con 'c' de cádiz

«La creatividad y el ingenio del gaditano no se encuentra en ningún lugar del mundo»

luis sánchez-polack rodríguez. director, guionista y docente

Lleva contando historias desde que era un niño y mentía deliberadamente a unos padres que le daban alas al ver como su hijo seguiría los pasos del tío Chavo, Tip para la España de finales del siglo XX

Luis, durante un asueto en la fiesta de su promoción del pasado 30 de septiembre.
Alfonso Carbonell

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Encontrarse con amigos de una vida siempre hace ilusión. Por eso, las fiestas de promociones de antiguos alumnos son una bendición para todo aquel que disfruta de esos reencuentros cargados de nostalgia. En una de ellas nos encontramos Luis Fernando Sánchez-Polack Rodríguez (Sevilla, 27 de julio de 1980) y un servidor. Y ya había ganas. Las había de ponerse al día con la vida de un director, guionista y profesor universitario que ya prometía cuando dibujaba comics mientras el profesor de turno explicaba un tema que iba a entrar en la Selectividad.

Con varios proyectos entre manos, a cada cual más prometedor, Luis ha hecho una parada en su Cádiz del alma para reencontrarse con viejos amigos, esos mismos que conoció en un lejano 3º de EGB. Desde entonces, las andanzas de este gaditano se han encaminado hacia un mundo que él fue buscando casi sin querer. Contar historias era su dedicación sin saberlo y a eso se dedicó desde siempre antes de dar el salto a Madrid y ponerse por derecho a perseguir su sueño. Estudió Comunicación Audiovisual y se especializó en guión. Formada la base ya sólo le quedaba escalar. Y en plena escalada está,

Comenzó trabajando en la tele hasta que se cansó de montar historias para otros y las comenzó a hacer suyas. De casta le viene al galgo y, en su humor, se ven muchos de los genes del gran Tip, único en su tiempo y su memoria. A su tío abuelo le debe el respaldo familiar para que su locura fuera tomada en serio desde que apenas gateaba por Medina-Sidonia, donde planta su infancia. Luis, como su gran pariente, no se muerde la lengua. Ni en sus textos con los que da forma a sus historias ni en una conversación al abrigo de una grabadora. Si sus películas son como él, pueden estar seguro de que pasarán un gran rato. Amenaza con rodar una en Cádiz, para Cádiz y de Cádiz.

-Luis Sánchez-Polack. Vaya nombre para un cineasta. ¿Pesa?

-Pues mira, de hecho, mi nombre real es Luis Fernando Sánchez-Polack Rodríguez porque Luis Sánchez-Polack era Tip y Fernando Sánchez-Polack era Frasco, el de 'Verano Azul'. Este último era actor de teatro pero también salió en películas como 'La caza' y otras más. Pues bien, este Fernando era hermano mayor de Tip y es el que lo mete en el teatro.

-Sevillano de nacimiento.

-Nazco en Sevilla porque mi padre, que es gaditano, conoce a una sevillana, mi madre, estudiando la carrera de Arquitectura, y tiene dos hijos allí con ella.

-¿Cuántos año vivió en Sevilla?

-Allí sólo viví dos años; de allí nos vamos a Medina-Sidonia, donde mi padre monta un estudio de arquitectura. Soy asidonense hasta los ocho años, que me vengo a Cádiz y entro en 3º de EGB en San Felipe. Y ya desde entonces, gaditano por los cuatro costados, carnavalero a muerte y siempre que me preguntan de donde soy pues digo de Cádiz, aunque en mi biografía pone Sevilla. Pero es que Sevilla no la conozco. Mi madre es sevillana, sí, pero la ciudad que vivo, amo, me he criado y donde he sacado el acento y mi manera de ser ha sido Cádiz.

-¿Y qué dice su madre?

-No le gusta. Ella nos dice a mi hermano mayor y a mí: 'Vosotros sois sevillanos'.

-¿Cuántos sois?

-Somos cuatro; Carlos, yo, Miguel y Marina, que es la pequeña. Ella ya nació aquí cuando yo tenía doce años; estudió chino cuatro años allí y trabaja en El Puerto llevando las relaciones internacionales de Osborne con China. Miguel vive en la Viña; tenía una agencia de viajes y ahora trabaja como asesor inmobiliario. Y los mayores somos Carlos,y yo, que vivimos en Madrid y que ya nos conoces. Jajaja.

-Sí, sí. De hecho, recuerdo que ambos dibujabais de gran categoría. ¿Qué es de Carlos?

-El que mejor dibujaba y dibuja es él. De hecho, es diseñador gráfico de Telefónica. Hizo Bellas Artes.

-Con Carlos recuerdo que hicieron una estatua de arena muy basta en el Paseo con el que sacaron no poco dinero. ¿Cómo fue eso?

-Bueno, en realidad, los que se sacaron dinero fueron Carlos y sus amigos, que también eran de Bellas Artes. A nosotros nos contrataban para cuidar de la estatua por las noches. Jaja. Chico dinero se sacaron.

-Su infancia entre tres ciudades.

-De Sevilla no recuerdo absolutamente nada; mi infancia de pequeño fue en Medina-Sidonia y la recuerdo algo 'almodovariana'. Muy de pueblo, pueblo. Me crio en un pueblo donde mi madre me mandaba a por tabaco con cuatro años. Me decían, '¿es para tu madre, no?'. De esas había muchas. Recuerdo que mi madre tenía un cubo con desperdicios y cuando estaba medio lleno me decía 'llévale el cubo a Paca', que era la vecina. Y esta se los tiraba a unos cerdos gigantes que tenía en el patio trasero de su casa. Medina-Sidonia era un pueblo que por entonces ya estaba creciendo mucho; por eso mi padre montó su estudio allí. Nosotros vivíamos de sus proyectos en un pueblo que crecía. Mi padre decía que en Cádiz era muy difícil presentar proyectos porque no podía crecer mucho. Aquello eran principios de los 80, y de esas obras vivimos muchos años ya que era un pueblo con gente muy trabajadora y con mucho dinero de ahorros. Hubo mucha inversión; mi padre llegó a hacer allí un proyecto de casas con 60 viviendas.

