ENVENENAMIENTOS

La carta abierta de un abuelo al «envenenador» del cachorro de su nieta

Un vecino de Aznalcóllar conmueve a su pueblo en las redes sociales dirigiéndose a quienes dejan cebos con veneno. Uno de estos acabó con Nuka, el cachorro de su nieta

Celia, en el campo con su perra Nuka ABC

A. Otero

«Soy Francisco Mateos Caballero, de 73 años, abuelo de Celia, la niña a cuya perrita envenenaste. Tu objetivo lo has alcanzado, matar a un perro, pobre animal. Pero no voy a describirte este, sino el daño colateral que has causado». Así es la carta abierta de un abuelo de Aznalcóllar que ha conmocionado a su pueblo , en alerta después de que varios animales domésticos fallecieran las últimas semanas presuntamente a causa de cebos envenenados.

A la pequeña compañera de Celia, Nuka, la mató un trozo de chorizo cargado de Aldicarb, un potente pesticida que supone no solo un peligro para estos animales, sino también para las personas y en especial para los niños. Consciente del poder de difusión de las redes sociales Francisco Mateos pidió a su hija que hiciese pública su carta dirigida a quien o quienes estuviesen detrás de estos envenenamientos para que al menos el remordimiento los detenga. En pocas horas ha obtenido centenares de reacciones, muchas de vecinos de este pueblo de 6.000 habitantes.

La ilusión de Celia desde muy pequeña era tener un perro y sus padres le fueron inculcando la responsabilidad que ello suponía y le «aconsejaron» que hasta que no fuese un poco mayor para poder cuidar de un animal no se lo regalarían. Hace poco más de un año llegó el día de su Primera Comunión y con este compromiso también llegó Nuka, una juguetona cachorra de ojos azules .

De sus paseos también disfrutaban otros niños y familiares, lo que lleva a su abuelo a reflexionar en la carta sobre el peligro de estos cebos. «Mi nieta ha paseado su perrita algunas veces con su prima, cuando esta tenía tres años. ¿Tú has pensado que un niño pequeño manipule ese veneno y se lleve las manitas a la boca, con la toxicidad que debes haber puesto para fulminar en una hora a un perro? No solo pones en peligro la vida de los animales y los sentimientos de sus propietarios, estás poniendo en riesgo la vida de algún niño pequeño que accidentalmente manipule tu veneno», relata en el escrito.

El trágico suceso tuvo lugar en la primera semana del mes de octubre, cuando José Librero, padre de la niña, paseaba a Nuka por el camino de la Dehesa dirección al Cortijo Negro. Una zona muy transitada por la que la gente sale del casco urbano del pueblo «a andar, a correr o pasear a sus perros», comenta a ABC Librero. En su caso y pese a la cercanía a su vivienda, no pudieron hacer nada por su pequeña compañera ante la potencia del veneno que más tarde identificarían los Agentes de Medio Ambiente de Andalucía.

José lamenta la dificultad que entraña descubrir quién ha podido ser el culpable. «Ya es difícil dar con quien lleve este veneno, pero incluso en tal caso casi a lo más que se podría llegar es a imputar la tenencia». Por eso, espera que tras este «palo» la carta del abuelo al menos sirva para «remover conciencias». También pide que los vecinos estén atentos, por seguridad, y porque «no se puede permitir que se normalicen los envenenamientos». «Que recuerden que en caso de encontrar un cadáver de un animal no deben tocarlo y tienen que llamar al 062» , finaliza.

Y en su carta, el abuelo Francisco, conteniendo palabras mayores, se despide: «No eres más que un cobarde y una mala persona que amparándote en el anonimato haces este daño a animales y a las personas que quieren a esos animales. Por último, te pido un favor: antes de hacer una cosa así, piensa el daño que causa ».

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