Exteriores de la vivienda del fallecido
Exteriores de la vivienda del fallecido - efe
suceso en ponteareas

La autopsia del batería de «Los Piratas» revelará si el arma se disparó tras un forcejeo

Un sanitario corrobora la versión oficial aportada por los guardia civiles y dice que el músico sí se abalanzó contra ellos armado con un cuchillo

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El relato de lo que sucedió en la vivienda del exbatería del grupo «Los Piratas» minutos antes de su muerte el pasado miércoles sigue siendo un enigma dos días después del trágico suceso. La versión de los agentes de la Guardia Civil que se personaron en el lugar tras recibir un aviso por un presunto caso de violencia de género no acaba de concordar con la del testigo del disparo que acabó con la vida de Javier Fernández. Tampoco coincide con el testimonio de la viuda del músico —en el exterior de la casa en el momento del tiro— y que pocas horas después de su muerte publicó un mensaje en las redes sociales aclarando que «Hal (el apodo de su pareja) era la persona más cariñosa del mundo».

«Nos amaba con todo el corazón, al bebé y también a mí. Jamás fue un maltratador, éramos completamente felices», reza la entrada colgada ayer en el perfil de Facebook de Andrea Montes.

En el centro de la polémica sobre lo que pasó en el interior de la vivienda de la pareja de Ponteareas —que tenía un bebé de dos meses— está el desencadenante del disparo mortal. Aunque por el momento no ha trascendido el contenido del atestado policial, el testimonio de los efectivos del Instituto Armado indica que el fallecido estaba atrincherado con el menor en la casa en un estado de nerviosismo extremo. En ropa interior, los guardias explican que uno de ellos fue agredido por el músico en el rostro con un objeto punzante. Es en este punto donde una y otra versión se bifurcan.

Restos de pólvora

Según los dos guardia civiles, el presunto maltratador intentó volver a agredirlos armado con un cuchillo de cocina y fue en ese impasse de tiempo cuando se efectuó el disparo mortal. Las circunstancias en las que se produjo las deberá aclarar la autopsia del cadáver, que determinará la distancia desde la que se le disparó a Javier Fernández y la trayectoria de la bala. En caso de que el proyectil trazase un movimiento de arriba a abajo, el disparo podría haberse producido durante un forcejeo. También deberán tenerse en cuenta los restos de pólvora hallados en el cuerpo de la víctima, que ayudarán a ubicarlo con respecto a la posición de los agentes.

«Le dio una bofetada»

Sobre los tensos segundos que se vivieron antes de que se produjese el impacto, el testigo presente en la escena niega la agresión y asegura que cuando vio que el guardia preparaba su arma lo advirtió de que el Javier estaba en tratamiento psiquiátrico con un «¿Dónde vas? ¡Que está enfermo!». No obstante, a última hora de ayer trascendía que había un sanitario más en la misma sala y que éste declaró que el músico se abalanzó sobre los agentes, corroborando la versión oficial.

El abogado del testigo y de la viuda, Gerardo Gayoso, confirmó este jueves que «a la Guardia Civil se le dijo que Javier estaba enfermo y que, posiblemente por falta de medicación, sufrió un brote psicótico». El letrado también descartó que el fallecido hubiera amenazado con «cortarlos a todos en trocitos», tal y como trascendió en algunos medios. La información remitida por la subdelegación del Gobierno en Pontevedra tras el suceso también contemplaba una agresión a su mujer que ella misma negó en su publicación de Facebook. Sin embargo, la madre de Andrea Montes reconoció a los medios que su novio le dio «un bofetón» a su hija y que ella «quedó muy impresionada por lo ocurrido porque era la primera vez que pasaba algo así».

Familiares y amigos del mítico exbatería confesaron que sufría episodios de agresividad cuando no estaba bajo tratamiento psiquiátrico. «Lo que se podía resolver con una pastilla se solucionó con una bala», llegó a afirmar uno de los exmiembros de la conocida formación musical, en referencia a la decisión del psiquiatra del fallecido, que le retiró la medicación que llevaba diez años tomando por un trastorno bipolar justo en el momento en el que fue padre. «Cuando nació el bebé Javier se puso muy nervioso porque la madre tuvo un parto muy malo y casi pierde la vida», comentaron unos vecinos del lugar, que niegan que la pareja discutiese o que se oyesen gritos. La viuda también reprochó en las redes sociales la decisión médica que dejó a su pareja sin tratamiento para la dolencia psiquiátrica que sufría, por lo que no descartan pedir responsabilidades: «Su enfermedad era crónica y tenía que estar bajo tratamiento».

Sin antecedentes

A espera de que la Guardia Civil remita el atestado al juzgado de instrucción de Ponteareas para que se pueda abrir el caso, fuentes cercanas aseguran que ninguno de los dos agentes implicados en la muerte tiene antecedentes por conductas agresivas.

Muy afectados por lo sucedido, los familiares de Javier Fernández exigen que se dé traslado del caso al juzgado de Ponteareas «cuanto antes» para que se pueda esclarecer qué sucedió. Opinan que hubo una «mala praxis» por parte de los guardias y que el músico se puso «mucho más nervioso al verse acorralado».

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