-¿Y por qué lo dejan?

-Te lo digo, y esta anécdota es muy graciosa. Cuando yo tenía 7 años y mi hermano 9 mis padres veían que cada vez hablábamos peor y decíamos cosas como '¡Illo, uahhhh, no je qué'. No se nos entendía apenas. Éramos unos bárbaros, pero más por nosotros que por el contexto. Así que entre esto, que lo digo en plan broma, y que mi padre era muy gadita, pues decidieron venirse a Cádiz, donde mi padre había nacido.

-¿Qué raíces tenía su padre en Cádiz?

-Mi abuelo nació en Irún, pero era madrileño y se vino aquí a trabajar en los Astilleros. De hecho, mi abuelo Carlos era muy conocido en Cádiz ya que daba trabajo a muchísima gente en los Astilleros. Él era ingeniero naval, de los primeros ingenieros navales con formación que hubo en España. Y por eso mi padre se viene aquí; a él le debo mis raíces gaditanas. Mi padre es el primer 'gaditano gaditano' Polack porque mi abuelo venía de Madrid. Y es que mi familia por parte de bisabuelo, que era trabajador en Ferrovial, venía de Madrid. De hecho, este bisabuelo era el padre de Tip, Carlos, Teresa, Fernando, José Luis y Pilar; tuvo seis hijos, por lo tanto yo tuve cinco tío-abuelos. Como decía, mi abuelo Carlos se viene a Cádiz dejando a toda su familia atrás y empieza a trabajar en Astilleros naval, donde le iban a hacer director pero por una causa político-franquista lo dejan como subdirector. Fue muchos años subdirector y por eso era muy querido entre todos los que hicieron Navales. Él, que era del 25, se vendría muy jovencito a Cádiz, con 28 años aproximadamente. Y se quedó aquí para siempre a pesar de mi abuela, que era la más madrileña y más madridista que he visto en mi vida. Vamos, que yo soy del Madrid por mi abuela. Cada vez que ganaba el Madrid la tenía que llamar porque si no me desheredaba. Era más blanca que Bernabéu, una auténtica ultra-sur. Jeje.

-Dejamos Medina-Sidonia porque hablaban con un mendrugo en la boca y llegan a Cádiz.

-La realidad es que pasé unos muy buenos años allí y los recuerdo muy bien. A el pueblo y a toda su gente. Es más, años después fui a comer con gente de San Felipe a la venta El Castillo, que se come del carajo y la regenta Manuela, que era la que me cuidaba cuando mi madre no sabía con quien dejarnos. A ella, imagínate, le tengo un cariño tremendo porque nos crio. Hasta el punto que cuando iba no me cobraba hasta que me ponía serio y le soltaba que me cobrase porque venía con ocho colegas. Pues bueno, subiendo al Castillo en coche escucho esta frase: 'Nohubenihola'. Y yo, que hasta hace no mucho entendía el asidonense, me decía '¿qué carajo es eso, qué coño ha dicho?'. Giro la cabeza y me veo a un tipo con una moto y con las alforjas llenas de patatas y al lado uno diciendo que 'no sube ni sola'. Y ya entendí lo que decía y lo vi normal.

-Jajajaja A ver, que eso nos pasa a los de Cádiz en Madrid con muchas cosas. Mítica por ejemplo es el Bote pastor, como se llama aquí al, según comprobé en Madrid, se conoce como bote para todos en el resto de España.

-Jajaja. Sí, sí, totalmente.

-Cádiz.

-Venimos y mi padre nos matricula en San Felipe a los tres hermanos porque Marina todavía no existía. De los tres, Miguel es el más carnavalero; hasta ha sacado chirigotas ilegales. Una se hizo muy famosa porque iban vestido de cigüeñas y ellos eran el bebé. ¡Hasta Drexler se hizo una foto con ellos que se hizo viral!

-¿Y por dónde vivieron?

-Nos fuimos a la Ciudad de Santander y estudiábamos en San Felipe, donde tuve mucha suerte. Me hizo la entrevista el entonces director de EGB, don Vicente.

-Hombre, un clásico. Gran persona.

-Sí que lo era. Recuerdo la entrevista para entrar como si fuera ayer porque me hizo leer un texto delante de mi padre. Yo en Medina era de los que solía leer el primero de la clase y como medio leía muy aceptable pues también enseñaba a los otros niños más atrasados en lectura, y lo hacía marcando con el dedo por donde iba. Entonces, como estaba nervioso (en la entrevista) puse el dedo para leer y me dijo que como lo pusiera no entraba en el colegio; me preguntó que por qué lo ponía y le conté que era porque ayudaba a otros niños en mi anterior cole. Su respuesta fue: 'Bienvenido a San Felipe'. Recuerdo que fue tan rápida como bonita la entrevista. En cambio, a Miguel le costó más que lo cogieran porque era un bruto. Jeje.

-¿Cómo le fue en San Felipe?

-Desde el principio tuve mucha suerte porque rápidamente hice amigos, entre ellos, Javi Fuentes, guitarra de El Perchero, que es amigo de toda la vida y ha venido a mis dos bodas. También hago amistad con Javi Noya; ambos me acogen bajo sus alas y me hago con una pandilla recién llegado al colegio. Yo en San Felipe estaba encantado; luego ya en 6º de EGB nos cambian de clase y me joden un poco la vida, pero bueno, eso hizo que conociera a más grupos. Del colegio tengo muy buenos recuerdos porque al final, con sus cosas buenas y malas, me lo he pasado muy bien.

