El "premier" francés, Manuel Valls, en el centro, habla con gendarmes ayer en París
El "premier" francés, Manuel Valls, en el centro, habla con gendarmes ayer en París - EFE

La Policía francesa busca a los terroristas huidos en un clima de alerta máxima

Siguen la pista de tres hermanos, de los que dos residían en Bélgica, y advierten de que los asesinos tenían también contactos con Turquía

PARÍS Actualizado: Guardar
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Los autores de los mayores atentados terroristas de la historia de Francia fueron identificados a las 48 horas de la tragedia, dejando al descubierto una tela de araña yihadista con complejas ramificaciones en Bélgica, Turquía y Siria. Al tiempo que avanza la identificación sobre los asesinos, en un ambiente de alarma y a veces de pánico, la Policía comenzó ayer la busca y caza de los terroristas que lograron huir tras los ataques que causaron la muerte de 129 personas.

El fiscal del Estado, François Molins, anunció que los atentados habían sido realizados por tres equipos de terroristas, perfectamente sincronizados con notorias complicidades internacionales. Ayer por la mañana, los servicios de seguridad habían identificado a un terrorista suicida francés, Ismael Omar Mostefai, y a otros tres kamikazes sobre los que no se dieron muchas más precisiones.

El Ministerio francés del Interior difundió después la foto de Abdeslam Salah, nacido en Bruselas, el 15 de septiembre de 1989, pidiendo a la sociedad que comunique cualquier información que ayude a su localización, al considerar que este individuo «puede formar parte de la banda implicada en los atentados de París». Los investigadores creen que Salah es uno de los tres hermanos que ejecutaron los atentados del viernes. Pocas horas antes, en Estambul, la policía anunciaba la identificación de otro sospechoso, inglés de nacimiento, que podría estar implicado en un proyecto de atentado terrorista que debía consumarse en Turquía «en paralelo» con los atentados de París, donde la investigación avanza en varias direcciones.

Entre Bruselas y París, las fuerzas de seguridad belgas y francesas colaboran muy estrechamente, siguiendo la pista de tres kamikazes, tres hermanos de los que dos residían en Bélgica que alquilaron y utilizaron dos de los vehículos utilizados por los terroristas, un Volkswagen Polo, descubierto en las inmediaciones de la sala de conciertos Bataclán, y un Seat Leon negro, abandonado en Montreuil, en la periferia oeste de París, con tres fusiles de asalto Kalashnikov en su maletero. En Chartres, Courcouronnes y la periferia de París, la policía ha detenido e interrogado a familiares y amigos del otro terrorista identificado por su nombre, Ismael Omar Mostefai.

El padre y un hermano del terrorista se encuentran detenidos preventivamente, a la espera que un juez decida dejarlos en libertad o inculparlos por presuntos delitos de asociación o complicidad terrorista. El terrorista muerto a tiros por un policía y los seis kamikazes que se hicieron estallar estaban pertrechados con material relativamente sofisticado, cuya manipulación parece poner de manifiesto la complicidad de otros terroristas, que jugaron un papel «técnico» en la preparación y formación de los autores materiales de los atentados. Los investigadores creen que estos «técnicos» también podrían estar en libertad. Se sabe, desde hace años, que la frontera belga es una de las encrucijadas del tráfico de armas que llega o transita por Francia. La nacionalidad belga de varios de los sospechosos sugiere la existencia de una filial técnica y logística de cierta envergadura.

Los servicios de seguridad de Francia y Bélgica trabajan muy estrechamente, sospechando una suerte de “vasos comunicantes” entre Bruselas y París, entre criminales musulmanes de nacionalidad belga y francesa.Todo parece sugerir que las primeras identificaciones, totales o parciales solo son la parte visible de un iceberg terrorista que tiene inquietantes y muy profundos tentáculos, no solo en Francia.

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