SEMANA EUROPEA DE LA MOVILIDAD
Cádiz en movimiento: una ciudad que aprende a caminar (y a rodar) diferente
La ciudad gaditana celebra la Semana Europea de la Movilidad reivindicando el uso de transporte público u otras formas de desplazarse
Esther Macías
Cádiz
Cádiz ya no se mueve como antes. Cádiz está inmersa en una transformación profunda que ha venido ocurriendo en los últimos años. La ciudad, moldeada durante siglos para el tránsito lento de los pies y la brisa del mar, fue colonizada durante décadas por el dominio absoluto del coche. Hoy, sin embargo, en medio de la Semana Europea de la Movilidad, resulta evidente que ese paradigma está cambiando porque los gaditanos han empezado a imaginar –y vivir– otra manera de desplazarse.
A las ocho de la mañana, en plena Avenida Sanidad Pública de Cádiz, las ruedas de una bicicleta frenan con suavidad. Jesús, un profesor de secundaria que hace unos años no se habría bajado del coche ni para comprar el pan, asegura que la rutina ha cambiado por completo: «Lo usaba para todo. Incluso si tenía que ir al centro de la ciudad a hacer un recado de diez minutos. Ahora cojo la bici hasta aquí, dejo el casco en la mochila, y en diez minutos estoy en mi instituto, en Drago. Antes me estresaba buscando aparcamiento; ahora tengo media hora más cada mañana para mí».
Historias como la de Jesús se repiten, como si un relato urbano diferente se hubiera empezado a escribir sin que nadie diera la orden. Cádiz, en los últimos años, ha vivido una transformación que ya no puede entenderse solo en términos de infraestructura o transporte público. Se trata de una nueva cultura de movilidad, más humana, más amable, más realista con las dimensiones de la ciudad. Y eso ha sido posible gracias a decisiones políticas, sí, pero sobre todo a una ciudadanía que se ha atrevido a cambiar de hábitos.
Una de las claves de esta transformación tiene nombre propio: Trambahía. El tren-tranvía que une Cádiz con San Fernando y Chiclana, inaugurado en octubre de 2022 tras años de retrasos, se ha convertido en una alternativa real al coche, especialmente en los trayectos interurbanos. En apenas dos años, ha superado los 4,5 millones de usuarios, y en 2024 cerró el año con más de dos millones de pasajeros. Las cifras, ofrecidas por la Junta de Andalucía, no sólo hablan de éxito, sino de fidelización: más del 88 % de los usuarios se declaran satisfechos o muy satisfechos con el servicio, y una parte significativa –según una encuesta de satisfacción– ha reducido el uso del vehículo privado de forma notable.
Pero los números, por sí solos, no cuentan la historia completa. Hay que salir a la calle, escuchar las voces, ver las ruedas sobre el asfalto o el silencio eléctrico de los patinetes. María, administrativa de 42 años y residente en Chiclana, recuerda cómo hasta hace un par de años recorría 20 kilómetros cada mañana en coche hasta su trabajo en Cádiz capital. «Lo más frustrante no era el tráfico, era el aparcamiento. Podía tardar 15 minutos en llegar y 25 en encontrar dónde dejarlo. Ahora me subo al tranvía con un libro o el móvil, me bajo en San Severiano y camino cinco minutos. El coche lo uso el fin de semana, o cuando voy a casa de mis padres. Me ha cambiado la vida», dice con convicción.
Bicicletas y patines eléctricos
Y si el Trambahía ha sido el gran motor del cambio interurbano, dentro de la ciudad la revolución se está librando a menor escala pero con no menos impacto: bicicletas, patinetes eléctricos y la recuperación del espacio público para el peatón se han colado en el día a día. La ordenanza municipal de movilidad, en vigor desde 2020, puso coto al uso caótico de los VMP (vehículos de movilidad personal), obligando a respetar normas claras: nada de aceras, luces obligatorias por la noche,velocidad limitada y respeto al peatón. Pero más allá de la letra pequeña, el cambio más importante ha sido el de actitud.
Carmen, estudiante universitaria, recorre casi a diario el eje que va desde la Plaza de San Juan de Dios hasta la zona de Puertas de Tierra con su bicicleta. «Cuando montaron el carril bici por toda la avenida me cambió el chip. Antes me daba miedo meterme en la calzada, pero ahora me siento más protegida. Y es más rápido: a veces llego antes que mis amigos que vienen en bus». Ella representa a una generación que ha nacido ya con otras referencias, para quienes la sostenibilidad no es solo una palabra de moda, sino, quizá, una exigencia vital.
Continúan las reivindicaciones
Sin embargo, aún quedan muchas sombras por resolver. Colectivos como la Asamblea Ciclista Bahía de Cádiz siguen reclamando una red ciclista continua, segura y conectada. La gran reivindicación –por ahora sin respuesta definitiva– es el carril bici sobre el Puente José León de Carranza, que conectaría Cádiz y Puerto Real de forma directa y segura para ciclistas y peatones. La movilización ciudadana ha sido constante, con bicifestaciones periódicas, y la presión se mantiene en instituciones locales y autonómicas. Mientras tanto, las conexiones entre municipios siguen dependiendo, en buena parte, del transporte motorizado.
También persisten los conflictos entre modos de transporte. Las aceras todavía se ven invadidas por patinetes que circulan a velocidades inadecuadas. Hay ciclistas que no respetan pasos de cebra o semáforos y conductores que siguen viendo al peatón o al ciclista como un estorbo. La convivencia, como toda transición, necesita tiempo.
Y aun así, algo ha cambiado. Ya no sorprende ver a un trabajador en traje de chaqueta sobre una bicicleta plegable, a una madre con su hijo en un asiento trasero camino del colegio, a un repartidor que sustituye la furgoneta por una bici eléctrica. Lo que antes parecía excepción hoy empieza a parecer norma. Cádiz ha entendido, o al menos ha empezado a entender, que moverse diferente no es solo una opción más limpia o barata, sino una opción más lógica.
En la Semana Europea de la Movilidad queda claro, una vez más, que la idea de moverse de otra manera no es una renuncia, sino una forma de ganar libertad. Cádiz, ciudad de mar y viento, avanza hacia una movilidad más suave, más humana, más suya. Y eso, en tiempos de ruido y velocidad, ya es casi una revolución.
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesión