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Theresa May - EFE

May retira su plan de exigir listas de empleados extranjeros

Asesores de Cameron tachan de «repugnante» la idea del Gobierno

CORRESPONSAL EN LONDRES Actualizado: Guardar
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El Gobierno de Theresa May se vio hoy forzado a retractarse y dejó claro que no exigirá a las empresas británicas que hagan pública su relación de trabajadores extranjeros, medida que había sido lanzada como globo sonda en el congreso del Partido Conservador de la semana pasada. La iniciativa levantó gran polvareda. Fue tachada de racista y este fin de semana allegados de Cameron la han calificado de repugnante.

La marcha atrás llegó por boca de los ministros de Defensa y de Educación, que pretextaron que se malinterpretó el anuncio. «No pediremos a las empresas listados de sus trabajadores extranjeros. Eso no va a pasar», zanjó sir Michael Fallon el titular de Defensa. Sin embargo sí reconoció que se les exigirá que den cuenta de cuántos empleados foráneos tienen. Lo excusó asegurando que la medida servirá para detectar en qué sectores faltan trabajadores especializados.

Mano de obra barata

Lo cierto es que, a pesar de la marcha atrás, el Gobierno de May parece decidido a aplicar una política que podría resumirse como «los británicos primero». «Animaremos a las empresas a mirar primero en el mercado británico y ofrecer los puestos de trabajo a los británicos, que es lo que nuestro pueblo espera, en lugar de importar mano de obra barata del extranjero», remarcó Fallon. La ministra de Educación, Justine Greening, aclaró que de todas formas «no se publicarán los datos, no se mencionará ni avergonzará a nadie».

La polémica comenzó con el discurso en la convención tory de Amber Rudd, la ministra del Interior, quien antes de entrar en política dirigió un fondo offshore en Bahamas a finales de los años noventa. En su alocución ella no citó la propuesta de exigir listados de los trabajadores extranjeros, pero en la nota que se sirvió a los medios a continuación sí aparecía y se formó un enorme revuelo.

Purga del anterior Gobierno

Nada más llegar al poder, May sorprendió haciendo una rápida y dura purga de relevantes ministros cameronistas. Además se ha desmarcado de la política liberal y pro europeísta de su predecesor y aboga por el intervencionismo y un Brexit duro.

Los círculos próximos a Cameron han comenzado a revolverse. Este domingo, Steve Hilton, que fuera jefe de gabinete del anterior «premier», escribió en «The Sunday Times» un artículo de una dureza inusitada contra el Gobierno de May y su globo sonda, que tachó de «divisivo y repugnante». «Hey, Amber, para tu próximo lavado de cerebro, ¿por qué no anuncias que los extranjeros tendrán que llevar un número tatuado en la frente?», ironizó Hilton.

Nicky Morgan, que era la ministra de Educación de Cameron y fue cesada por May, se sumó a las quejas y afirmó que le parece adecuado el adjetivo «repugnante» para definir la propuesta. «Estamos enviando un mensaje equivocado al mundo», añadió Morgan, que se ha posicionado contra el Brexit duro con el que coquetea May, una idea que ya ha provocado una notable devaluación de la libra.

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