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Frenazo a Incubazul: la Zona Franca tendrá que sacar una nueva licitación para terminar el edificio
Zona Franca
La empresa adjudicataria ha dejado las obras cuando encaraban ya su recta final y la autoridad fiscal ha iniciado los trámites para extinguir el contrato y redactar uno nuevo
El pasado mes de marzo, una subcontrata que desempeñaba trabajos en la construcción del edificio de Incubazul, el recinto que va a albergar la unidad aceleradora de empresas vinculadas con la economía azul de la Zona Franca, denunció una serie de impagos que podían poner en entredicho la finalización de las instalaciones.
La empresa encargada de llevar a cabo las obras es la constructora de Alcalá de Guadaíra Díaz Cubero, con dilatada experiencia en el mundo de la construcción pública y que se hizo con la concesión de un proyecto presupuestado en más de 2,3 millones de euros.
La instalación comenzó a levantarse en el verano de 2022 y aunque con varios retrasos en la ejecución, cuya fecha de finalización estaba prevista a finales de 2023, poco a poco fueron dando pasos hasta llegar a aproximadamente a un 90% de la totalidad. De hecho, desde el exterior de la parcela se puede comprobar que al proyecto le queda muy poco para acabar.
Sin embargo, los presagios de las subcontratas, que llevaban meses sin cobrar con el consiguiente perjuicio económico que les causaba enormes dificultades a la hora de pagar a sus empleados y proveedores, se han acabado cumpliendo. La Zona Franca, previa aprobación del pleno, se ha visto obligada esta misma semana a iniciar el expediente de resolución del contrato de la adjudicación a Díaz Cubero.
La constructora alcalaína ha abandonado las obras y a la institución que preside el socialista Fran González no le ha quedado más remedio que iniciar los trámites para extinguir el acuerdo tras el incumplimiento de una de las partes.
Ahora se abre un periodo que irremediablemente dilatará el tiempo de espera para que el edificio llamado a ser una referencia en economía azul sea una realidad, aunque desde la autoridad fiscal trabajan ya en el estudio de los elementos que quedan por hacer para poder redactar una nueva licitación que se encargue de rematar la obra. Faltan aún algunas instalaciones tales como el pladur o el el equipamiento de los baños.
Varias de las empresas con las que Díaz Cubero había subcontratado algunos de los servicios afirman que la conocida firma sevillana ha presentado un concurso de acreedores, aunque este periódico no ha podido constatar tal extremo al haber sido imposible establecer contacto con la compañía.
Las subcontratas están ahora a la expectativa de los futuros acontecimientos, pero temen que la situación de impagos se pueda dilatar en el tiempo sin fecha concreta, puesto que al haber satisfecho Zona Franca las cuantías pactadas con la constructora, que en un 80% han sido financiadas con fondos europeos, era esta la que tenía la responsabilidad de pagar al resto de empresas participantes.
El malestar entre los prestadores de servicios es evidente, especialmente porque el perfil de este tipo de compañías es el de pequeña y mediana empresa, y trasladan que no piensan llevar a cabo ningún trabajo hasta que la situación se aclare. Alguna asegura que la cantidad que Díaz Cubero les ha dejado de pagar supera los 100.000 euros, poniendo incluso en riesgo la viabilidad de su negocio.
Por tanto, revés inesperado el que sufre la Zona Franca con uno de sus principales proyectos. El retraso en la fecha comprometida ya había generado contrariedad en la entidad dependiente del Estado, pero este frenazo ajeno e involuntario les obliga a tener que esperar un poco más para que el edificio de Incubazul sea una realidad y el emprendimiento en el creciente sector de la economía azul tenga una casa común.
