Una marea de «spotters» fotografían el aterrizaje de un avión en el Adolfo Suárez Madrid-Barajas
Una marea de «spotters» fotografían el aterrizaje de un avión en el Adolfo Suárez Madrid-Barajas - alberto ferreras
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«Spotters»: «cazadores» de aviones o el arte magistral de fotografiarlos

ABC se cuela en la sexta edición del «spotting day» en Madrid, un evento que ha reunido a 150 fotógrafos de varias nacionalidades en busca de los aviones más atractivos

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Avistan su objetivo, al que acechan durante horas como auténticos depredadores. Tras divisarlo, se aproximan, apuntan y, sin contemplaciones, disparan en una momento que tan solo dura unos segundos, de oro, y que recuerda a los pistoleros del antiguo oeste. Se sitúan a pie de pista, en medio de una multitud que desaparece del foco ante la llegada del «pájaro de acero». Son «spotters» -en inglés, observadores- y son aficionados a la fotografía aeronáutica.

«Cazadores» de aviones han acudido a la sexta edición del OpenDay en el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas. La cita abarcaba diez horas intensas: desde las 08.00 hasta las 18.00 horas, evento al que han acudido 150 fotógrafos, tanto españoles como extranjeros procedentes de diferentes rincones del mundo como Portugal, Reino Unido o Perú, para disfrutar capturando imágenes únicas en un evento que se celebra solo una vez al año. El resto de los días lo hacen en las zonas aledañas.

«Fíjate en este. ¡Qué maravilla! Este modelo es de Ryannair», irrumpe, seguro, Alfonso. «No, este está alquilado por Iberia», precisa Alfonso, ambos integrantes de la Asociación Aire, quien organizaba la jornada con la colaboración del Aeropuerto y de Iberia. Su hobby pero, sobre todo, su dilatada experiencia les ha permitido explotar unos conocimientos especializados de pilotaje. Una destreza extraordinaria al alcance de muy pocos.

Turismo aeronáutico

Es una actividad que genera turismo aeronáutico; los más apasionados viajan por el mundo solo para capturar nuevos modelos. Tienen una vista prodigiosa. El ímpetu con el que cargan sus sofisticadas cámaras recuerda al de los soldados con sus fusiles en el ejército. Mientras, ellos otean, insaciables, el horizonte del aeropuerto durante varias horas en busca de lo «raro».

Canarias, Valencia, Barcelona, Málaga o A Coruña han tenido su representación en el evento. Uno de sus «spotters» más ilustres es Antonio, de 60 años, quien lleva desde 1971: «Acceder al aeropuerto era impensable hace 40 años». «El único continente que me queda es Australia, aunque no llego al extremo de ir solo para fotografiar aviones», puntualiza. De su colección, destaca los aviones especiales de aquella la época, en blanco y negro y a color. «Han cambiado mucho las cosas. Ahora se ha reconocido la afición», matiza.

Origen

Este pasatiempo surgió en el siglo XIX en Inglaterra. Las personas iban a las estaciones de trenes para apuntar los horarios y los modelos de los ferrocarriles. Más tarde, la llegada de los aviones y la fotografía permitió dejar constancia a través de valiosas instantáneas. Una afición cuyo objetivo abarca aviones, trenes, barcos o coches, entre otros. El «spotting» goza de gran reconocimiento fuera de nuestras fronteras, mientras que aquí su popularidad está cada vez más en alza.

Montse Pin, presidenta de la Asociación Aire, recuerda una anécdota curiosa: «Hace cinco o seis años, estábamos en el aeropuerto de Albacete fotografiando a los aviones militares de la OTAN y un helicóptero de la Guardia Civil descendió para preguntarnos qué hacíamos allí. Les hicimos una foto y se la hemos hecho llegar hace poco. Aún lo recuerdan», señala entre risas.

Tipología

Es una afición predominada por el género masculino. Para esta edición, han acudido solo seis mujeres y Sandra, de 22 años y estudiante de FP, es de las pocas privilegidas presentes. «Es mi primera vez», asegura con una sonrisa de oreja a oreja. «Repetiría. Más tarde, subiré mis fotos a Aviation Corner. Es lo que hacemos».

Miguel Ángel lleva 17 años en AENA y entiende esta pasión. «Un día como hoy no se trabaja; se disfruta tanto como ellos», dice.

Casualmente, también encontramos a Alberto, el chico más joven (16 años), quien anima a la gente a practicar este hobby. «En el colegio me ven como un bicho raro; aquí, soy uno más».

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