violencia de género

«Hay mujeres que vuelven con sus agresores por tener un techo y un plato de comida para sus hijos. Es así de duro»

La presidenta de Las Desamparadas lamenta la dificultad y la falta de ayudas de las administraciones para que muchas víctimas puedan tener una nueva vida tras dar el paso de denunciar a sus parejas

 

Almudena del Campo

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Rosa Núñez es la presidenta de la asociación Las Desamparadas. Por la entidad que dirige pasan muchas mujeres víctimas de violencia de género y en situación de exclusión social no solo de Cádiz sino de San Fernando y de El Puerto.

Atienden a unas 88 mujeres, de las cuales la mitad son de la capital gaditana. Mujeres con problemas y con situaciones muy dramáticas que acuden desesperadas simplemente para que las escuchen, para desahogarse o para que las guíen en la difícil tarea de denunciar y de intentar salir de una situación de maltrato, ya sea físico o psicológico.

Tras culminar un año 2022 con cerca de medio centenar de mujeres asesinadas por sus parejas (solo en el mes de diciembre hubo 11 muertes) y comenzar este 2023 con cuatro nuevas víctimas (una de ellas en El Puerto) es hora de reflexionar y analizar que este problema, lejos de atajarse, parece que va a más.

Desde Las Desamparadas lamentan la falta de ayudas por parte de las administraciones y las dificultades a las que se enfrentan las mujeres que sufren este tipo de violencia a la hora de rehacer su vida, una vez que dan el paso de denunciar a sus parejas.

Aunque hay miles de perfiles de víctimas de violencia machista, sí que una clara diferencia a la hora de denunciar: la situación económica de cada una de ellas. «Mientras unas trabajan y son independientes económicamente, hecho que les ayuda más a la hora de denunciar y de comenzar una nueva vida, otras dependen directamente de su agresor para poder subsistir. Es ahí cuando la situación se complica».

Según señala la presidenta de Las Desamparadas «aún hay muchísimo miedo y a algunas mujeres no les queda otro remedio que seguir aguantando en sus casas las palizas. Les da miedo quedarse en la calle con sus hijos porque no hay medidas eficaces».

Es por ello que, a su juicio, «ante esta situación hay que buscar una solución y analizar bien qué es lo que está pasando».

Núñez destaca que, por otra parte, «se están dando casos de otras mujeres que sí que han presentado denuncia, que se han marchado de su casa, que han pasado por una casa de acogida y, una vez que salen de allí después de un mes (tiempo aproximado de estancia que se permite), al final vuelven con sus maridos o sus parejas con tal de tener un techo y un plato de comida para sus niños. Es así de duro. Y es que no pueden empezar de cero porque no tienen ni dinero ni ayudas suficientes para poder comenzar una nueva vida alejadas de sus agresores».

La presidenta de Las Desamparadas asegura que «de 100 mujeres, el 94% son de exclusión social o que cobran algún tipo de prestación y el resto, un 6%, son las que cuentan con recursos. Muchas de ellas no denuncian, la mayoría, un 70%, porque tienen miedo a represalias y a quedarse en la calle».

Añade que otro de los problemas que nos encontramos es «la continua inquietud ante un posible quebrantamiento de la orden de alejamiento, que pasa muchas veces, además de que muchos agresores consiguen desprenderse de las pulseras para intentar acercarse a sus víctimas».

Rosa Núñez pone como ejemplo una de las mujeres atendidas por Las Desamparadas. «Un día previo a Reyes que estábamos en la asociación con los regalos para los niños, ella estaba arriba y él la estaba esperando abajo. Tuvo que venir la Policía porque se había saltado la orden de alejamiento. Sucede muy a menudo».

En cuanto a las órdenes de alejamiento, en su opinión, «algunas son muy cortas y el problema no termina ni en seis meses, ni en nueve ni en un año. Y cuando vence la orden, la víctima tiene que empezar de cero. Otra vez a denunciar, a juicio y a que se dicte una nueva orden. No puede ser».

Labor de acompañamiento y apoyo

En Las Desamparadas «no somos expertas ni profesionales pero tenemos una experiencia de vida porque hemos pasado por lo mismo y muchas veces las víctimas no encuentran empatía ni apoyo. Nosotros le damos un abrazo, cariño y toda la ayuda que necesiten».

Rosa Núñez insiste en que «hacemos una labor de acompañamiento para presentar la denuncia, para pedir cita con la psicóloga, con los abogados, para ir a un juicio, lo que sea....Todo lo que ellas nos pidan porque pasan por momentos y situaciones muy difíciles en las que se encuentran muy solas. Muchas, los días previos a los juicios, no pueden ni dormir y nos llaman para que las acompañemos. Se viven situaciones muy dramáticas».

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