PESCO, el gran proyecto europeo de Defensa que marca el camino de Margarita Robles

Con la Coordinación Estructurada Permanente, liderada por Alemania, Francia, Italia y España, la UE busca prepararse mejor para las nuevas amenazas, pero también avanzar hacia una mayor operatividad y la convergencia de las industrias

La ministra de Defensa Margarita Robles, pasa revista durante la ceremonia de traspaso de cartera en el Ministerio de Defensa en Madrid EFE
F.J. Calero

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La «bella durmiente» de los tratados -según la llamó el propio presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker- se va levantando poco a poco de su lecho. La Política de Seguridad y Defensa europea ha despegado por fin mediante la firma de la Coordinación Estructurada Permanente de Defensa (PESCO, por sus siglas en inglés) impulsada por la victoria en Estados Unidos de Donald Trump, la amenaza del «oso ruso» y especialmente por la próxima consumación del Brexit. De momento, PESCO ha lanzado 17 proyectos para mejorar la Defensa común europea sin revelar muchos detalles. Pese a los avances hacia una mayor cooperación en una materia tan peliaguda y apegada a la soberanía nacional, de los veinticinco países firmantes, algunos como Polonia no parecen muy interesados en que el proyecto funcione. Según sus críticos, más que contribuir al impulso liderado por Alemania, Francia, Italia y España, Varsovia está boicoteando su futuro éxito desde dentro.

La victoria en Francia de Emmanuel Macron, con un profundo afán de liderazgo europeísta, y la continuidad de la canciller Angela Merkel en otra gran coalición alemana abonan un terreno propicio como hace tiempo que no se daba para acelerar en la integración en Defensa, según viene recogido en el Tratado de Lisboa. En esta construcción rivalizan dos modelos: el francés, del «pequeño club de vanguardia» y quizá motivado por la idea francesa de enrolarse en operaciones ofensivas en el extranjero, y el alemán, más integrador para no crear un muro invisible con respecto al «rebelde» y nacionalista este de Europa, también teniendo en cuenta las propias limitaciones de su Ejército y de sus complejos por cuestiones de sensibilidad histórica.

«Creo que una demostración de que PESCO no va a volar como se planteaba al principio es que se habla ya de PESCO Plus: más avanzada y reducida para unos cuantos Estados. Pasa como con la «ampliación», que se hizo deprisa y corriendo y luego se han visto los problemas de hacerlo así», señala Andrés Ortega, investigador asociado sobre Europa del ‘think tank’ Real Instituto Elcano. Según los datos que arroja el Eurobarómetro, el país donde hay mayor oposición popular hacia una política de seguridad y defensa común en la UE es Austria, donde los ultraderechistas de la FPÖ (Partido de la Libertad de Austria) sostienen al conservador canciller Sebastian Kurz. En tercer lugar se encuentra Italia, donde dos formaciones populistas como el Movimiento 5 Estrellas y sobre todo la xenófoba Liga Norte han generado una profunda desconfianza inicial en las Instituciones comunitarias. «En estos momentos, con Italia en esta situación, se pueden dificultar los avances no solo en PESCO, sino en todo lo que se refiere a la integración europea. De todas formas PESCO en Defensa es un proceso que va a tardar, que ha empezado, pero que no dejará frutos pasado el año 2025. Hay tiempo para gestionarlo», agrega Ortega.

Con PESCO, la Unión busca prepararse mejor para las nuevas amenazas -híbridas, cibernéticas, yihadistas, etc- pero también avanzar hacia una mayor operatividad de sus fuerzas y la convergencia de las industrias en Defensa. «Europa gasta en Defensa más que China y Rusia juntas, pero no tiene ejército. Qué sentido tiene tener 13 tipos de tanque cuando EE.UU. solo tiene uno», dijo en una entrevista a este periódico César Molinas, economista y coautor del libro ‘La crisis existencial de Europa’. Para Ortega, los europeos gastamos la mitad de lo que gasta EE UU pero en operatividad solo tenemos un 15% de la de EE UU en soldados y unidades. «En Alemania todo el debate de Defensa europea empezó cuando se dieron cuenta que la mitad de la fuerza aérea estaba inoperativa porque no funcionaba. Necesitamos arreglarlo y de manera urgente», incide. ¿Repetirá la coordinación en Defensa los errores de la Eurozona? «La Eurozona ha abolido su propia moneda y los países se han unido financieramente, PESCO van a un proyecto juntos pero no consiste en desarmar al Ejército francés o alemán. Solo sería comparable si Europa disolviese los ejércitos nacionales para implantar un Ejército europeo, pero estamos muy lejos de eso», considera Ulrike Esther Franke, investigadora del think tank European Council on Foreign Relations (ECFR).

«PESCO nace un poco cojo»

Los más escépticos como Polonia, cuyo gobierno del ultraconservador partido Ley y Justicia (PiS) ha dado un volantazo a las políticas europeístas del anterior Ejecutivo, creen que los peces grandes se comerán a los pequeños y finalmente serán las gigantes del sector, como Airbus y Thales, entre otras, quienes se lleven la mayor parte del pastel. Con la amenaza rusa cada vez más imponente, el Gobierno polaco ha aumentado de media un 4,6% su gasto en Defensa los últimos años hasta convertir a su Ejército en uno de los más poderosos del Este, «Lo que piensa Polonia no es del todo falso. PESCO va a favorecer las capacidades industriales que existen ya, sobre todo en Francia, Alemania o en España . Si tus compañías no son tan buenas como otras perderán la licitación, es la realidad económica y PESCO no puede escapar de esto», incide la investigadora alemana del ECFR. Fiel a la retórica «trumpiana», la embajadora estadounidense en la OTAN, Kay Bailey Hutchison, advirtió de que Washington no quería que PESCO y el Fondo Europeo de Defensa sirvieran de vehículos proteccionistas de la UE en alusión a los intereses europeos de compañías como Lockheed Martin, pese a que desde Europa se insiste que ambas estructuras serán perfectamente compatibles. «Han sido varios gobiernos de EE UU los que han llamado a los europeos a gastar más en defensa y a asumir más responsabilidad por su seguridad. PESCO y EDF (Fondo Europeo de Defensa) son una respuesta europea a esta convocatoria», señala Daniel Fiott, analista de Defensa del Instituto de Estudios de Seguridad de la UE.

Como señala un informe de Bruegel, la industria de defensa europea emplea a alrededor de 500.000 personas directa y genera indirectamente 1.200.000 puestos de trabajo (en 2014). Mientras que Francia lidera la venta de armas, Alemania, recelosa de todo militarismo desde la Segunda Guerra Mundial, no tiene tan desarrollada su industria y aspira a que sus compañías y ejércitos se beneficien del éxito de PESCO. «No va a fracasar porque ya ha despertado, pero nace un poco cojo. Le falta concretar el fondo para la defensa europea, un concepto compartido de cuáles son las amenazas, riesgos y necesidades que debe afrontar la defensa europea. PESCO nace sin ese concepto de amenazas compartido», concluye el investigador de Elcano.

La UE solo avanza en la integración cuando se acerca al abismo. «Nunca desperdicie una buena crisis, como dice el refrán», señala Fiott. Crisis que van desde las turbulencias en los países del sur y del este hasta el Brexit y las dudas sobre la nueva relación de las instituciones europeas con los EE.UU. de Trump que han dado a los Estados miembros aún más razones para planificar su defensa juntos.

*Este artículo se ha desarrollado a partir de una investigación académica del mismo autor para la Universidad de Granada sobre las «Perspetivas de la Cooperación Permanente Estructurada (PESCO)»

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