Prisiones Cádiz

Botafuegos, entre las cárceles de España donde más móviles se les incauta a los presos

En la prisión de Algeciras los funcionarios decomisaron 138 terminales el pasado año; entre las tres de El Puerto fueron 60

El sindicato Acaip pide más medios para poder tener un mayor control

Un 'mini-móvil' decomisado en una prisión.

M. Almagro

La tenencia de móviles en las prisiones de España, objeto prohibido en las cárceles para evitar la continuación de los delitos, entre otros motivos, es cada vez mayor. Los funcionarios de prisiones los incautan a menudo, tanto dentro de los centros como en aquellas ocasiones en los que desde fuera alguien los intentan introducir con todo tipo de métodos, hasta usando drones.

Según datos aportados por el sindicato Acaip, el año pasado se decomisaron 2.733 terminales en las prisiones españolas, lo que supone un incremento del 21 por ciento con respecto a las incautaciones realizadas en 2021. En las cárceles de la provincia fueron 198 y de ellos, la mayoría se retiraron en Botafuegos, 138. Así este centro penitenciario fue una de las prisiones donde más se intervinieron de toda España, por detrás de Málaga (195), Estremera, 167 y Albolote, donde decomisaron 157.

«Son elementos muy cotizados entre los internos y existe un mercado negro con los problemas de comportamiento que ello genera», advierte una fuente. «Los trabajadores penitenciarios dedican grandes esfuerzos en el decomiso de estos objetos, la mayoría de los cuales se camuflan fácilmente por su reducido tamaño y escapan a los detectores de metales al ser sus componentes de plástico», advierten desde Acaip.

Y es que estos teléfono, como aseguran desde el sindicato, se pueden encontrar en los lugares más insospechados, por lo que es preciso una requisa exhaustiva de los módulos, lo que requiere del personal necesario y de una formación especializada.

Además hay aparatos que son mínimos, muy pequeños, que hasta se venden por internet. Estos terminales caben en la palma de la mano. Normalmente están fabricados en plástico ya que el metal activa los sensores de los controles de acceso. O si contienen algo metálico son índices muy bajos. Muchas veces son introducidos en las comunicaciones que los presos mantienen con terceros. Pero también en los últimos años se ha detectado la utilización de drones para introducir smartphones de gran tamaño y así se ha demostrado con diversas aprehensiones.

«Esto supone una merma importante de la seguridad de los establecimientos penitenciarios, ya que la presencia de objetos prohibidos perjudica gravemente el normal funcionamiento de una prisión, donde debe primar una convivencia ordenada para poder cumplir con el objetivo de la reeducación y la reinserción», han dicho.

Desde Acaip-UGTi insisten en que es necesario dotar de medios materiales y humanos suficientes para, por un lado, evitar su entrada y, por otro, realizar el control en el interior. Además piden el correcto funcionamiento de los inhibidores y que se adapten a las nuevas tecnologías.

El problema de que los presos mantengan contacto directo con el exterior cuando ellos quieran y sin control ninguno es que los destinatarios de sus llamadas sean personas que trabajan para ellos. Multitud de investigaciones policiales han demostrado que muchos delincuentes han seguido con sus 'negocios' a pesar de estar entre rejas.

Ante la imposibilidad de controlar la entrada de los terminales a los centros, Interior puso en marcha en 2008 un programa para instalar inhibidores. Pero ese plan para impedir las comunicaciones no abarca a todas las prisiones y además, según denuncian, no es del todo efectivo.

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