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Ayudar a morir en Cádiz

Profesionales de la Bahía de Cádiz relatan cómo viven el proceso de un caso de prestación de ayuda para morir

«Duele acompañarlos, pero ves que es la única salida»

«Me siento satisfecho, porque feliz no sería la palabra adecuada, de haber podido ayudar a un paciente a finalizar con su sufrimiento», reconoce un médico que prestó la ayuda para morir

Equipo referente de la Bahía de Cádiz pepe ortega
Pepe Ortega

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Quien entra por esa puerta suele tenerlo claro. Sabe lo que hace: quiere terminar con su sufrimiento. Enfrente, el médico se queda en «shock». «Estamos formados para curar, pero no para ese momento de poner una medicación que va a llevar al fallecimiento. Es muy duro». Al lado de los pacientes, el proceso también se sufre, porque «terminas vinculándote a ellos y duele acompañarlos»; sin embargo, cuando todo acaba, prevalece la satisfacción de haberlos ayudado a tener una muerte digna.

«Me siento satisfecho, porque feliz no sería la palabra adecuada, de haber podido ayudar a un paciente a finalizar con su sufrimiento», reconoce un médico de familia del Distrito Bahía de Cádiz-La Janda que prestó la ayuda para morir. Pero no solo los profesionales experimentan esa sensación de «paz» cuando llega el final. «Todo el que está alguna vez cerca de un proceso así, el final, lo voy a decir sin decir las palabras, es muy satisfactorio», explica José M. Sáez, secretario andaluz de la Asociación Derecho a Morir Dignamente (DMD). «Es un acto de generosidad y amor grandísimo, porque ves que la persona, que está muy mal, se va como quiere», reconoce.

José M. Sáez sabe de sobra de lo que habla. Conoce al dedillo todo el proceso, cómo ha evolucionado en estos últimos años y los puntos de mejora de una ley que entró en vigor el 25 de junio de 2021. 244 días después, se registró la primera solicitud de eutanasia en Cádiz: fue la de su padre. «Fue duro porque nadie sabía nada: el 100% de los médicos del Distrito Bahía de Cádiz-La Janda se negaron a asumir el caso», recuerda. Finalmente, y tras un proceso que se alargó durante más de cinco meses —45 días es el plazo máximo legal—, el director médico se «vio obligado» a prestarle la ayuda necesaria para morir. Durante todo ese tiempo atrapado en los laberintos burocráticos conoció a la asociación de la que hoy forma parte. Ahora, ayuda a familias y peticionarios, tal y como en su momento le ayudaron a él.

Hace escasas semanas, la Ley Orgánica de Regulación de la Eutanasia (LORE) cumplió cuatro años. «La ley nos parece un paso adelante gigantesco, pero rechazamos que su aplicación dependa de la comunidad autónoma en la que vivas. En Andalucía está lejos de aprobar desde el momento en que se incumple el plazo máximo legal», valora. Según la Junta, en 2024, el intervalo de tiempo transcurrido desde la primera solicitud hasta que se autoriza la realización de la prestación fue de 65 días. 20 días más del límite establecido en la norma. Y cada día que pasa el paciente perdido en los callejones de la burocracia se convierte en una eternidad. «Los retrasos son literalmente mortales, pero con sufrimiento», lamenta Sáez. En España, una de cada cuatro personas murió antes de poder recibir la prestación en 2023, según el Ministerio de Sanidad.

El equipo referente de la Bahía de Cádiz, una pieza clave

Inmaculada Aguilar teclea en el ordenador de su consulta, en el Hospital Puerta del Mar. Ella es la encargada del registro de las Voluntades Vitales Anticipadas, un documento imprescindible para poder acogerse al derecho de recibir la eutanasia en caso de que el paciente haya perdido la capacidad de hecho. Pero también es la responsable de engrasar la maquinaria de un equipo multidisciplinar que actúa de faro, tanto para el médico responsable, encargado de gestionar toda la información y el proceso, desde el inicio hasta el final, como para los pacientes.

El equipo de referentes tiene muchas funciones: formar y asesorar a los profesionales, elaborar protocolos operativos, resolver dudas... Pero hay un verbo que Inmaculada no cesa de repetir: «Estamos ahí de la mano de ellos, intentando acompañar». A los pacientes y a los médicos, que se enfrentan a una situación a la que nunca antes se habían enfrentado. Hacer compañía es un gesto de amor porque regalas lo más preciado que tenemos para evitar que el otro se sienta solo.

«Durante todo el proceso me he sentido muy acompañada por Inma Aguilar, que ha sido mi punto de apoyo cuando me he sentido perdida», confiesa una médica tras haber ayudado a una paciente a morir dignamente. El equipo referente del hospital Puerta del Mar de Cádiz es un equipo de profesionales, pero sobre todo de personas. Y, por eso, aunque los trámites y el papeleo siempre ocupan un grueso importante de la conversación en la consulta, intentan que la atención sea lo más «humana» posible. En el caso de que algún médico necesite ayuda psicológica durante o después del proceso, el equipo cuenta con una psiquiatra preparada para atenderle. «Por ahora ninguno me ha pedido ayuda psicológica», afirma la coordinadora, quien explica que tras el proceso se les otorga unos días de descanso, porque «hay que desconectar».