-¿Buen estudiante?

-Sí, sí. Me dieron el premio a mejor estudiante de 8º de EGB, el que tuve mejor expediente académico.

-¿Sí?

-Digo. Tengo muy buena memoria.

-Supongo que de Letras. Pero antes, cuando había que coger entre Diseño, Informática o Comercio. ¿Por cuál tiró?

-Por diseño evidentemente; me gustaba mucho dibujar.

-Cierto, le recuerdo hacer retratos de compañeros durante las clases.

-Y hasta de profesores, sí, sí. También hacía comics en las clases. Yo imitaba a mi hermano Carlos, del que aprendí, pero es que sus dibujos se veían claramente que eran de alguien que iba a hacer Bellas Artes. De hecho, entró a la primera y ahora es un gran diseñador gráfico.

-Ya estamos en 3ª BUP y caminito de COU. ¿Sabía ya lo que quería ser?

-De pequeño me quedaba fascinado con las historias de los romanos, de los mitos griegos. Por ejemplo, me encantaban los argonautas, o Furia de titanes. ¡Me volvía loco cada vez que lo echaban en la tele! Después mi padre iba al video club y cogía Star Wars. También a mi madre le gustaba mucho la ciencia ficción y como que nos retroalimentábamos.

-¿Qué era su madre?

-Aparejadora. Conoció a mi padre en la escuela de Arquitectura y luego ya se cambió.

-Ok. Le he cortado. Íbamos a lo que quería ser.

-Decía que me fascinaban todo tipo de comics de Astérix y Obélix, de Tintín... Leía todo lo que podía y así llegaba a dibujar. Porque yo dibujaba para poder contar historias; ese era mi objeto del dibujo, no dibujar bien sino poder contar historias, por eso hacía comics. ¿Qué pasa? Que cuando yo le digo a mis padres, ya en 3º o COU, que quería dedicarme a hacer cosas creativas no les sorprendió. Primero quería hacer anuncios porque me hacían mucha gracia por su originalidad. Me pasaba una cosa y es que yo de niño era muy mentiroso. Por eso mis padres, en vez de decirme 'Luis nos estás mintiendo' me daban alas a que siguiera la trola de turno. En plan, 'el otro día me pasó una cosa...'. Y me seguían el rollo: '¿Ah, sí. Qué pasó?'. Y tiraban y tiraban hasta que me decían que mentiroso era, pero ya me había inventado una historia entera. Por eso, cuando les dije que me quería ir a estudiar guión, copy o similar me entendieron y hasta animaron dado que veían desde pequeño la invención que tenía, la facilidad verbal, la capacidad de contar chistes... Gracias a todo eso, mis padres me apoyaron desde el principio aunque con la condición de que me tenía que ir a Madrid.

-¿Por qué Madrid?

-Porque mi padre se estaba sacando el doctorado de Arquitectura y se dio cuenta de que los mejores profesores de España estaban en la Complutense, Autónoma y demás. Entonces me dijo de ir a Madrid; además, allí tenía yo al tío abuelo Tip, que estaba vivo por entonces. Recuerdo que en la comunión de mi prima Lola mi madre le había dicho a Tip que yo quería ser guionista y entonces mi tío abuelo me comentó que cuando fuera a Madrid me iba a presentar a Luis Berlanga y a Luis del Olmo. Y es que Tip había rodado películas con Berlanga y trabajaba con Luis del Olmo en la radio. Eso fue en el 97, que tengo una foto con él en esa misma comunión. Pero me dijo que la única condición era que me sacara la carrera porque si no mi madre lo mataba. Ya con eso, que le dijera si lo que quería era radio, prensa, cine, televisión... Imagina yo... '¡Buenoooo, qué bien! ¡Menudo enchufe! Ya lo tengo todo hecho...'. Así que saco una nota del carajo en la Selectividad, en Sevilla me habían aceptado a la primera pero yo quería Madrid y mando una carta a la Complutense. El tema es que en Madrid pedían una nota altísima porque de repente Amenábar había sacado 'Tesis' y todo el mundo quería ser director de cine. Total, que mando la carta de petición a la Complu y me llega por carta que he sido admitido. Y cuando llego, a los dos o tres meses, me dice mi madre si he avisado a mis abuelos de que estoy allí. Llamo a mi abuela Lola, la madridista, y me dice: 'Luis, no te puedo atender ahora porque le ha pasado algo al tío Chavo (a mi tío abuelo Tip le llamaban en casa Chavo) y nos vamos corriendo a Madrid'. Tío, no hice más que llegar a Madrid y le dio un ictus por el que murió a los seis meses. Así que, además de no poder disfrutarlo como sobrino; ni enchufe, ni ayuda, ni p... en vinagre. Todo a tomar a por c....

-¿Nunca lo llegó a conocer?

-Sí, lo conocí en muchos eventos familiares pero siendo yo niño. Él venía mucho por Cádiz para ver a su hermano, que era mi abuelo, pero cuando yo iba a descubrir al verdadero Tip se muere. Si yo hubiera sido mi hermano mayor, que tiene dos años más que yo, hubiera estado dos años con él y viendo lo que es Madrid de la mano de Tip. Esto hace que yo llegue a Madrid llamándome exactamente igual que él y con el peso de su nombre, pero sin ningún tipo de enchufe ni nada. Cuando yo termino la carrera y comienzo a buscar curro, la gente pensaba 'ya está aquí el enchufao'. Y no lo tenía por circunstancias obvias.

-Jajajajajajaja

-Con lo cual, es un nombre que por un lado estoy orgullosísimo de llevar y es verdad que en muchos sitios ha generado interés y han podido contratarme por ello; pero luego he tenido que hacer algo más para demostrar que no era un enchufado y que sabía hacer mi trabajo. Y eso, al principio, era una pequeña carga.

