Festival Iberoamericano de Teatro de Cádiz

La identidad no compartida

Tras suspenderse 'Multitud' el pasado viernes en Catedral, 'The Disappearing Act' se convirtió en la inauguración oficial de la 38º edición del FIT

'The Disappearing Act. FIT

Germán Corona

Cádiz

Según la performer británica de origen africano Yinka Esi Graves, su pieza plantea la dicotomía entre visibilizarse y hacerse invisible en busca de la aceptación. Este pretexto le motiva para crear una obra a base de la fragmentación de todos sus elementos: sonidos y música, cuerpo, espacio y movimiento, cante y palabra. Todo ello acompasado por la brillante aportación del director musical e intérprete Raúl Cantizano que sorprendía sobremanera con exuberantes recursos musicales y esquemas rítmicos minimalistas que convirtieron la pieza casi en una banda sonora. Esto, aunado a la ejecución a la batería de Remi Graves, terminaban por opacar en muchos momentos a una bailarina opaca en sí misma.

Y es que la ejecución de Yinka Graves no es destacada en modo alguno y carece de presencia, no transmite. Hay detrás mucho sudor y un planteamiento conceptual válido, pero ese gran esfuerzo corre a cargo de un cuerpo muerto de cintura para arriba y casi sin alma. ¿Y por qué? ¿Probablemente porque el flamenco no es el estado natural de la ejecutante? No creo que haya fácil respuesta a esta cuestión. Es lícito querer explorar un terreno tan alejado de lo que nos pertenece por cultura para expresarnos; pero uno de los problemas de sobra llamativos es que en sus extremidades superiores parecía faltar fibra: su tórax y su rostro parecían no estar allí para expresar. ¿Es comprensible si lo achacamos a su idea de «desaparecer» y, de ahí, la opacidad? Pues no, porque en escena un cuerpo no debe solo estar sino transmitir e irradiar. Ese ensimismamiento corporal que muestra la protagonista casi en todo momento hacía muy poco interesante la propuesta.

Pero quizás esta crítica ni siquiera debiera haber sido escrita si atendemos a que el contexto del FIT debe preservar la idea de pertenencia a una identidad iberoamericana. En este caso ni la propuesta, ni la ejecución, ni la sensibilidad de Graves tienden ningún puente con Iberoamérica; ni su mirada personal es lo suficientemente potente e innovadora.

Lástima que la suspensión de «Multitud» haya convertido a esta performance en el inicio del FIT de este año, dejándonos con la sensación de que esta obra no encaja dentro de la programación. ¿Se trata de un capricho quizás?, ¿o de un deseo de unirse a la ola que otros festivales como el GREC han programado?

En este espacio hacía falta una verdadera apuesta por dar lugar a otras perspectivas de lo iberoamericano.

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