El número dos de May pide «pragmatismo» a España y la UE para ahorrarse un amargo divorcio

David Lidington ha pedido una nueva relación con Londres tras la salida de Reino Unido del bloque europeo, en lugar de forzar un Brexit duro

El ministro del Gabinete de Reino Unido, David Lidington, durante su intervención esta mañana en Madrid EFE

EP

David Lidington , el «número dos» de la primera ministra británica, Theresa May , ha pedido este viernes a España y a la Unión Europea que acepten, en un ejercicio de «pragmatismo», una nueva relación con Londres tras la salida de Reino Unido del bloque europeo, basada en una serie de acuerdos, «al estilo de una caja japonesa», en lugar de forzar un Brexit duro que supondría la ruptura del orden establecido y un «amargo divorcio» tras más de 40 años de exitosas relaciones.

Lidington, durante su comparecencia en el Forum Nueva Economía, ha comenzado pidiendo comprensión en nombre de su Gobierno al resultado del referéndum del 23 de junio de 2016 por el que los británicos apostaron por la salida de la Unión Europea . «Sé que hubieran querido un resultado distinto, pero es una decisión democrática y como tal hay que respetarla», ha explicado.

De todas formas, ha querido hacer especial hincapié en que abandonar las instituciones europeas no supone, en modo alguno y como ha reiterado May: rechazar la idea de Europa. «Instituciones y Europa no son sinónimos. No vamos a dejar Europa , que sigue siendo nuestro hogar común. Siempre seremos una nación europea, plenamente comprometida con la seguridad y los valores europeos», ha ratificado. Ello, entiende, no está reñido con la elección sobre «el destino nacional» que los británicos tomaron hace dos años.

Unas difíciles negociaciones

Lidington ha reconocido la inmensa dificultad de este proceso de conciliación. La salida de la UE es « la tarea más compleja a la que se haya enfrentado un Gobierno británico en tiempo de paz». «No es nada fácil desenredar 43 años de relaciones», ha añadido.

Frente a este panorama, Lidington ha pedido «ambición, pragmatismo y voluntad para conseguir un acuerdo», porque si se cumplen los peores pronósticos, si fracasan las negociaciones y Reino Unido acaba desconectándose unilateralmente de la UE, «todos nos enfrentaremos a una dinámica hostil que se prolongará durante años», ha avisado, porque « un divorcio amargo nos dejaría divididos en un momento crucial».

El delicado equilibrio de Irlanda del Norte

Especialmente importante para Londres es l a situación en la que acabará Irlanda del Norte tras la salida de la UE. Ni Londres ni la UE quieren una frontera «dura» -física, con puntos de control- entre Irlanda e Irlanda del Norte pero no hay acuerdo a la hora de proceder, en particular a la hora de planear el llamado «backstop», una medida de último recurso llegado el caso de que no se alcanzara acuerdo alguno, una «red de seguridad» que protegería la circulación de bienes y servicios, y sobre cuya interpretación difieren Londres y Bruselas.

Difieren, ha aducido Lidington, porque Bruselas, que pide que esta solución mantenga a Irlanda del Norte en territorio aduanero del bloque europeo , no parece terminar de entender «el delicadísimo equilibrio que existe entre las identidades y aspiraciones de las comunidades irlandesas».

Los acuerdos del 98 pusieron punto y final a los controles a lo largo de 500 kilómetros de frontera. El Brexit podría implicar el retorno de los controles, con guardias, que podrían volver a inflamar las tensiones.

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