-Tip era un reconocido humorista, pero con un humor y una opinión que no comulgaba mucho con lo que se llevaba y se lleva. Vamos, que Coll era el rojo y Tip el derechón.

-A Tip lo quería todo el mundo porque era una persona que hacía reír a todo dios. Y ese corte que dices daba igual. También te digo una cosa, creo que eso lo hacían también un poco por promoción; lo típico, uno de derechas, el otro de izquierdas. Y fíjate, ahora sería impensable una pareja cómica que uno fuera de derechas y otros de izquierdas.

-¿Llegó a conocer a Coll?

-Una vez lo conocí, pero ya era una época en la que no se llevaban muy bien. En los 80 ya ellos no se aguantaban.

-Volvemos a usted, a su nombre en Madrid.

-Llamarme como mi tío abuelo Tip ha sido como un salvoconducto. Fuera donde fuera siempre he tenido un guiño gracias a él; a mí me han invitado a gasolina. '-¿Cuántos has echado, hijo? -30. -Dame 20. -¿Por qué? -Porque tu tío abuelo echaba gasolina aquí...'. . Iba a comprar un libro donde fuera y enseñaba el carnet. 'Coño, tú eres familia de Tip. Toma, te regalamos este libro que tenemos de promoción porque sí'. Cosas así.

-Hace no mucho le he visto en la 2 en un documental sobre Tip hablando de su tío abuelo.

-Sí, ese era de Imprescindibles de La 2. Me llamaron para hablar de él porque el que debería haber ido era su representante, que era el sobrino de Tip pero falleció recientemente. Lo que pasa es que yo me sabía la vida de mi tío de cabo a rabo porque este fue el representante de Tip y Coll durante más de 30 años. De hecho, me sé historias de él que no puedo reproducir por respeto, todas muy divertidas. Muchas de ellas las recogí con mi amigo Borja Etxebarria con la idea de hacer un argumento para llevarla a una película sobre Tip y que después hemos ampliado a serie.

-Andá, qué bueno. ¿Y dónde se podrá ver?

-La hemos intentando vender y parece que ya hay productoras interesadas; si Dios quiere verá la luz antes que después. Además, ahora está una de Eugenio, que la está haciendo David Trueba y se ha estrenado en San Sebastián. Por lo que se ve, está volviendo a haber un interés por esa generación de oro; así que espero que la memoria de mi tío abuelo se pueda conocer porque mi tío abuelo era mucho más que Tip y Coll. Cuando nace era Chavo porque era muy pequeñín y además era el pequeño de seis hermanos.

-Pues mira que acabó siendo alto.

-Más alto que yo, 1,98 medía. Lo que pasa es que cuando nació era bastante pequeño y por eso le llamaron Chavo, porque parecía que no valía nada, menos que una peseta. Y se le quedó para toda la vida. En mi familia siempre ha sido el Tío Chavo, nada de Tip. Ya, con 18 años, el presidente de la Ser de entonces le ve haciendo unos textos de poesía.

-Hablamos de un intelectual en mitad del franquismo.

-Sí, sí. El franquismo fue su vida; él vivió de niño la guerra civil en Madrid. Pero antes, a mi bisabuelo, que trabajaba en el sindicato de ferroviarios de Valencia, lo amenazaron de muerte cuando la derecha comenzó a alzarse ya que lo veían como a un rojo. Por eso se tiene que ir a Madrid. Y es que al padre de Tip -mi bisabuelo- lo iban a matar pero él, que tenía seis hijos, se llevaba muy bien con un panadero al que le compraba todos los días y que también tenía cinco hijos. Entonces, este panadero iba con el grupo de gente que iba a matar a mi bisabuelo pero cuando preguntaron en alto por José Luis Sánchez y el panadero vio que era mi bisabuelo le dijo al oído que no se identificara. No respondió a su nombre y entonces fueron todos a buscarle en la misma noche que él escapa solo a Madrid. Después ya mandó una carta a mi abuela -Polack de apellido, que más tarde mi abuelo unió para que no se perdiera- para que cogiese a todos los niños y se fuera a Madrid porque los iban a matar con el inicio de la guerra. Por eso se salvaron.

-Joder con la historia.

-Hay otra, ya en Madrid y en plena guerra, viviendo en la zona de Moncloa, cerca de Ferraz. Estaban jugando juntos mi abuelo y Tip, que eran los dos pequeños y eran uña y carne, en pleno salón de la casa familiar cuando cayó un obús que entró por la ventana con la suerte de que no explotó. De hacerlo, obviamente yo no estaba aquí y Tip no hubiera sido Tip. Eso pasaba mucho porque era una mierda lo que tiraban, también es verdad. Esa historia la contaba mucho mi abuelo para decirnos que estábamos aquí de milagro. Ya luego crecen, mi abuelo se hace ingeniero naval y mi tío abuelo, artista.

-¿Cómo hablaba su abuelo de su hermano Tip?

-Se querían muchísimo. Y te voy a decir una frase con la que nos reíamos muchísimo. Te pongo en contexto. A mi tío abuelo le dieron la medalla al Trabajo en 1994 y se la da el gobierno socialista. Y, ojo, se la dan a él solo, no a Coll. Le propuso Miguel Durán.

-¿El de la ONCE, no?