A pesar de la gran importancia que tiene, el equipo referente en la Bahía de Cádiz no se creó hasta noviembre de 2024. Más de tres años después de la entrada en vigor de la norma. Un tiempo en el que los profesionales se encontrar «un poco perdidos» ante tanto trámite y muchos de ellos decidían acogerse a su derecho a objetar. En Andalucía, desde noviembre de 2021, cuando se creó el registro, hasta diciembre de 2024, 1.608 profesionales se acogieron a la objeción de conciencia por ser «incompatible con sus propias convicciones».

«Al encontrarse sin formación ni información por parte de su propia administración, el médico se quita del medio porque esto es un marrón, no por principios ideológicos», explica José M. Sáez, quien valora que el principal cuello de botella para recibir la eutanasia se encuentra a la hora de que se asigne a un médico responsable. «Puede pasar no se sabe cuánto». Es decir, nada más comenzar, los solicitantes ya se topan con el primer portazo.

Sin embargo, el portavoz de DMD confía plenamente en el trabajo de Inmaculada Aguilar y su equipo para acelerar los tiempos: «Creemos que los equipos referentes van a dar resultado. Son imprescindibles para que los profesionales puedan afrontar este tema con cierta normalidad».

Ser acompañante en un viaje como este es «difícil» para Inmaculada. «La verdad que duele acompañarlo, pero ves que para él es la única salida y tienes que respetar su decisión», confiesa la coordinadora, que reconoce que las casos que han tenido hasta el momento han sido fáciles porque «he visto el sufrimiento». La mayoría de personas que solicitan la eutanasia sufren enfermedades neurológicas y oncológicas. En 2024, solo una persona —de tres solicitudes— recibió la prestación de ayuda a morir en Cádiz; nueve en total desde la entrada en vigor de la ley.

Para poder morir dignamente se ha de cumplir con una serie de condiciones exigidas por la norma, entre ellas, sufrir una enfermedad graves e incurable o un padecimiento grave, crónico e imposibilitante. Además, los solicitantes han de pasar por tres filtros para poder ser aprobada su petición: el médico responsable, el consultor y la última instancia, la Comisión de Garantía y Evaluación.

Cuando la Comisión da luz verde, el momento se acerca. «La persona se va con una sonrisa, dando las gracias; suelen ser procesos muy lejos del melodrama», explica José M. Sáez. En las consultas, hay una frase que se suele repetir: «Yo no me quiero morir, pero tampoco vivir de esta manera». Dicen adiós porque es la única salida, porque el dolor no les ofrece otra opción. A su lado, se teje una red de personas que, como José e Inmaculada, están comprometidas con cumplir con sus voluntades. En acompañarlos en la despedida que quieren. Con dignidad y sin sufrimiento.

72 personas solicitaron la ayuda para morir en Andalucía en 2024

El pasado 4 de junio, la Consejería de Salud y Consumo desveló la memoria anual, elaborada por la Comisión de Garantía y Evaluación, sobre la aplicación de la Ley de Regulación de la Eutanasia (Ley Orgánica 3/2021) a lo largo de 2024 en Andalucía. En ella, se recoge que 28 personas, de un total de 72 solicitantes, recibieron la prestación de ayuda necesaria para morir en la comunidad autónoma el año pasado. En Cádiz, la solicitaron tres personas en todo 2024. La provincia que más solicitudes registró fue Málaga, con 23, de las cuales se realizaron 15 prestaciones.

En el resto de la comunidad autónoma, se registraron tres en Almería, tres en Córdoba, siete en Granada, tres en Huelva, ninguna en Jaén y ocho en Sevilla.

Por otra parte, los tres grandes grupos de enfermedades o padecimientos crónicos que conducen a solicitar la ayuda médica a morir son, en primer lugar, los procesos neurodegenerativos, seguido por los oncológicos y, por último, los pluripatológicos/crónicos.

Según Salud y Consumo, el 94% de las solicitudes se inician en el ámbito de Atención Primaria por la proximidad al paciente, la familia y el hogar familiar. Y no se ha presentado ninguna revocación tras la firma del consentimiento informado por parte del paciente.

Por otro lado, en Andalucía, el número de prestaciones en las que se ha realizado donación de órganos ha sido cinco, lo que ha dado lugar a la donación de un total de 18 órganos: 10 riñones, cinco hígados, dos pulmones y un páncreas.

En cuanto a los datos acumulados desde la entrada en vigor de la ley, 209 personas han solicitado la prestación en Andalucía, de las que 81 la recibieron. Por provincias en total acumulado de personas que recibieron la prestación de ayuda necesaria para morir es de seis personas en Almería, nueve en Cádiz, tres en Córdoba, 10 en Granada, seis en Huelva, dos en Jaén, 31 en Málaga y 14 en Sevilla.

Sobre la Comisión de Garantía y Evaluación

La CGyEA para la prestación de ayuda para morir de Andalucía se constituyó el 10 de noviembre de 2021 y es un órgano colegiado asesor, de carácter multidisciplinar, decisorio y de control, que actúa con autonomía e independencia en el ejercicio de sus funciones, que van desde la verificación previa del cumplimiento de las garantías, el procedimiento regulador de la prestación hasta el control del mismo. Además, corresponde a este órgano la detección de problemas en el cumplimiento de las obligaciones previstas en la LORE, aportar propuestas de mejoras para su incorporación a los manuales de buenas prácticas y protocolos, así como la verificación de la prestación una vez esta se haya realizado.

La Comisión está compuesta por 13 profesionales de las áreas de Medicina, Enfermería y Derecho, todos ellos expertos en Bioética, y cuenta con una presidencia, una vicepresidencia y once vocales titulares más otros seis suplentes.

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