Yolanda Jácome, candidata del PSdeG en Parada de Sil, con vecinos de la residencia Luces do Sil
Yolanda Jácome, candidata del PSdeG en Parada de Sil, con vecinos de la residencia Luces do Sil - brais lorenzo

Alcaldes para todas las edades

Santiago Amor gestiona un oasis: un municipio, Ames, repleto de jóvenes en un noroeste que envejece cada día. En Parada de Sil, Yolanda Jácome tiene el reto de reflotar los peores números

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Entre Ames y Parada de Sil hay más de 150 kilómetros, pero esa no es la mayor distancia entre ellos. El municipio coruñés es casi un espejismo: es el que tiene la población más joven de una Galicia envejecida. El concello orensano es el arquetipo del problema demográfico de la Comunidad y, según los últimos datos del Instituto Galego de Estatística (IGE), tiene el índice de envejecimiento más elevado de los 314 ayuntamientos. Se considera que cuando ese indicador rebasa el número cien hay un problema. En Parada de Sil es de 1337,9. En Ames, de 46,5. Esas cifras marcan el presente y condicionan el futuro y... el programa electoral.

Yolanda Jácome, ingeniera de Telecomunicaciones de 33 años que en la actualidad no ejerce como tal, quiere asumir el reto de frenar esa sangría de población.

Entra de lleno en política, que le gustó desde niña pero en la que nunca ha participado activamente, para sustituir a Francisco Magide, el actual alcalde socialista. La localidad tiene hoy unos 600 habitantes censados, «pero la mitad no vive permanentemente y la mayoría tiene más de 80 años», explica a ABC.

No hace tanto eran el doble de vecinos, pero el relato del declive y el exilio es el compartido por muchos pueblos: «La pérdida de población y el envejecimiento ha sido progresivo. Va muriendo gente y hay trabajos que se han ido acabando al no haber población. Los jóvenes se han ido a estudiar fuera, han encontrado trabajo y lo tienen como lugar de segunda residencia para los fines de semana. No hay trabajo y Orense no está cerca, hay unos 45-50 minutos». La propia candidata del PSdeG reside hoy en Vigo por cuestiones laborales, aunque si es elegida pedirá una excedencia para trasladarse a Parada de Sil, donde nació.

El turismo como flotador

Está convencida de que la calidad de vida es mayor en el rural. De hecho, ve las ciudades como «una cárcel». Quien sigue ahora en Parada o es jubilado o trabaja cuidándolos en la residencia o en algún negocio de hostelería. El sector turístico, que de marzo a noviembre da mucha vida a este entorno, será una de las prioridades de Jácome si gana este domingo: «Quiero impulsar empresas, apartamentos rurales, mejorar negocios de hostelería y hacer alguna industria relacionada con la castaña, que es un producto muy importante en la zona y con transformación puede hacerse extensivo todo el año».

Nada tiene que ver lo descrito con Ames, donde el actual alcalde, el popular Santiago Amor, opta a la reelección mientras la población sigue aumentando. No lo hace al ritmo anterior a la crisis, en el que cada año llegaban unos mil nuevos vecinos, pero sí a 300-500 en estos momentos. El crecimiento —desde unos 8.000 hasta 30.300— se inició en los noventa al saber responder a las necesidades de millares de familias que trabajaban en Compostela. Lo que comenzó como «un lugar sólo para residir» cuenta hoy ya con generaciones de amienses que se han criado en el concello «y se consideran de aquí. Ese es el reto que tenemos que abordar ahora: que esa población siga viviendo en Ames y cree familias».

Para ello, y pese a que el presupuesto se hace con 5 millones de euros menos que hace un lustro, no queda más remedio que seguir apostando por políticas sociales. Existen comedores municipales en los colegios que atienden a miles de niños y una programación desde el desayuno hasta que los alumnos regresan a casa por la tarde. «Tenemos una nutricionista en el ayuntamiento, escuelas deportivas municipales y una de música, y cada año sube el número de usuarios. En un momento donde la construcción urbanística ha pegado un bajón y el ayuntamiento deja de ingresar dinero por este tipo de licencias, incluso está devolviendo algunas, los recursos económicos se destinan a conciliación y a servicios educativos y sociales», expone Amor, que dedica la campaña a explicar a los vecinos que cuando llegó, «el ayuntamiento estaba al borde de la quiebra. Se pagaban las facturas a casi 300 días. Ahora, a unos 60 y bajando».

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