-Ese. Se conocían porque trabajaban juntos en el Debate del Estado de la Nación. Pues eso, le dan la medalla al Mérito Laboral a Tip, que siempre dijo que lo único que no quería en su vida era madrugar y que lo que hacía era que se levantaba, lo recogía un chófer en su casa que lo llevaba a 'Protagonistas', charlaba media horita en la radio y se volvía. Por eso, mi abuelo, un ingeniero naval que se levantaba todos los días a las seis de la mañana para ir a Astilleros y volver a casa de noche, decía, entre risas: '¡Le dan la Medalla al Trabajo a mi hermano, que ha sido el tío más vago de la historia y que no fue capaz de sacarse ni la carrera; que lo cambiaron de colegio cuatro veces; que lo metieron en Cerámica y no quiso; que lo metieron en la Escuela de Arte y Oficios y no quiso... ¡Que no estudió en la vida y le dan el mérito al Trabajo? ¡Olé sus huevos! Y yo que me parto el lomo...' Jajaja Fue muy gracioso porque mi abuelo lo decía con mucho humor. Recuerdo que cuando nos llevaba al Parque Genovés nos decía. 'Si os portáis bien, el abuelo se toma una cerveza'. Jajaja Tenía un humor muy surrealista, algo que ha estado siempre en mi familia. Mi padre lo tiene, mi abuelo lo tenía, nosotros, mis hermanos, lo tenemos. Yo, ya de mayor, he visto vídeos de Tip haciendo chistes que he hecho yo con mis hermanos siendo niños y sin haber visto esos sketches. Eso debe ser memoria genética.

-Apenas conoció a Tip de mayor, pero de alguna manera su tío abuelo ha sido importante en su carrera.

-Y no solo en mi carrera, Tip fue muy importante porque gracias a él a mis padres les pareció muy bien cuando les dije que quería hacer cosas de cine porque a mi tío le fue muy bien. Además, ellos sabían que yo tenía muy buena imaginación, era buen estudiante y por ello confiaron en mí.

-De hecho, por esas buenas notas y por ese prometedor expediente académico muchos se preguntarían que cómo un chaval con esa proyección quería adentrarse en el mundo de la farándula.

-No es que valiese más o menos, es que lo que yo tenía era vocación, que es muy importante. Y la tenía sin saberlo. Recuerdo que montaba teatrillos en clase de Religión con Margarita (Gaztelu), que era la profesora.

-Tanto usted como a su hermano les tiraba la creatividad por lo que se veía.

-Sí, pero mi hermano tenía la rama artística en el dibujo porque tiene un ojo muy bueno, no tanto para contar historias pero sí para ver cosas que los normales somos incapaces de ver. De repente, sabe que este color va con este y te saca algo impresionante. Tiene una mano y un ojo increíble. Es más, Tip dibujaba muy bien también.

-¿Puedo recordar que Tip llegó a tener una tira cómica en ABC?

-No, lo que hacía era una cosa que se llamaba la Currutaca, que era una cabeza con una mano. Eso eran unos premios que entregaba él. Él era muy buen dibujante y pintaba muy buenas acuarelas. No sé si llego a colaborar con ABC, pero siempre dijo que de no haber sido humorista le hubiera gustado ser pintor.

-Al margen de su carrera, ¿cómo son esos años universitarios en Madrid?

-Tú lo sabes muy bien. Llegué al Chaminade, colegio mayor único de tíos pero con la libertad más absoluta que se podía tener. Yo salgo de una ciudad pequeña como es Cádiz y llego a ese océano infinito de diversión que es Madrid. Aparte de eso, también estaba todo el mundo cultural concentrado mucho en los colegios mayores. Venían a hablar directores de cine, músicos, políticos...

-¿Ya en Primero de carrera sabía perfectamente qué quería acabar siendo?

-Sí, director o publicista. Sin embargo, me fui dando cuenta que en todas las prácticas que hacíamos yo era el que escribía el guión. Además, también intenté hacer un corto; el primer día vino todo el mundo, el segundo solo los actores y el tercero solo estábamos el de sonido, un actor y yo.

-¿Por qué?

-Porque no se cobraba, teníamos poco dinero para montarlo y porque la gente se aburre. Así que me dije, 'mira, yo mejor escribo las historias y que las ruede su puta madre'.

-Jaja Contundente.

-La producción es muy cansada. Odio la producción, que la he tenido que hacer porque luego he producido mis propios cortos, obras de teatro... Más tarde me diversifiqué mucho gracias a querer hacer mis historias. Pero es ahí donde me doy cuenta que tengo facilidad para contar historias. Durante la carrera gané un concurso al mejor relato corto; gano otro a nivel comarcal por el que me dan 20.000 pesetas de la época, que para mí era un dineral. Con todo eso, me voy metiendo un poco en el mundo de los concursos de relatos cortos con lo que empiezo a escribir mucho. Y voy viendo que lo que escribo tiene mucha aceptación. Entonces, en cuanto terminase la carrera tenía claro que me especializaría en guión. Y más, después de escuchar a un profesor decirnos: 'Esta carrera está muy bien, pero si ponéis en el currículum Comunicación Audiovisual no sois nada. Tenéis que poner vuestra especialidad porque todo no se puede'. Y yo dije vale.

-Termina la carrera.

-La termino y hago un curso en la Complu que se llamaba 'Especialista en guiones de cine y ficción', que era bastante barato y estaba becado. Le dije a mi padre que me dejase un año más en Madrid y que me pagase el curso. Lo hice, y aunque no tenía nota, me lo curré tanto por las ganas que tenía de ser guionista que hice todas las prácticas voluntarias, todas. Y de repente, los profesores me señalaron porque veían el hambre que tenía. Yo, ahora que doy clases, lo veo. Doy clases a 30 chavales y te puedo decir que este y eso van a ser guionistas, el resto, no. Eso se ve.

-¿Y hay suerte tras ese curso?

