Carrera de caracoles en la localidad soriana de Peroniel del Campo
Carrera de caracoles en la localidad soriana de Peroniel del Campo - foto: ical

Tiene el oficio más raro de España: alimenta a mariposas y doma caracoles

ABC.es ha buscado las profesiones más raras, sorprendentes y llamativas del país. Gana por goleada la de un murciano de 28 años, que comenta a qué se dedica cada vez que puede porque es un buen gancho para «ligar con chicas»

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Más del 55% de los votos de los lectores que han participado en el último y sugerente concurso de ABC.es han ido a parar a la saca de un único muchacho, que prefiere ser prudente y mantener cierto anonimato por temor a su jefe, pues éste siempre «ve las orejas al lobo» sobre su empresa innovadora y no quiere que ninguna otra le «robe» un trozo del pastel. C.F.M. nació en una población murciana, tiene 28 años y ganó esta iniciativa al confesar que ejerce en su día a día de «cebador de mariposas y domador de caracoles». Lo cierto es que es un trabajo de no muchas más de 4-5 horas al día y bien remunerado, así que se podría decir que este joven lo tiene todo en su oficio.

«Trabajo en una empresa que se dedica básicamente a dos ramas: criar insectos («gusanos» que cuando se convierten en mariposa son «disecados» y enviados a Japón ) y la cría de caracoles para la cocina», desgrana el ganador. C.F.M. acumula ya tres años en esta empresa, en la que fue contratado inicialmente como ingeniero experto en automatización para montar y diseñar la instalación más precisa y crear el microclima más apto para el cuidado de los gusanos. Eso solo fue el comienzo de su carrera: junto a responsabilidades mayores, ahora se vuelca en diversas tareas, desde «dar de comer a los insectos, hasta hacer de traductor del inglés, diseñar instalaciones, regular las temperaturas y programar el microclima adecuado, mantener la humedad, hacer el control de calidad y de plagas a los caracoles para certificar que son aptos para el consumo humano, etcétera».

Realmente la «miga» que tiene su trabajo no queda mitigada con la definición que emplea de forma más campechana para que, entre amigos, sepan de qué habla: «Cebo mariposas». En realidad, se trata de un proceso por el que las alas de mariposa se usan para fabricar dispositivos electrónicos, fotosensores o células fotovoltaicas. Esto se hace combinando las alas con nanotubos de carbono. De esta manera se consigue como un «híbrido» entre naturaleza y tecnología que da lugar al dispositivo electrónico en sí, comenta el titular de este trabajo. Prosigue desenmarañando la complejidad de su quehacer: «Domar caracoles básicamente consiste en hacer el control de calidad y de plagas para que todo esté correcto para su consumo humano. Lo más complejo en este punto es mantener la instalación para el cuidado de los gusanos desde cero, porque el microclima tiene que ser perfecto y a veces por cortes de luz o desgracias se han perdido muchos ejemplares».

«Captas la atención de la gente»

Este ingeniero comenta con cierta guasa una coyuntura muy usual: «Cuando conozco a alguien que me pregunta en qué trabajo siempre respondo que soy "cebador de mariposas y domador de caracoles" para llamar la atención de la gente. Cuando empiezas una conversación en un bar con una chica siempre hay muchas risas al principio, es un tema que sirve para ligar. Luego lo explicas detalladamente y no es tan exagerado como suena». Lo cierto es que este joven de 28 años ha ganado el concurso precisamente porque sí ha cautivado al lector. Para él, «la empresa tiene futuro» (entre otros razonamientos, porque «los japoneses pagan bien» la cría de mariposas y gusanos), aunque piensa desviar el suyo propio hacia la creación de una empresa propia y de un área con una vertiente bien distinta a la que le ocupa en la actualidad. Solo ha sido en el país nipón donde este joven ha visitado una empresa que se afana en el mismo desempeño, si bien -afirma- los criaderos de caracoles ya proliferan en España.

Y a la pregunta de por qué sigue en esta entidad, esgrime argumentos que sí suenan: «Normalmente trabajo menos de lo normal, 4 o 5 horas a lo sumo excepto el mes en que salen las crisálidas y se convierten en mariposas que hay que tener un cuidado especial antes (y durante) de ser "disecadas" . Pero está bien pagado y ese es el motivo por el que continúo en la empresa». «Soy ingeniero industrial especializado en automatización. Y no, nunca pensé que acabaría "cebando mariposas" y "domando caracoles". ¿Pero eso es lo bonito de la vida, no?», ultima.

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