Alcalá de Guadaíra

Ciudad de San Juan de Dios, medio siglo de lucha por la integración

La institución reúne a más de 200 antiguos alumnos para celebrar su cincuenta aniversario

Un grupo de antiguos alumnos en la Ciudad de San Juan de Dios Vanessa Gómez

Alberto Mallado

Esta es una ciudad soñada por un hombre que quiso convertir en materia tangible, no sus anhelos, sino los de otros. Fray Serafín Madrid no volvió la vista ante una realidad que la sociedad entonces arrinconaba y ocultaba. Soñó para las personas con discapacidad física o sensorial toda una ciuda d. Ahora cumple 50 años y para celebrarlo más de 200 de aquellos niños que la inauguraron han vuelto al lugar donde su vida se forjó para siempre en la dignidad.

La Ciudad de San Juan de Dios en Alcalá de Guadaíra, es un proyecto para la integración y el desarrollo. Un concepto muy avanzado para la época y significó un avance enorme en la sociedad española. Hasta las instalaciones de Alcalá llegaban niños y jóvenes de toda España. Y su futuro daba un giro radical al entrar por las puertas.

Ellos mismos lo cuentan ahora con la perspectiva de 50 años y una coincidencia total en la percepción. «Aquí nos dieron dignidad y a partir de ahí va todo», cuenta una de las mujeres que pasaron por sus aulas. En ese todo figura una vida autosuficiente. Uno de los alumnos recuerda como aquí le enseñaban desde hacer la cama a recoger la mesa. Y también un futuro laboral. De aquí han salido médicos médicos, profesores, psicólogos, periodistas, deportistas de élite que han participado en olimpiadas, arquitectos, políticos, magistrados, empresarios, economistas, funcionarios, mecánicos, carpinteros, artistas, cantantes.

Ellos son conscientes de lo que les hubiera esperado de no haber sido por San Juan de Dios. Un antiguo alumno, de los primeros que llegaron, venía de un pueblo muy pequeño de Extremadura. Allí era «el cojo del pueblo». Aquí llegó con 12 años y aprendió a valerse por sí mismo y a ser autosuficiente . Ha trabajado en fábricas deautomoción de Nissan, Seat o Saab y es consciente de todo lo que le ha aportado su paso por San Juan de Dios.

Otro de aquellos niños que entró con 6 años y salió con 27 pudo constatar el cambio con otro chico de su pueblo. También un lugar pequeño, donde había dos personas con minusvalía. Él ha tenido un trabajo y una vida plena. Algo que la otra persona no pudo alcanzar porque no se despegó de su entorno.

La transformación se operaba en materia de formación, en lo físico puesto que el centro se completaba con las instalaciones médicas de Sevilla. Había chicos que llegaban arrastrándose y aquí se les daban bastones y lograban que caminaran. Pero también en la mentalidad. «Lo primero que nos enseñaban era a dejar los complejos detrás de la puerta». Las lecciones de vida eran constantes. «Si ves que se cae algún compañero espera a ver si él puede levantarse, porque en la calle no sabemos si habrá alguien para ayudarlo». Y se les imbuía de una dignidad que era la marca de la casa y el sello de Fray Serafín. Azucena recuerda una vez que iba a salir a pasear por Sevilla y una de las monjas le dijo, «dónde vas así, Maquíllate y arréglate, que tú no eres menos que nadie».

Todos concluyen además con la convicción de que vivir allí fue hacerlo en el seno de una verdadera familia, donde los más grandes cuidaban de los más pequeños. Unos pocos frailes se encargaban de 300 ó 400 alumnos . Pero todos estaban involucrados en el proyecto y tenían la intuición, hoy certeza de que su vida iba a cambiar de forma radical a mejor.

Aquello no fue una obra fácil. Se buscó dinero por toda España, pero Fray Serafín vio que con ese método no se llegaría a cumplir el objetivo, así que comenzó a movilizarse a través de los medios de comunicación, radio y periódicos de la época en toda España.

ABC realizó una tirada especial cuyos beneficios fueron para la Ciudad de San Juan de Dios y que supuso un gran impulso. Si heroica fue la creación de esta ciudad, también lo es haberla mantenido en marcha durante 50 años. No sólo eso, la Ciudad ha crecido y se ha renovado por completo , ofreciendo más servicios y prestando atención a más personas. Afrontando nuevos problemas, siempre dispuestos a atender las necesidades más graves. El valor es una divisa de la casa.

En el encuentro de ayer estaban también tres personas clave en el inicio del proyecto. Alfredo García San Juan era entonces fraile y recuerda cuando la ciudad era un cerro y se dedicaban a quitar piedras de lo que hoy era un campo de fútbol. Alfonso Vera era el médico, que al poco de acabar la carrera se vino aquí a vivir. Tuvo que luchar contra la epidemia de poliomelitis que había en aquellos años y que fue la causa de la discapacidad de muchos de los que llegaban a San Juan de Dios.

Alejandro Rocamora fue otro de los impulsores desde el principio y recuerda la capacidad de trabajo y la determinación de Fray Serafín, al que los tres conocieron. Tuvo problemas con la autoridad y le costó lograr los permisos no veían bien que fuera un centro mixto, elprimero de España. En una ocasión no lo recibían en Madrid y se sentó en la puerta deldespacho correspondiente con un libro bien grande, «mientras no acabe el libro, aquí estaré esperando». Ayer dejaron flores en la tumba de Fray Serafín y se fueron a una hacienda a celebrar la vida, sus vidas, las que la Ciudad de San Juan de Dios les cambió.

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