OPINIÓN

Vivir en Cádiz

«Cuidaros y disfrutar de la esencia gaditana, con controlada satisfacción, respeto y sentido de realidad»

José María Esteban

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No se me iba de la cabeza, tras muchos años, la situación existente. El boquete no cambiaba. Al entrar en esos hogares, las caras de sus moradores nos observaban entre la inquietud del desahucio para apartamentos turísticos y la llegada de una esperanzadora contestación a una petición, cursada hacía muchos años. Esas personas siguen habitando un submundo, que en el siglo XXI no es presentable.

Esta isla en su hábitat posee un recorrido siempre tortuoso e imposible. Sin hacer un relato desde las colonizaciones previas o de los tratantes fenicios, en débiles tierras arenosas, los aterrazados y rellenos fueron situando en las dunas más altas las mejores zonas para su urbanización. Siempre el territorio fue el que fue, ni reducido ni amplio. Apetitoso para pirateos y compuesto de islas grandes subdivididas por canales, que se fueron aterrando poco a poco fundiendo las hermosas partes. El medallón de la chuleta y su gran palo umbilical, se nutrieron de ajustes urbanos sin planes previos. Si los hubo, fueron secuestrados por los intereses de los dueños de los cachos.

La noticia de los centenares de viviendas de Sepides e instituciones locales, la mitad concertada, en Navalips y otros sitios, es un ilusionante sueño que debe ser realidad. Las necesidades de vivir en esta patera histórica siguen siendo enormes. Deben ser atendidas con programas adecuados, equipamientos, ofertas sensibles y la obligación real y verdadera para que la cuota publica se amplíe. Casi todas las promociones que se han edificado en esta ciudad, lo han sido desde lo privado, quedando un exhausto IBI, y huyendo sus beneficios en especulaciones ajenas a este sitio.

Las dos asignaturas pendientes de Cádiz son el empleo la vivienda pública. Un territorio finito, muy goloso por su estratégico sitio, con bellos paisajes marinos y delicados patrimonios, impulsa el acecho de los listillos en grandes oportunidades de venta y resultados económicos. La población de Cádiz merma cada año. Hemos comentado a veces como en breve estaremos en los 110.000 habitantes y bajando. Quien marca el asentamiento es el precio y aquí desde el calcolitico, siempre ha sido exagerado. Si no se ofrecen viviendas asequibles, el valor sigue campando a sus anchas, Las pocas de promoción pública que se han edificado, lo han sido después de muchas luchas políticas y fuertes dilaciones que aburren las listas. Los que han necesitado vivir dignamente, lo han tenido que buscar en Chiclana, San Fernando, Puerto Real, incluso a Jerez, donde los valores están entre la mitad y dos tercios de los Cádiz. El inmediato resultado: la hégira de los habitantes más humildes de Cádiz, hacia una Bahía, pero de diferentes precios.

La noticia de estas más de 800 viviendas sería que todas son de promoción pública. Así se ablandarían los precios, haciéndolos, no solo posibles a los reducidos salarios que aquí se pagan, sino más dignos para el futuro de esta geografía. Es una autentica paradoja y una injusticia que no haya viviendas para todos los niveles. Sigue infestando esta parte del sur del sur, un fatuo negocio sin anclaje de prosperidad.

Cádiz, un exquisito lugar para vivir, donde la delicia se hace realidad en sus habitantes y agradables contornos acuosos, no debe convertirse en residencia de ajenos, ni seguir en manos de depredadores. Estos días de Carnaval donde se denuncia todo a todo grito, la fiesta no puede ser la única responsable de que se quede todo en sus libretos. Cuidaros y disfrutar de la esencia gaditana, con controlada satisfacción, respeto y sentido de realidad.

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