-Justo lo termino, mi padre me dice: 'Vete buscando curro porque tiene tres hermanos; el mayor ya está trabajando y los dos pequeños vienen detrás y hay que pagarle la universidad'. Yo, además del máster de ficción para documental había hecho otro muy barato, de 100.000 pesetas, durante el verano. Había otro más bueno que era en Salamanca y que te metían en Globomedia del tirón, pero valía un millón de pesetas. También hice otro de dos semanas que me pagué con mis ahorros y que lo daba Ricardo Groizard, un guionista del 'Mississippi', 'El Informal' y tal. Bueno, pues de repente me empiezan a recomendar mis profesores a varios programas de televisión. Así que Ricardo me mete en un programa en Sevilla de Canal Sur con Ismael Beiro y que se llamaba 'No digas no'. Y ahí, como la productora era Atlas y trabajaba con Tele5, y como además me llevaba muy bien con Ismael, al que desde aquí le mando un abrazo, pues vuelvo a Madrid para trabajar en una sección de Tele5 que solo hacía programas para las locales pero se que se veía a nivel nacional. Yo era el único guionista de un programa que duraba dos horas y que hacía como cinco entrevistas al día. Me sentaba a teclear por la mañana y me iba cuando acababa el programa a las siete de la tarde. Yo no escrito más ¡en - mi - vi - da! Yo hacía todas las entrevistas, creaba situaciones y no sé cuántas cosas más; no tenía compañeras, las compañeras eran las redactoras. Y todo ello, ¡sin tener ni p. idea de nada!

-Jajaja ¿Cómo se llamaba el programa?

-El primero 'Tarde a tarde' y el segundo 'Nunca es tarde'. Se grababa en Tele5, pero se emitía en Canal Cádiz, Onda Luz, Onda Giralda... todas las teles locales. Cobraba mil euros como autónomo, recuerdo. Allí tenía a Idoia Bilbao de presentadora, una gran persona que habló bien de mí. Entonces, entré en más programas y me hacen parte del departamento creativo de la productora Cuarzo, la de Ana Rosa Quintana. Aquello sería 2004 y allí estuve tres años fijo contratado. Aprendí nuevos formatos y mucho de televisión.

-¿Cómo sigue su carrera tras pasar por Cuarzo?

-Allí estaría hasta 2008 aproximadamente, que me salgo para hacer un programa de denuncia con Gonzo. Así estuve hasta que un día de ese mismo año no puedo dormir de pensar que yo no había ido a Madrid para escribir entrevistas, entradillas o cosas del corazón, no. Yo he venido para contar historias, yo he venido para hacer ficción. Y salgo de la tele, pero lo hago justo en la crisis más grande de la historia que ha tenido este país. Dos cojones. Cuando me iba del carajo, que ganaba lo suyo y me pagaban bien dije que no quería hacer más tele. Zapatero dijo lo de los brotes verdes y, pum, crisis mundial. La industria se va al carajo y encima yo me he ido diciendo que no quiero más tele, con lo cual, mis amigos de la tele no me recomiendan en ningún lado. Así que decido escribir de lo que pueda y de lo que quiera. Y empiezo a escribir de todo; video corporativo, video industrial, hasta folletos para empresas, para museos; todo como autónomo, de copy. Todo para ganar algo de dinero y gracias a que no pagaba alquiler porque la casa en la que vivía con mi ex era de la familia de ella, que me ayudó mucho en ese tiempo. Mientras hacia todo eso, empecé a escribir obras de teatro cuando salió una cosa en Madrid que se llamó el Microteatro y que montaron entre un montón de famosos y gente del mundo audiovisual. Veo que ahí empiezan a estar los mejores directores y guionistas de España haciendo obras en un burdel de la calle Ballesta. Eso sería 2011, en plena crisis. Escribo una peli de animación que se llamaba 'El pez de los deseos', que la iban a rodar tipo Hollywood y que se acaba rodando en la India. Aunque no vale nada es mi primer estreno en cine. Como es tan mala no firmo el guión, pero salgo como primeras versiones de guiones. Y no es que la peli fuera mala, es que los directores cambiaron tantas cosas que acabó siendo una película que no era la que yo había escrito.

-Pero vamos, que con todo y con eso lo veo despegando. No hay mal que por bien no venga.

-Es que de buenas a primeras empiezo a pegarme a cualquiera que me deje hacer cosas de ficción. Así que escribo y escribo para este Microteatro, donde me cuesta la vida entrar porque presentaba obras toda España; hasta que por fin consigo que me cojan una y debuto con Jaime Chávarri en la sala de al lado, la 2. Yo estaba en la sala 4 y otro productor catalán estaba en la 3.

-Cada uno, con su obra.

-Eso es. Y eso me sirvió para conocer a actores, hacer muchos contactos y a atreverme a hacer mis propios textos. De ahí empiezo a dirigir mis primeros cortos profesionales. Aquello sucedió en 2012, el año que los mayas profetizaron el fin del mundo fue mi comienzo como Luis autor. Con el tercer corto que hago, 'Pídemela amor', gano el concurso Mombasa, donde además nos llevamos mejor director, corto y actriz. Eso fue en 2013 y se celebró en los cines Luchana. Gano 10.000 euros y empiezo por fin a creérmelo porque hasta ese momento todo lo que escribía y demás, cuando se lo daba a un director me lo dirigía mal. Me quitaba los chistes.

-¿En serio?

-Digo. Cuando haces un chiste, yo te lo mando y lo lees. Y te hace gracia. Pero empiezas a ensayar y como es obvio repites el chiste cien veces y a la decimosexta ya no te hace ni puta gracia. Entonces pierdes la seguridad en el chiste y lo quitas quedándote solo con la historia. Entonces, le mandas al tío el guión, pero cuando te vuelve ves para colmo que la historia ha quedado reducida a la mitad porque ha quitado chistes por el miedo a que no hagan gracia. Por eso a mis alumnos les digo que hay que tener confianza a la hora de dirigir.

-¿Entiende eso del director?

