El secretario de organización del PSOE, César Luena; con el líder de los socialistas gallegos, Gómez Besteiro
El secretario de organización del PSOE, César Luena; con el líder de los socialistas gallegos, Gómez Besteiro - efe

El números dos del PSOE rechaza ante Besteiro a los imputados en las listas

César Luena marca distancia con los investigados, pero evita citar a Orozco

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Las visitas de los dirigentes federales del PSOE a Galicia casi siempre son amargas. Los éxitos electorales no acompañan al PSdeG y la situación de muchos dirigentes del partido coloca en una posición incómoda a los líderes renovadores del PSOE. Ocurre que el secretario general del Partido Socialista, Pedro Sánchez, y su escudero, César Luena, parecen olvidar que los socialistas gobiernan desde hace años en algunas ciudades y que su mensaje estrellla de «ser socialista, es hacer» presenta complicaciones.

La gira de fin de semana del número dos de Sánchez por las provincias gallegas ha servido para comprobar cómo no todo es nuevo. Luena, ante el secretario general del PSdeG, José Ramón Gómez Besteiro, y ante el alcalde de Vigo, Abel Caballero, ha señalado que «lo que le gustaría al PSOE y en lo que trabajará» es en que «no haya imputados en las listas de las municipales».

Sin embargo, la realidad es que el alcalde de Lugo, Xosé Clemente López Orozco y el concejal de Vigo, Ángel Rivas, tienen la condición procesal de imputados. Ninguno de los dos tienee una intención inmediata de abando-nar y esta circunstancia favorece laa modulación del discurso del PSOE que adapta las exigencias éticas a las circunstancias del caso y lugar. Luena subrayó que el Código Ético del PSOE sólo exige el abandono cuando el instructor de una causa dicta la apertura de juicio oral.

Código Ético

En todo caso, y con matices, el dirigente del PSOE vuelve a decir que no están dispuestos a recibir lecciones y recuerda que «los socialistas somos el único partido que ha metido en un reglamento de obligatoria firma para todos la tipificación de cuándo se deja de pertenecer al partido y cuándo se tiene que abandonar un cargo» para concluir señalando: «Tenemos el compromiso claro de que todo aquel que es claramente corrupto no está en el partido, al contrario, lo echamos».

La gira de fin de semana de Luena, acompañado de Besteiro, seguido por su predecesor en la Organización, José Blanco, y recibido por el socialista gallego con más poder, Abel Caballero, sirvió para mostrar que en el PSdeG parece que todo va bien. De alguna forma, las úlceras en el seno de la formación son una constante y se trata de vender que el PSdeG está listo para las elecciones. Luena cumplió con el papel obligado de ensalzar a Abel Caballero y le llamó «referente» para los socialistas españoles por hacer «políticas distintas de protección social y de impulso del empleo». Convirtió a Vigo en ejemplo para demostrar que «los proyectos progresistas, solidarios, que creen en el crecimiento, pero también en los derechos, en el reparto, en la distribución, son los que van a ser mayoritarios».

Un pequeño consuelo

La certeza de que Caballero va a tener un buen resultado en Vigo es de los pequeños consuelos de un partido cuyas direcciones federal y nacional no se libran del calificativo permanente de «provisionales». El propio secretario general gallego, José Ramón Gómez Besteiro, ha convertido su futuro en una incertidumbre y todavía no ha desvelado sus intenciones. En todo caso, Caballero recibió la bendición federal y nacional y los inconvenientes como la protesta vecinal en Coia —por su pretensión de colocar un barco en una rotonda— o el mantenimiento de un símbolo religioso en la parte alta de la ciudad fueron pasados por alto por el número dos socialista, que pareció no advertir incompatibilidad entre el personalismo de Caballero y el asamblearismo del que muchos llaman «nuevo PSOE».

«Represión policial»

La situación de Vigo no pasó desapercibida para los «rupturistas» de Anova. El número dos de los nacionalistas de Beiras, Martiño Noriega, aprovechó su visita a Vigo para señalar que «Abel Caballero tiene vocación oculta de delegado del Gobierno. Emplea la Policía local como si fuesen antidisturbios, cuando no tienen competencia para eso, y además, no hay disturbio ninguno sino una situación de injusticia social de libro».

Y tras marcar distancias con la «izquierda dinástica», los promotores de la «quiebra democrática» dejaron el mensaje de que el futuro de los ayuntamientos pasa por la confluencia de movimientos ciudadanos y políticos del «espacio de ruptura» para dar una respuesta contundente en las municipales. Sólo queda esperar para comprobar hasta dónde llega la confluencia.

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