Theresa May no convence ni con su discurso sobre el Brexit ni con su baile

La primera ministra británica reclama unidad y advierte a sus colegas conservadores de que las divisiones internas podrían acabar con la salida de la UE

La primera ministra británica, Theresa May ABC

Iván Alonso

Theresa May no se ha salido del guion que viene repitiendo en las últimas semanas a la hora de defender su plan Chequers para el Brexit. La primera ministra británica compareció en Birmingham para cerrar la conferencia anual que celebra su partido, el conservador, y lo hizo intentando cerrar las heridas que abren a los «tories» en canal por el proceso de salida de la UE al pedirles «unidad» en torno a su propuesta.

La premier comenzó riéndose de sí misma y levantando una sonora ovación al entrar a un auditorio repleto bailando el «Dancing Queen» de ABBA parodiando el baile que se marcó en Sudáfrica este verano y que fue muy comentado en Reino Unido. Además, bromeó con el calamitoso discurso del año pasado donde se quedó sin voz pidiendo perdón de antemano por si le volvía a pasar.

En un estilo completamente diferente al grandilocuente y repleto de espectáculo que utilizó Boris Johnson ayer, May mostró un discurso sin grandes titulares, pero en el que volvió a reafirmar que está dispuesta a marcharse de la UE sin un acuerdo. «Reino Unido no tiene miedo», ha repetido. Todo después de asegurar que ella es la primera interesada en llegar a un pacto con Bruselas. «Nadie quiere un buen acuerdo más que yo, pero eso no significa llegar a uno a cualquier coste», admitía.

Boris Johnson

En medio del ataque continuo a Jeremy Corbyn durante la hora que duró su discurso, May también tuvo palabras para los rebeldes «tories» que quieren derribarla: la opción contraria a apoyarla es caer en el caos que propone el líder de la oposición, al que catalogó como « una tragedia para el Laborismo ». Si no se unen, señalaba, «corremos el riesgo de terminar sin Brexit de ninguna manera».

La primera ministra, que volvía a pedir respeto a la UE en las negociaciones, rechazaba en un claro portazo a los más euroescépticos conservadores un acuerdo al estilo que esta mantiene Canadá (como pide el propio Johnson) o Noruega y reclamaba, de nuevo, que sea Bruselas quien aporte una propuesta alternativa a la que Reino Unido ha puesto sobre la mesa y que ha sido desestimada por los líderes europeos.

«Estamos actuando en el interés nacional y podemos obtener un acuerdo que satisfaga a todo el país», continuaba una May que se mostraba optimista con el futuro de Gran Bretaña: «Los mejores días están por llegar», sentenció. Aunque, eso sí, admitía que si no se llega a un buen pacto esto supondría «un mal resultado para ambas partes».

Además, confirmó que se «acabará el libre movimiento de personas» y que con esa nueva política migratoria «lograremos preservar nuestras fronteras como nunca lo ha conseguido un gobierno británico», aseguraba una May que ha salvado este peligroso congreso «tory» pero que no ha conseguido aplacar las críticas internas a las que se viene sometiendo desde hace meses y que ayer lideró el exministro de exteriores Boris Johnson.

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