Scioli depositando su voto
Scioli depositando su voto - AFP

El oficialista Scioli, favorito en las «primarias abiertas» de Argentina

Más de treinta millones de ciudadanos eligen este domingo, en una virtual primera vuelta de las presidenciales de octubre, a los favoritos para suceder a Cristina Fernández de Kirchner

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Nunca antes hubo primarias presidenciales y a la Gobernación de la provincia de Buenos Aires. Tampoco antes se respiró un clima electoral cargado de acusaciones explícitas de narcotráfico y advertencias anónimas a candidatos. Argentina estrena sus PASO (Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias) en este ambiente espeso donde 32 millones de ciudadanos, con más resignación que entusiasmo, pueden votar este domingo a una colección de nombres de donde saldrán los favoritos para suceder a Cristina Fernández de Kirchner en la Presidencia.

En rigor, sobre este punto concreto, no hay misterio. Daniel Scioli, por el oficialista Frente para la Victoria (FpV); Mauricio Macri, en representación de la coalición opositora no peronista Cambiemos, y el peronista rebelde Sergio Massa

, por el Frente Renovador, serán, en ese orden, salvo batacazo de los sondeos, los finalistas de esta competición, preludio de la primera vuelta de las elecciones de octubre.

Batalla de Buenos Aires

Otro asunto –o problema– es la provincia de Buenos Aires, cuya extensión equivale a más de un tercio del tamaño de España. En este territorio se mantiene la incertidumbre. El oficialismo libra una batalla feroz, a pesar de que sus candidatos son los favoritos, seguidos de María Eugenia Vidal, la única mujer que aspira a la Gobernación (en representación del Pro de Macri).

Cristina Fernández de Ki rchner puso a competir en estas PASO al titular del Congreso de Diputados, Julián Domínguez, y a su jefe de Gabinete, Aníbal Fernández. El enfrentamiento entre estos –como consecuencia de las acusaciones de narcotráfico a Fernández, realizadas en la prensa por un ex policía y un arrepentido– mostró en la recta final de la campaña el rostro menos agraciado del peronismo. Dicho en palabras de Carlos Pagni, columnista del diario «La Nación», «sólo alguien muy irreflexivo puede someter al tenebroso aparato del PJ (peronismo) bonaerense a una elección interna abierta. Es como invitar a los Soprano a discutir en público el destino de su organización, sus negocios y sus fechorías».

La imagen del oficialismo y en especial la de la provincia ha salido francamente dañada. «Se ensució la campaña», reconoció Domínguez. Otra cosa es que se traduzca en pérdida sensible de votos para Fernández, en cabeza en los sondeos. En cualquier caso ese problema lo tiene el oficialismo. La oposición brega con otros.

Los encuestadores interpretan que las PASO se leerán como una virtual primera vuelta. En ese escenario, el oficialismo, con el gobernador Daniel Scioli compitiendo por la presidencia contra sí mismo (no tiene adversario), confía en sacar amplia ventaja a Mauricio Macri, el candidato que –en octubre– podría poner en duda una victoria que el Gobierno vende como segura.

«Cambiaré lo que haya que cambiar a mi manera»

Las intenciones de Daniel Scioli quizá se resuman en esta frase: «Yo puedo y voy hacer lo que haga falta, sostener lo que haya que sostener, profundizar lo que haya que profundizar, cambiar lo que haya que cambiar. Lo voy a hacer a mi manera».

Las expresiones de deseo de Mauricio Macri, el candidato con más amigos en Facebook (dos millones) y 1,5 de seguidores en Twitter, se sintetizan en esta: «El pueblo no es responsable de los errores, la negligencia, la alienación, la indolencia, la corrupción o la impericia de los dirigentes. Pero sí es responsable de cambiar a esos dirigentes con el voto cuando descubre sus faltas». Las propuestas… son otra cosa.

Sergio Massa, ex jefe de Gabinete del Gobierno de Cristina Fernández y ahora enemigo acérrimo, es el más frontal. Promete sacar a Argentina del «aislamiento con el mundo», terminar con la «impunidad» y cambiar «el miedo por la seguridad… Vamos a derrotar la inflación para devolver capacidad de compra a trabajadores y jubilados».

Elisa Carrió (Ari) y Ernesto Sanz (UCR de Raúl Alfonsín) disputan la «interna» con Macri, mientras que dos de los tres candidatos de izquierda, Jorge Altamira y Nicolás del Caño, van por libre con el resto de los quince precandidatos presidenciales que necesitan obtener al menos el 1,5% de los votos para poder competir en octubre.

Eso sin contar los cargos municipales y los que se presentan al Parlamento del Mercosur (Mercado Común Suramericano), una batalla distinta.

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