-Lo entendí porque al final hace suya la obra ya que es él el que la firma. Pero para dirigir comedia hay que tener valor y confiar en que lo que estás poniendo negro sobre blanco hace gracia, no es ninguna tontería. Y la gente le tiene mucho miedo a parecer tonto cuando en realidad es el chiste que arma la historia.

-¿Quién compra el guión?

-La productora, que luego es quien coge al director, que al final es el que tiene la última palabra.

-Pasado el tiempo, ¿cree que estudiando en Sevilla su carrera hubiera sido igual que la que está siendo en Madrid?

-Creo que no y digo el por qué. Cuando yo hice el máster de guión mucha gente venia de Sevilla y tras hacerlo muchos de ellos también empezaron a trabajar. Por supuesto que la industria en Sevilla ha crecido bastante desde entonces.

-¿Y un gaditano cómo se veía en Madrid?

-Lo bueno es que me fui a un colegio mayor marianista, como San Felipe, y realmente no noté demasiado el cambio.

-Mucha ruina allí de Cádiz.

-Mucha, mucha. Jajaja Mikel Elorza, de los Elorza de Cádiz; Paco Barla, Miguel Roca, Pablo Flores... Estábamos 'la crem de la crem' allí en el Chami. Y claro, me lo pasé muy bien porque descubrí muchos otros puntos de vista que no son el tuyo, otras culturas. Además, siempre he tenido la mente muy abierta, y más en la Universidad. Siempre me ha gustado recibir otras opiniones diferentes a la mía. Eso es una cosa que me ha gustado de toda la vida; escuchar otras voces por mucho que no tengan que ver con la mía. Esto es una cosa que me da mucha rabia de la actualidad que se vive hoy, que parece que si uno no opina como tú no puede ser tu amigo. El otro día leí un meme que decía 'No busco a gente que piense como yo, busco a gente que como yo, piensen'. En eso es lo que estoy de acuerdo. Podrás ser de izquierdas o de derechas, pero si tú tienes un pensamiento crítico no tengo porqué enfrentarme. Conozco gente maravillosa de izquierda, de derechas, de centro, de Falange, comunistas... Da igual si el que lo piensa sabe expresarlo con respeto y argumentos.

-Entramos en un mundo pantanoso dentro de un gremio conocido por su querencia a la izquierda. ¿Cómo se lleva eso en el negocio?

-Pues mira, hemos entrado ahora en la cultura de la cancelación que no la soporto. De hecho, ahora hay una izquierda que es facha. Aunque no quieran decirlo es una izquierda nazi en el sentido de que si no estás conmigo estás contra mí. Eso ha sido una cosa muy del Psoe andaluz, de ese amiguismo de si te mueves no sales en la foto. Pero bueno, estamos con la política y eso ya no me interesa tanto.

-¿Y qué está pasando en el gremio?

-El gremio está absolutamente condicionado. La creación siempre fue libre y en la actualidad hemos llegado a un punto en el que la gente se autocensura o no se atreve a contar de ciertas maneras por el miedo a no ser producido. Y esa es la muerte de la cultura y en eso estamos luchando desde muchísimos ámbitos para que no se haga. Te encuentras cosas transgresoras y distintas en 'teatros off' de gente que está nadando en otra corriente independiente y aún así reciben palos en la rueda todo el rato por no opinar lo que supuestamente es lo políticamente correcto. Que me parece muy bien todo el tema inclusivo y demás, vale, pero si yo quiero contar una historia de un tío que es un gilipollas, como es el caso de la película 'La pasajera', que está en Prime, pues lo cuento.

-¿Qué ocurre ahí?

-El protagonista de 'La pasajera' es un machista, un facha y no sé cuántas cosas más y lleva a tres mujeres en el coche. Pues al final consigues que se descubra que el ser humano se una, dando igual los ideales de cada cual, cuando hay un peligro. Y eso es lo que yo quería mandar; da igual que seas un facha o lo que sea, lo importante es que los seres humanos nos apoyemos ante los peligros. Y eso mucha gente lo entendió bien y otros no tanto porque hablábamos mal del feminismo; aquello era una bomba. Me decía el productor: 'Me van a matar, hijoputa'. Yo le decía que no porque la gente quiere ver cosas libres y al ser una película tan libre han hablado de nosotros hasta en Estados Unidos. Yo tengo una taza con el artículo de 'Los Angeles Times' hablando de la peli con mi puto nombre en grande. Hicimos algo que hizo tanto ruido que se ha vendido a 62 países y en Amazon lleva más de un millón de reproducciones. Es una gamberrada; lo único que quería hacer era contar una peli de serie B homenajeando a Carpenter, a Cronenberg y muy berlanguiana. Vamos, criticar la sociedad del momento. Habla de muchas gilipolleces pero nadie toma partido real; se le llena la boca a una generación muy frágil pero en la que después nadie mueve un dedo para cosas realmente más gordas que 'me han dicho esto o me han dicho lo otro'. En definitiva, si no dices todes te monto un pollo, pero nos suben el aceite y nadie sale a la calle. El ejemplo más claro es el beso de Rubiales.

-Frene, frene que nos liquidan.

-No es que frene, es que eso está llegando a la cultura. Y eso es lo que me da rabia.

-¿Qué diría Tip de toda esta cultura de la cancelación?

-Buah, lo que pasa es que él tuvo que enfrentarse a una censura muy jodida, que era la de Franco, y la sorteaba. Y ojo que hacían chistes más heavys. Acuérdate que quisieron cancelar a una chica por escribir un chiste sobre Carrero Blanco en twitter. Pues bien, Tip y Coll hicieron un chiste sobre Carrero en el que decían que el mayor ascenso de Carrero Blanco fue el último. ¡Y no les pasó nada! En cambio ahora por menos te meten en la cárcel.

-Volvemos a esos años para compararlos con los de ahora. ¿Se ha perdido clase en el humor?

