando más mujeres».

Con la ayuda de una familia gaditana que les cedió una sede, Amas de Casa consiguió un local en la calle Ancha. «Entonces llegamos a ser mil asociadas. Al principio, las mujeres venían acompañadas de sus maridos, que las dejaban en la puerta de nuestra sede y las recogían más tarde. No querían que fueran solas por la calle. Eran mujeres que ni siquiera iban al banco a sacar dinero solas», asevera la pionera.

Las primeras en facilitar la conciliación de las mujeres gaditanas

En 1973 propusieron crear una guardería para que las mujeres que ya empezaban a trabajar fuera de sus hogares pudieran dejar a sus hijos. Pilar Catalán señala que «con esta puesta en marcha, nosotras nos convertimos en las primeras en facilitar la conciliación a las mujeres gaditanas que estaban trabajando y que tenían hijos».

«En nuestra asociación hemos acogido a mujeres para invitarlas a participar en charlas, mesas redondas. Le hemos ayudado a entender las facturas y prestando ayuda en las reclamaciones», relata Catalán. Pero claro, la situación ha cambiado. Que no transformado. Porque actualmente esta asociación gaditana sigue amparando a todas esas mujeres que necesitan apoyo. «Evidentemente el relato ha cambiado. Ya no vienen mujeres para distraerse o para quitarse de sus casas. Ahora vienen madres solteras, divorciadas, que necesitan el calor de una entidad», asegura.

Guardería,.

Amas de Casa ha contado con varios locales en todo este tiempo y, actualmente, están junto al mercado del Rosario, en el parque Varela. «El feminismo de hoy se nos escapa, claro. Somos más mayores y quizá los movimientos de hoy están politizados y son más técnicos. Eso no quiere decir que nuestro grano de arena haya sido fundamental en esta reivindicación que, por desgracia, se necesita seguir remando». Eran tiempos difíciles para las mujeres, invisibles en mitad de un férreo patriarcado. Pero sin ellas, el resto tampoco hubiese avanzado.

Asociación Mariana Pineda

Otras de las asociaciones que pusieron los primeros pilares del feminismo fue Mariana Pineda. Su presidenta, Consuelo Pérez Vázquez , señala que llevan más de treinta años trabajando con mujeres gaditanas. «Empezamos en la asociación de vecinos Miramar, donde yo era vocal de la mujer con una junta directiva en la que tan solo había hombres. Ellos jugaban a la petanca en la asociación y las mujeres acompañaban a sus maridos. Conté con el apoyo del presidente y empezamos a organizar talleres de todo tipo, como alfabetización, corte y confección, maquillaje artístico, artesanía...».

Posteriormente, «nos integramos en la asociación Los Beduinos, presidida por Juan López, y decidimos constituirnos como entidad con el nombre de Mariana Pineda, con una junta directiva integrada por mujeres».

Ya en 2003 lograron un local en el que empezaron a ofrecer actividades culturales como charlas, visitas para conocer el patrimonio de la ciudad y otros eventos donde la convivencia entre ellas era el pilar fundamental.

Actualmente están ubicadas en la avenida de la Sanidad Pública, donde llevan algo más de 20 años atendiendo a mujeres gaditanas porque aunque «creemos que la lucha por las mujeres ha cambiado mucho en los últimos años con las nuevas generaciones, nosotras somos las pioneras de esta lucha en la ciudad». Hoy no se puede olvidar el cimiento de una historia que no cesa en el tiempo y que las pioneras aseguran «no haber conseguido la igualdad pese a todo el esfuerzo que llevamos en nuestras espaldas».

«Siempre estaremos el 8 de marzo reivindicando nuestros derechos»

En la antesala de este 8 de marzo, Mati y Toñi, dos pioneras del feminismo gaditano, estaban preparando lo que hoy se va a vivir en las calles de Cádiz. Con sus camisetas moradas y sus mensajes reivindicativos, leían el manifiesto en la Fundación de la Mujer de Cádiz. «Nos sobran los motivos. Y aquí seguiremos luchando por tener vidas que merezcan la pena ser vividas y por romper con el sistema capitalista, racista y cisheteropatriarcal que da origen a nuestros males».

«Seguiremos bailando sobre todas las normas violentas sobre nuestros cuerpos, nuestra forma de hablar, nuestra cultura, nuestro deseo o nuestras maneras de relacionarnos. Seguiremos practicando la autodefensa feminista para combatir la violencia en cualquier ámbito de la vida», concluyen la lectura y piden salir a la calle este viernes para seguir remando todas juntas.

Manifiesto por el 8 de marzo. L.V.

Toñi ha sido durante toda su vida limpiadora de una subcontrata de Cádiz. Mati, trabajadora en la fábrica de tabaco. Ambas ya están jubiladas, pero continúan comprometidas con la lucha por los derechos laborales y sociales de las mujeres gaditanas.

Mati representó como sindicalista a las cigarreras en distintos sindicatos como USO, CCOO y Autonomía Obrera. Como delegada y presidenta del Grupo de Empresa, luchó incansablemente por mejorar las condiciones laborales y de vida de las trabajadoras. «Para mí no fue fácil. Ser mujer en aquellos tiempos era difícil, tener voz para representar a mis compañeras, aún más», explica la gaditana.

Ambas cuentan sus anécdotas como mujeres, madres, trabajadoras argumentando al final de cada frase lo fundamental que sigue siendo el compromiso y la unión de todas las mujeres.

«Las mujeres somos las más precarias. Somos los contratos más precarios. El sector de la limpieza es lo más precario que hay. La conciliación laboral ¿para que te voy a contar? Nosotras trabajamos mañana y tarde. Nuestro trabajo y la casa», denuncia Toñi.

En cuanto a las reivindicaciones de hoy en día, ambas aseguran que «son muy diferentes». Destacan que «la festividad que se le da a este día no casa con lo que realmente significa este 8 de marzo. ¿Qué celebramos? ¿Qué podemos celebrar exactamente?».

Toñi y Mati hacen especial hincapié en la desigualdad económica, aún sin tejer. «Aquí todavía no hemos ganado nada. Seguimos en la misma lucha. Si nosotras no nos movemos, el mundo no se mueve».

«Yo siempre he sido fija discontinua, he trabajado diez meses y he estado en paro dos. Sin embargo, en la plantilla en la que había hombres eran fijos. Me he llevado 42 años siendo fija discontinua. Yo siempre he querido ser igual que ellos. Ni más, ni menos», manifiesta Toñi.

No son ni dos ni tres situaciones las que estas dos gaditanas han vivido a lo largo de su vida. Son muchas. Infinitas. Desde desigualdad económica a ser señaladas por gritar y exigir sus derechos.

«Ni un paso atrás. Lo tenemos que hacer por nuestras abuelas, nuestras madres, que han sido luchadoras. Tenemos que tener esa bandera siempre en alza. No hemos ganado nada todavía para hablar del 8 de marzo como un día de celebración. El 8 de marzo se marca en el calendario como una jornada de reivindicación, de lucha, de movimiento», concluyen Toñi y Mati, compañeras que, más unidas que nunca, sueñan con la libertad. Por sus hijas, sus nietas, sus sobrinas. Por ellas. Y por todas.

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