Feijóo y Vázquez, intercambiando saludos y sonrisas una vez rematado el desayuno informativo
Feijóo y Vázquez, intercambiando saludos y sonrisas una vez rematado el desayuno informativo - m. muñiz

Feijóo atribuye la «parálisis» de los alcaldes de las Mareas a su «miedo a gobernar»

El presidente de la Xunta advierte que Galicia se rebelaría si se intenta privilegiar a Cataluña frente a otras regiones

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Una variante del «síndrome de Peter Pan» atenaza a los alcaldes populistas en Santiago, La Coruña y Ferrol, según Alberto Núñez Feijóo, un «miedo a gobernar» que explicaría la «parálisis» y «falta de decisión» que caracteriza estos cien primeros días de sus respectivos mandatos. El presidente de la Xunta se mostró contundente contra los regidores de las Mareas salidos de las últimas elecciones, a los que reprochó que sigan instalados en actitudes más propias de la oposición: «vivir libres de cualquier responsabilidad, señalar problemas, protestar contra ellos y dar medidas tan urgentes como imprecisas».

Durante un desayuno informativo celebrado ayer en Santiago, Núñez Feijóo contrapuso la actitud de su Ejecutivo de «no tener miedo a gobernar la crisis» a la actitud de «algunos concellos» donde se «maquilla» la inacción «con alardes simbólicos», cuyos alcaldes están «sobrepasados» porque «una cosa es predicar y otra bien distinta dar trigo».

En la mesa presidencial atendía a su intervención uno de los aludidos, el regidor compostelano, Martiño Noriega.

«El político que decide optar a responsabilidades públicas ya no puede ser un activista que responde solamente a su grupo de seguidores, o se rige por prejuicios contra determinadas tradiciones, entidades asistenciales o incluso colores», dardos dirigidos a los tres nuevos jinetes del rupturismo municipal. A su juicio, esta es una etapa inicial «que confío sinceramente que se supere y dé paso a esa fase de gestión, quizás menos vistosa pero fundamental para que los pueblos prosperen». El barón gallego admitió que «gobernar no siempre es algo grato», pero «la historia nos propone encrucijadas que reclaman gobernantes sin miedo a cumplir su deber».

Cataluña

Precisamente, para Núñez Feijóo la motivación primera del desafío secesionista catalán es el «miedo a gobernar» de Artur Mas, que vende «sueños en lugar de gestión». Tras huir del «escenario guerracivilista» que dibujan los soberanistas y llamar a abordar el problema desde la «moderación» y activando «la red de afectos» con los ciudadanos catalanes, Feijóo advirtió que la solución no pasa por «indefiniciones» ni en debates sobre posibles privilegios fiscales a Cataluña. En un mensaje directo al discurso de Pedro Sánchez, Feijóo lamentó que se emplee el federalismo «como piedra filosofal» cuando apenas consiste «en llamar de otra manera a lo que ya hay».

Ante la ausencia de «recetas mágicas», advirtió que Galicia estará «atenta a cualquier tipo de privilegio» que se pueda dar a Cataluña, porque concederlo «es quitarle algo a los demás». «Si alguien quiere aprovecharse para incluir en el estado autonómico asimetrías que afectaran a los derechos o al bienestar, Galicia volvería a hacerse oír con la nitidez de la razón», como ya sucedió con el «aldraxe» del primer Estatuto de la Transición.

Cien días de gobiernos populistas

Hernández:«¿Dónde está el plan local de emergencia social?»

Santiago. «Las únicas medidas que se le conocen al nuevo gobierno de Compostela Aberta son la aprobación de los festivos, impedir el debate de asuntos presentados por los grupos de la oposición y la retirada de ayudas a colectivos desfavorecidos argumentando motivos ideológicos». Así resumió ayer el exalcalde popular Agustín Hernández los cien primeros días de Martiño Noriega al frente del Ayuntamiento de Santiago, tiempo en el que «dejó de ser una ciudad activa». Se preguntó por diversas promesas electorales:«¿Dónde está el plan municipal de atención y emergencias sociales? ¿Dónde el plan de accesibilidad, el consello de política social o el plan de señalización, el desbroce y la conexión de telefonía e internet en el ámbito del rural?». En su opinión, la nueva corporación «confunde normalidad con parálisis» y le reprochó la paralización de varias obras y «que se apropie en su balance de proyectos, obras y convenios que el PP impulsó».

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