ESPIONAJE

El espía gaditano al que un agente ruso invitó a café tras una persecución de película

JAime rocha, militar, escritor y exmiembro del cni

Jaime Rocha presenta este miércoles 'Alta traición', novela en la que narra cómo fueron los entresijos de las acciones para deponer al general Manglano al frente de CNI

Jaime Rocha, con su último libro, 'Alta Traición', en su casa. Nacho Frade
Andrés G. Latorre

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Encontrar un hueco para hablar con el Capitán de Navío Jaime Rocha (Larache, 1942) es más fácil y más difícil de lo que parece. Es sencillo por el trato afable y cercano de quien es conocido en Cádiz por su activa presencia en la ONG Madre Coraje. Pero es difícil por la gran cantidad de entrevistas y que está ofreciendo en estos días con motivo de la publicación de la que es su tercera novela 'Alta Traición'. En ella, desglosa cómo fue el proceso interno dentro del entonces CSID (hoy CNI) para provocar la salida de quien fuera su director general, el general Emilio Alonso Manglano. Este miércoles, en el Club Náutico, presentará su nuevo libro

Éste es su tercer libro sobre el servicio secreto, ¿le quedaban cosas por contar?

(Ríe) Pues parece que sí. Los tres libros son distintos., cambian situaciones (aunque haya algún que otro tema que se relaciona con las novelas anteriores) y personajes aunque me mantengo como protagonista. El de 'Alta traición' es Julián Roch, uno de los alias que utilizaba en el servicio. Pero siguiendo con tu pregunta, te diré que el proceso no ha sido intencionado. El primer libro, 'El Dorado Canyon', lo escribí para mi familia. No tenía intención de publicarlo, quería sólo que los míos supieran lo que hacía cuando me iba de viaje. Pero Ángel Expósito y Jesús Maeso me animaron a publicarla. Como el libro funcionó tan bien, la editorial me preguntó si no tenía más historias para contar, que era de los pocos autores que publicaba sobre espionaje español. Así que publiqué 'El Muro', escrito durante la pandemia y que trata sobre mi periplo en Checoslovaquia...

...y también durante la pandemia va escribiendo 'Alta Traición'.

Aquí el motivo cambia un poco. No son sólo vivencias, también lo escribí por un motivo más íntimo, como fue reivindicar la figura del general Alfonso Manglano. Hablé con la familia del antiguo director general de la Casa (así es como se llama, de manera interna, al Centro Nacional de Inteligencia), con el hijo y las hermanas y les dije que quería reivindicar su figura y su obra.

¿Por qué Manglano fue tan importante en la historia del CNI?

Fue quien hace que el entonces CSID pasara a ser un servicio moderno. Antes de él no había nada estructurado, no teníamos ni sede. El ministro Oliart le encargó que estuviera vigilante para que no se produjeran nuevos golpes de estado. Es él quien marca un organigrama claro en el CSID y el que establece que el órgano sólo reporte y responda al Gobierno de la nación.

Traición en el servicio secreto español

Por seguir con el tema... ¿por qué y cómo se produce esa alta traición que da nombre al libro?

Porque Manglano era un hombre muy estricto, muy rígido en el cumplimiento del deber. Cuando hubo intentos de personas externas de utilizar el servicio de inteligencia para su favor, él los cortaba. Y eso le granjeó enemigos. En el año 86, ya prepararon una campaña brutal contra él en los medios de comunicación que pretendía mostrar que todo lo relacionado con el CSID era un desastre. El objetivo era poner a un civil en el mando. Hubo un intento de motín, por así decirlo, pero se localizó y se desmanteló. Pero en el año 95 ya le juzgaron por unas escuchas y le condenaron. Meses después, fue absuelto de los cargos, pero el daño ya estaba hecho. Tanto él como el entonces ministro de Defensa habían sido destituidos. Yo estuve tres años en su gabinete y sabía que era un hombre rígido y honesto. Tras su marcha, nadie volvió a decir nada de él. Sólo Felipe González tuvo palabras de apoyo para el general.

Usted ha trabajado para el CNI, ¿qué límites se impone a la hora de escribir de determinadas misiones?

Mis límites están más relacionados con las personas que con las operaciones. Las situaciones son reales, pero los nombres –incluso los de los enemigos– están modificados, no me parece ético airear la identidad de quienes están trabajando. Como se suele decir, en las novelas valgo más por lo que callo que por lo que cuento.

Imagen - «A la hora de escribir sobre espionaje, mis límites están más en las personas que en las situaciones»

«A la hora de escribir sobre espionaje, mis límites están más en las personas que en las situaciones»

Creo que con algún enemigo vivió una aventura muy interesante aquí en Cádiz

Sí. Tuvimos una persecución por las calles de Cádiz de un agente del KGB al que estábamos siguiendo. No podíamos detenerlo, pero sí queríamos saber si tenía algún documento revelador o quiénes eran sus contactos aquí. Lo localizamos en el muelle y protagonizamos una persecución a toda velocidad por la Cuesta de las Calesas, la avenida y, a la altura de la calle Trille, se metió a contra marcha y nos despistó. Fuimos al aeropuerto, sospechando que estaba allí y, efectivamente, estaba en la cafetería. Me senté a su lado disimulando, por si sacaba algún documento o se dejaba algo... pero no lo pillé. Cuando fui a pedir la cuenta el camarero me dijo: «su café ya lo ha pagado ese señor». Lo miré y le dije «spasiva» (gracias, en ruso).

¿Cómo ha ido la venta de sus dos primeras novelas?

Cada pocos meses, me actualizan las ventas y ya se acercan a los 10.000 ejemplares. El primero ha sido traducido al inglés y el segundo se está traduciendo. Están en 56 países. Curiosamente, en Cádiz parece que no se enteran de la importancia estas ventas. Llevo 35.000 kilómetros en coche para actos relacionados con los libros y he concedido más de 200 entrevistas. Creo que una de las claves del éxito es que había ganas de leer libros de espía no sólo en español, sino sobre casos de nuestra historia.

¿Ha encontrado reticencias en el servicio secreto con la publicación de sus libros?

Al revés. Como precaución, antes de publicar los libros los envío al CNI por si se estuviera dando algún tipo de información comprometida. No sólo no me han tocado ni una coma, sino que me han animado a seguir publicando.

Quizá el más expuesto sea usted, de los pocos de los que se conoce su identidad exacta.

Sí, pero la mayor parte de la información que refiero es de hace más de 30 años. Y no creo que nadie venga a buscar a un anciano de 80 años a Cádiz por una deuda pendiente (ríe).

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