Kichi le pasa los trastos a David de la Cruz

Por eso chocó escuchar a Teresa Rodríguez, la primera en hablar ante la militancia y la prensa, sacando pecho por la toma de decisiones colectiva de su partido cuando la decisión final era individual y ya estaba más que tomada. En definitiva, se trataba de escenificar un cónclave súper democrático cuando la fumata en la sede de Adelante ‒no me malinterpreten‒ ya era blanca desde hace una semana.

En el estrecho local esquinado entre Sagasta y Benjumeda, los militantes y la prensa asistieron a la formalización de la toma de testigo por parte del alcaldable David de la Cruz a manos del regidor saliente, José María González. Lo que en tauromaquia se llama dar la alternativa o ceder los trastos, vaya.

En su turno de palabra, Kichi, contrariado entre el alivio y la nostalgia preventiva, se refirió a una asamblea «bonita y festiva», y es que ciertamente el picoteo y la cerveza a la que convidaba la formación política daba al acto un aire entre verbena y barbacoa caletera: el gañote en Cádiz es un éxito asegurado de público.

Cronológicamente, Teresa Rodríguez hizo las veces de secretaria para dar fe de la celebración de la asamblea y, de paso, enorgullecerse de la coherencia demostrada, «una vez más», por su artefacto político frente al resto de partidos.

Le sucedió Kichi, quien se deshizo en halagos para su sustituto como candidato a la alcaldía de Cádiz, David de la Cruz: «Compañero, amigo, hermanito». A parte de su generosidad, resaltó «la valentía» de De la Cruz por dar un paso al frente «en un momento de tanta polarización política».

Se refirió a su sucesor como «un chaval, un tío, un señor, que comparte valores conmigo y con el proyecto de forma muy íntima»; no en vano, el ahora aspirante ha escrito buena parte de los discursos del aún alcalde. «Por David de la Cruz se puede poner la mano en el fuego», concluyó Kichi antes de fundirse en un abrazo con su 'apadrinado'.

De la Cruz, tras devolver los trastos a González, vino a decir que se pone al frente de un proyecto colectivo ‒mutó la disyuntiva por la conjuntiva‒, el de Adelante Cádiz, que «ha mejorado la ciudad» ‒ «cambiamos la ciudad de privilegios, por la sociedad para las mayorías»‒ pero que debe continuar porque aún sigue en fase de desarrollo, y que «lo fácil sería que siguiese Kichi», pero ha optado por el camino difícil ‒aquí citó al cura jornalero Diamantino García‒ a causa de «la militancia».

«¿Por qué estoy dispuesto a dar este paso? ¿Por qué lo hago? Por qué estuvisteis dispuestos cada uno y cada una de ustedes en abandonar y dejar una vida mucho más cómoda por un día tomar partido», abundó.

En un tono entre la poesía de Galeano y el realismo mágico de Rulfo y García Márquez el alcaldable ametralló verbalmente, con un discurso escrito que tenía memorizado, a sus oponentes políticos y sentó las bases de su nuevo proyecto ‒spin off del kichismo‒.

Una prolongación de los dos mandatos previos que según De la Cruz se va a basar en tres pilares: «Aspirar a una mayor conquista de derechos sociales, fomentar aún más la vivienda social y políticas de empleo verde».

En otro orden, se mostró partidario de una confluencia con Ganar Cádiz, pero «sin perder nuestra identidad». Se mostró confiado en que, «sin prisas», acercarían posiciones de manera natural. Respecto al proyecto de Ismael Beiro, del que afirmó sentir «miedo», dijo que «representa a la sociedad que no quiero para mí».

«Que no nos roben la palabra libertad, que no nos roben el futuro. Que no lo vicien porque no hay más libertad ni más futuro que derribar, como hemos hecho desde aquí, las desiguales, las injusticias y las opresiones sin pedir permiso a nadie. Queremos más. Y lo queremos con ustedes. Muchas gracias y adelante», concluyó De la Cruz en su primera tarde con picadores.