El ganadero, víctima de «Igor el Ruso», guio esa misma mañana a la Guardia Civil en la búsqueda
Iranzo y los agentes se separaron y estos fueron al cuartel a preparar la gran batida del día siguiente
José Luis Iranzo , que murió el pasado jueves abatido por los disparos del serbio Norbert Feher , junto a su casa de campo de Albalate del Arzobispo (Teruel), había guiado a la Guardia Civil esa misma mañana en la búsqueda del criminal por su gran conocimiento del terreno. A Feher, conocido también como «Igor el Ruso» entre otras identidades falsas, le buscaban desde que el día 5 de diciembre disparó contra dos vecinos de la zona de 73 y 42 años al sorprenderlo en la masía del primero.
Cuando acabaron el reconocimiento el jueves, los agentes e Iranzo se separaron. Los guardias se dirigieron al cuartel para planificar la gran batida prevista para el día siguiente, según confirma la Dirección General del Instituto Armado, mientras que el ganadero se fue a su casa de campo con su padre. Fue allí, en el cuartel donde los funcionarios recibieron el vsiso de que se habían oído disparos en una masía próxima a Andorra. Seis agentes se desplazaron al lugar junto a otro vecino de la localidad. Por el camino, como informó ABC, vieron un vehículo (la pickup de Iranzo) con las luces encendidas por lo que dos agentes (Víctor Romero y Víctor Caballero) se acercaron a comprobar el coche, mientras el resto continuó hasta el lugar donde se habían oído los disparos.
Como no había nada extraño, los cuatro guardias y el vecino regresaron a la zona donde habían visto el coche. Allí encontraron la tragedia, de golpe: el coche patrulla y a sus dos comapñeros alcanzados por arma de fuego. A ambos los trasladaron al centro de salud de Andorra, pero el asesino no había fallado.
Secuencia agónica
Mientras se producía esa secuencia agónica entre los hombres de verde, otra patrulla que había acudido a apoyar a los seis iniciales ante la psicosis que se había extendido por la comarca debido a los robos del ladrón armado, inspeccionó la casa de José Luis Iranzo. Allí estaba tendido, sin vida, el joven que horas antes se había despedido de ellos mientras trataban de dar caza al ladrón de cortijos. Había otra persona en las inmediaciones de la finca: el padre de Iranzo, ajeno a lo que había sucedido y, por supuesto, al asesinato de su hijo. Iranzo, padre, fue sacado de la zona en medio de la incertidumbre sobre el paradero del asesino.
Lo siguiente fue la caza del criminal. La Guardia Civil estableció un dispositivo gigante de reconocimiento y controles, una operación «Jaula» en mitad de caminos y carreteras horas antes ajenas al peligro con todas las Unidades disponibles de Teruel y otras provincias. Como se sabe, pasadas las dos de la madrugada el serbio despiadado fue hallado cerca del coche de Iranzo, con el que había tenido un accidente, en la carretera que une Mirambel y Cantavieja (Castellón). Llevaba las dos Beretta robadas a los guardias antes de asesinarlos y otras dos pistolas: una tercera Beretta y una Smith.
Ya ha pasado una noche en la prisión de Teruel. Allí lo mandó la jueza de Alcañiz por tres delitos de asesinato y dos homicidios en grado de tentativa. Poco antes declaró ante la jueza Lamela por videoconferencia. La Guardia Civil llevaba tras él desde el 5 de diciembre buscándolo con helicóptero, perros, patrullas de seguridad ciudadana y agentes de Policía Judicial. Pero la gran batida iba a ser el 15, con unidades desplazadas expresamente a Teruel para el rastreo del hombre sin rostro que robaba manzanas, pan y toda la comida que encontraba a su paso. Horas antes, «Igor el Ruso» asesinó a todo el que se cruzó en su camino.
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