Operativo policial en los alrededores de la sala Bataclan tras el atentado
Operativo policial en los alrededores de la sala Bataclan tras el atentado - EFE

Ismael Omar Mostefai, de pequeño delincuente a islamista radical y terrorista

Es el primero de los asesinos del Bataclan identificado. Se halló un trozo de su dedo

París Actualizado: Guardar
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Ismael Omar Mostefai (29 años), el primero de los terroristas kamikazes identificados, es un arquetipo de francés musulmán convertido al terrorismo islámico en suburbios donde hizo carrera como delincuente y atracador. Mostefai es uno de los tres hombres que salieron de un Volkswagen Polo negro, en el bulevar Voltaire, la noche del viernes, para entrar en la sala de conciertos Bataclan armados de fusiles de asalto kalashnikov y chalecos con bombas, para perpetrar una matanza que costó la vida a 90 personas.

Mostefai ha sido el primer terrorista identificado, analizando los restos despedazados de su cuerpo. Un trozo de dedo ha permitido la identificación con relativa rapidez. A partir de esa primera huella, los servicios de seguridad han podido reconstruir su historial.

Nació el 21 noviembre 1985 en Courcouronnes, en la periferia sur de París. Una pequeña localidad de 12.000 habitantes que ya tuvo una cierta gloria durante la gran crisis de los suburbios del invierno del 2005.

Antes de cumplir los 29 años, la semana que viene, y morir matando en la sala Bataclan, Mostefai ya tenía un historial delictivo muy siniestro: fue condenado en ocho ocasiones por delitos muy diversos (atraco a mano armada, sospechas de tráfico de estupefacientes y violencia verbal contra las fuerzas del orden), entre el 2004 y el 2015. Pero siempre consiguió escapar a la prisión.

Educado y curtido en la periferia parisina, Mostefai se instaló hace unos años en un barrio multicultural de Chartres, una de las grandes ciudades de la Francia católica, donde uno de sus hermanos es propietario de un bar especializado en la fuma de la cachimba.

Según las primeras filtraciones policiales, Mostefai tiene una ficha "S" en los archivos antiterroristas. "S" de seguridad del Estado. Sin embargo, ese fichaje no culminó nunca con una detención, a pesar de conocerse con relativamente precisión las idas y venidas del terrorista entre Chartres, su pueblo natal, París, la frontera belga, Turquía y Siria.

Los servicios de seguridad turcos advirtieron al gobierno francés del tránsito por su territorio del terrorista en el otoño de 2013. La Policía de Chartres volvió a detectar su presencia en la región, espiando a un grupo islamista local, un año más tarde. No se supo nada más de él hasta la noche del viernes pasado, cuando Mostefai fue uno de los protagonistas de los atentados más graves que se han producido nunca en la historia de Francia.

La ciudad donde nació y creció Mostefai, Courcouronnes, también tiene mucho de «modélica», para comprender la crisis cancerosa de los suburbios franceses. Courcouronnes es una ciudad modesta, donde hubo, en otro tiempo, una colonia española de cierta importancia. Lentamente, los barrios difíciles del pueblo comenzaron a degradarse. Stéphane Beaudet, alcalde conservador, cuenta de este modo la situación de su ciudad, en el terreno sensible de la seguridad: «Los casos de violencia han disminuido, pero se han radicalizado. Los más jóvenes pasan muy rápido a la violencia más brutal. Se ha hecho mucha renovación urbana. Pero quienes se benefician de esa renovación se marchan en cuanto pueden. Y entonces llegan gentes todavía más pobres y peor integradas. El tráfico de estupefacientes ha continuado creciendo. Los procedimientos judiciales son muy complicados y no permiten combatir la delincuencia con eficacia. La delincuencia puede disminuir, pero crece en violencia. El paro y la pobreza están haciendo estragos».

Malas calles

En 2005, Courcouronne se ganó triste fama durante la gran crisis de los suburbios. Diez años después, los mismos suburbios de la periferia de las grandes ciudades franceses se han convertido en un pudridero social donde el tráfico de armas y droga son un caldo de cultivo para los grupúsculos islamistas tentados por el terrorismo.

La Policía sigue la pista de los amigos y familiares de Mostefai, en Courcouronne, en Chartres, en la periferia parisina, con muchas relaciones con la frontera belga, otro de los focos bien conocidos del tráfico de armas y el «turismo con vocación subversiva», entre Europa y Oriente Medio.

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