-Sí, sin ninguna duda. Antes el humor tenía varias lecturas; tenía capa A, capa B y capa C. Ahora con Tiktok y todo ese mundo todo es efímero. Es el humor del jiji-jaja rápido. Mira, hay una diferencia entre el cómico y el humorista; el cómico es el que te hace reír y el humorista es el que te hace reír y luego pensar. Y en este país cada vez hay menos humoristas y más cómicos. Como decían, el bufón es el que podía meterse con el rey y no le pasaba nada, pero el humorista era el que era capaz de criticar lo que había y además mover conciencias. Decía Juan Carlos Aragón que los comparsistas que no se mojan o que no cuentan cosas comprometidas es porque al final van buscando un premio o quedar bien, pero realmente deberían cantar para defender Cádiz. Pues yo pienso eso desde mi ámbito porque la cultura siempre ha sido transgresora. Y aquí en España desde siempre hemos hecho cosas fuera del tiesto. Rara avis que hacían unas rarezas con las que en Europa flipaban. Y ahora, que tenemos creadores cojonudos, ves como todo el mundo se está autocensurando.

-Veo que es carnavalero. ¿Cree que se ha perdido libertad en el Carnaval?

-Lo soy muchísimo. Y no, no lo creo. Puede que en el Carnaval del Falla, sí. La gente se muerde un poco más la lengua y no oyes las barbaridades que se oyen en la calle en chirigotas como la de la Casapuerta, la de Airon, la del Perchero, la del Ukelele... Podría decir más. La calle es una maravilla. De hecho, si ves las reproducciones en Youtube, las ilegales se meriendan a las del concurso.

-¿Se le ha perdido algo en Cádiz?

-Claro que se me pierde. Estos atardeceres no los tengo en Madrid. En lo personal, dejando a un lado lo profesional, Cádiz la echas de menos cada día de tu vida cuando vives fuera. Cádiz es un lugar que cuando te alejas te das cuenta de lo que te pierdes. Y eso a pesar de que cuando estás aquí sueles decir que 'estoy hasta los cojones de Cádiz', Eso cualquier gaditano lo puede saber y por eso somos tan chovinistas. Cuanto más lejos estás, más de menos lo echas. Y como profesional siempre he querido hacer una película que dijera que fuese 'de Cádi'. Además, es una ciudad y una provincia en donde cada vez se está rodando más. Sobre todo, por su luz. Pero aquí nos pasa como siempre, que no nos lo creemos. La gente en Cádiz tiene más creatividad que en cualquier parte del mundo. Yo bromeo diciendo en Madrid a amigos que no digan que son de Cádiz porque me quedo sin trabajo de guionista. La gracia de aquí, en serio, no se encuentra en ningún sitio. Lo que pasa es que tenemos, por el motivo que sea, un complejo que no sé explicar pero que nos hace valernos menos de lo que somos. Yo he trabajado en el País Vasco en la serie de 'Qué vida más triste' y le hacía gracias cada mañana al del autobús que nos llevaba desde Bilbao a Galdácano, donde rodábamos. Pues bien, cada día le soltaba una tontería y el tío me miraba como diciendo 'este es subnormal'. A pesar de ello, yo todos los días le iba con una gracia y me miraban como por encima del hombro. Y yo pensaba, 'pues muy bien, pero es que mi cultura es distinta a la tuya y no me voy a achantar por lo que me digan'. Y mira que los vascos tienen un humor muy bueno, sobre todo más pausado, con más historia; nosotros en cambio tenemos un humor más rápido, más ágil, más absurdo. Tú dices una broma y yo la hago crecer. Es un humor por acumulación. Si tú estás con cuatro colegas y sacas un broma entre todos la acabáis haciendo crecer hasta el cielo. Los vascos en cambio son muy graciosos contando una historia. Son humores distintos y esa es la riqueza. Tan bueno es uno como el otro. Eso sí, nuestra velocidad de chiste es más rápida. Y lo digo porque lo he visto aunque parezca que el nuestro es un humor menor. Un ejemplo es la gracia del Peña cuando le dijeron: '¿Cómo se meten dos agujeros en uno? Y el Peña se queda callado sin saber responder mientras el otro le hace una demostración. Entonces el Peña se queda pensando y al poco rato le dice. '¿Cómo se meten cuarenta agujeros en uno?' Y el otro no sabe contestar hasta que el Peña remata y le dice. 'Coges una armónica y se la metes a tu hermana en el coño'.

-Jajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajajaj

-Jajaja Y eso se lo dijo a los dos segundos, de manera espontánea total. Y claro, el tío, que antes le había vacilado con su chiste, se queda quieto, de piedra y pensando 'no tengo nada que hacer contra este ingenio tan rápido que me ha cagado en la cabeza'. Yo eso mismo lo he vivido fuera. Yo mismo tuve que volver a 'aprender a hablar' en Madrid porque no me entendían. Tenía que ensanchar la mandíbula para vocalizar. Pero es que en verdad lo que no querían era entenderme. Tócate los huevos.

-Su mujer es de Burgos, vive y trabaja en Madrid. ¿Se ve en Cádiz alguna vez?

-Sí, de hecho, la pandemia me ha hecho un favor muy grande y es que por fin los productores han entendido que los guionistas pueden trabajar desde su casa, mandar las cosas por mail y si hay una reunión se puede hacer por Zoom. Así que mi chica, como sus padres han veraneado de siempre en Cádiz, ya está en la bolsa de Andalucía porque también le gustaría vivir aquí. Ella es médico.

-O sea que viven de ella. Jajaja.

-Por supuesto. Jajaja. Tenemos una cuenta común y ella mete dinero todos los meses y yo cuando ingreso.

-Jajajaja. Bueno, a su favor estará que Cádiz es más barato que Madrid. O eso era antes...

-Eso es verdad, jeje.

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