Los terroristas de Teherán eran iraníes reclutados por Daesh

Los responsables del primer atentado en Irán en los últimos años han sido identificados como iraníes captados por el EI y que habrían atentado antes en Mosul y Raqqa

El Cairo Actualizado: Guardar
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Los terroristas que la mañana del miércoles asaltaron el Parlamento iraní y atentaron contra el mausoleo del imán Jomeini, dejando al menos 17 muertos según las últimas cifras ofrecidas por las autoridades de la República Islámica eran iraníes reclutados por el Daesh, ha apuntado el subsecretario del Consejo Supremo de la Seguridad Nacional, Reza Seifolahí.

En declaraciones a la televisión estatal, Seifolahí explicó que al menos cinco de los seis terroristas procedían de «distintas zonas de Irán» y «habían colaborado con Daesh» tanto en Siria como en Irak. Se trata del primer atentado de este grupo terrorista en el país persa, que se habría mantenido alejado durante la última década de los atentados terroristas que asuelan la región.

«Cinco de los terroristas habían abandonado Irán y llevado a cabo actividades terroristas en Raqqa y Mosul.

El año pasado regresaron al país para atentar en lugares sagrados de Irán», puntualiza el Ministerio de Seguridad Interior iraní a través de un comunicado a agencias locales. El miércoles por la mañana, al menos cuatro terroristas intentaron acceder a la cámara del Parlamento donde los políticos celebraban una sesión, mientras que otros dos terroristas suicidas abrían fuego contra guardas y visitantes del mausoleo del ayatolá Jomeini, líder de la Revolución islámica iraní. Al menos dos de los terroristas detonaron sus cinturones explosivos, mientras que el resto fueron abatidos por las fuerzas de seguridad o detenidos. Ambos objetivos son especialmente simbólicos para el país.

«El objetivo principal de Daesh desde el inicio ha sido Irán, pero en estos años tuvieron el mínimo éxito para crear inseguridad en el país», subrayó Seifolahí, que alabó también la eficiencia de los servicios de seguridad iraníes. «Daesh considera a los servicios de la policía y la inteligencia de Irán muy eficientes para su destrucción», se jactó.

A pesar de la intensa propaganda anti-iraní y anti-chií de los de Daesh, la República Islámica se había mantenido durante algo más de una década alejada de atentados terroristas. Tras los primeros y turbulentos años del ayatolá Jomeini, el régimen desarrolló «una eficaz política de persecución a los disidentes; el dispositivo gubernamental para proteger el país de amenazas externas cuenta con una experiencia real muy contrastada», asevera a este diario Alfred G.Kavanagh, iranólogo. La escasez de suníes y la vigilancia estrecha a la que son sometidos por el Gobierno dificultan además el proceso de reclutamiento. «Pese a su predisposición, la capacidad de Daesh para operar en Irán es reducida», apunta el investigador en terrorismo y seguridad del grupo GESI Manuel R. Torres Soriano.

Irán, país de mayoría chií con sólo un 10% de suníes, es además actor clave en las guerras de Siria e Irak: apoya al grupo libanés Hezbollá y a milicias chiíes que luchan junto a Bashar Al Asad, mientras que en Irak milicias chiíes avanzan sobre Mosul, antigua capital de Daesh en el país. «No sólo es un enemigo principal (chií), sino que además ha hecho mucho daño (militarmente) a Daesh», añade el investigador.

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