Rueda y Feijóo, este martes durante la sesión parlamentaria
Rueda y Feijóo, este martes durante la sesión parlamentaria - m. m

PP y PSOE ensayarán un consenso con el Reglamento del Parlamento

Los populares se abren a negociar un texto socialista sobre las normas de la Cámara gallega

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El portavoz del grupo popular, Pedro Puy, anunció ayer al final de su intervención en pleno que la mayoría parlamentaria iba a votar sí a la iniciativa socialista para iniciar los trámites conducentes a la reforma del Reglamento de la Cámara. La justificación del sentido del voto del PP estuvo precedida de un aluvión de datos del portavoz sobre la predisposición del grupo mayoritario a «favorecer el debate» y el funcionamiento de los mecanismos de control en la sede representativa. Sin ir más lejos aludió al orden del día del último pleno para cifrar en un 80 por ciento el número de iniciativas introducidas a propuesta de los grupos de oposición, frente al 20 por ciento que corresponde a la mayoría política de la Cámara.

Tras poner los datos sobre la mesa, Puy recordó que tras los movimientos en el grupo AGE y la constitución del grupo mixto «la situación se está volviendo insufrible y es totalmente anómala en derecho comparado», en referencia a la duración de las sesiones. Y concluyó que promoverá un «acuerdo lo más amplio posible con las fuerzas de oposición».

Previamente, y tras una digresión académica sobre la función representativa, el portavoz socialista, José Luis Méndez Romeu, justificó la necesidad de «mejorar los mecanismos de funcionamiento, potenciar la función de control del gobierno y favorecer la comparecencia de personas de la sociedad civil en los trámites del Legislativo».

Los principios fueron asumidos por todos, pero el BNG estuvo especialmente severo. Francisco Jorquera concluyó que «el PP, con la complicidad del PSdeG, pretende aprovechar la reforma para revestir con forma reglamentaria los recortes de esta legislatura». Finalmente votaron en contra. Desde AGE, Xosé Manuel Beiras calificó al Parlamento como «un organismo muerto». Este análisis mereció el reproche del socialista Méndez, quien le espetó: «Si yo tuviera la sensación de que estamos ante un organismo muerto, dimitiría inmediatamente». Algunos populares aplaudieron al socialista, pero Méndez respondió: «Lo último que necesito son sus aplausos».

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