Los tres turbulentos siglos de historia de la Real Gran Cruz de Carlos III que ha recibido Pablo Iglesias

El reglamento describe esta condecoración como la «más alta de las Órdenes civiles españolas y se encuentra entre las más antiguas de las que actualmente se conservan en el mundo»

Carlos III con el hábito de su Orden.
César Cervera

Esta funcionalidad es sólo para registrados

El Consejo de Ministros aprobó el pasado martes la concesión de la Gran Cruz de la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III para 23 exministros del Gobierno de España, entre los que se encuentran miembros del Partido Popular, como José Manuel Soria o José Ignacio Wert , del PSOE, como el exministro de Transportes, José Luis Ábalos, y el efímero titular de Cultura y Deporte, Màxim Huerta, y el exlíder de Podemos, Pablo Iglesias , que fue vicepresidente del país entre 2020 y 2021.

El reglamento de la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III describe este reconocimiento como la «más alta de las órdenes civiles españolas y se encuentra entre las más antiguas de las que actualmente se conservan en el mundo». Su finalidad es «condecorar a individuos beneméritos» por sus servicios al Estado y se concede previa deliberación del Consejo de Ministros y a propuesta del propio presidente del Gobierno, que ejerce de gran canciller de la orden.

La orden cuenta con distintos grados: collar, gran cruz (el que han recibido Pablo Iglesias y compañía), encomienda de número, encomienda y cruz. «Como culminación de relevantes servicios al Estado», el ingreso en la orden con la categoría de Gran Cruz se suele conceder a aquellos que «fueran o hubieran sido presidentes del Congreso de los Diputados, del Senado, del Tribunal Constitucional, del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo, ministros del Gobierno y otras altas autoridades del Estado, así como a los que tengan concedida otra Gran Cruz civil o militar española, con más de tres años de antigüedad», se recoge en el artículo sobre grados de la orden dentro del BOE.

Para fieles servidores del Rey

La histórica orden, una de las más antiguas reales órdenes españolas, junto a la de San Fernando, la de Isabel la Católica y la de San Hermenegildo, fue establecida por el Rey de España Carlos III el 19 de septiembre de 1771 con el lema latino 'Virtuti et merito', con el objeto de condecorar a aquellas personas que se hubiesen destacado especialmente por sus buenas acciones en beneficio de España y la Corona. No en vano, como señala Alfonso Ceballos-Escalera y Gila en su estudio ‘La Real y distinguida orden española de Carlos III’, se desconoce con precisión de dónde y cuándo pudo partir la idea inicial del proyecto. «Todo parece indicar que fue don Jerónimo Grimaldi [importante ministro y diplomático del Rey] quien concibió la idea y la llevó adelante» como respuesta a los planes del general don Juan Gregorio de Muniain , Secretario de Estado y del Despacho de Guerra, que se proponía otorgar pensiones de las Órdenes Militares sin que los agraciados tuviesen que pertenecer a aquellas.

Gran Cruz Orden Carlos III

Cuando se enteró Grimaldi de esta propuesta, disuadió al Rey de aprobar los planes de este general, pues él tenía otro proyecto en la mente: el de crear una Orden de la Inmaculada Concepción, a imitación de la del Saint-Esprit francesa –en la que el mismo Grimaldi había sido recibido solemnemente en 1763– para recompensar a los buenos servidores de la Corona. Carlos III se mostró entusiasmado con una orden vinculada con la Inmaculada Concepción debido a su devoción personal por esta Virgen, su afición en general por las órdenes caballerescas y porque justo el proyecto coincidió con un feliz hecho familiar, el natalicio de su nieto el Infante Carlos Clemente , que le sirvió de excusa última para establecerla.

El Papa Clemente XIV, el 21 de febrero de 1772 otorgó mediante bula beneficios religiosos a la orden, tanto a la misma como a sus integrantes

Carlos III se nombró a sí mismo Gran Maestre de la Orden y distinguió entre dos clases de reconocimientos: las «Grandes Cruces» y las «Pensionadas», a las que en 1783 se añadió la de «Caballeros Supernumerarios», cuya importancia se situaba entre las dos anteriores. Se exigió como dos requisitos inamovibles para los candidatos a entrar en la orden ser benemérito y afecto a Su Majestad, lo que significaba tener pureza y nobleza de sangre hasta sus bisabuelos, conforme regulaba el Fuero viejo de Castilla y las demás normas vigentes.

Los miembros de la orden debían jurar fidelidad a la persona del Rey, a su familia, a la protección de los bienes de la casa real, reconocerle como Gran Maestre, vivir y morir en la fe católica, aceptando como indubitado el Misterio de la Inmaculada Concepción, y asistir al menos una vez al año a una misa completa y comulgar. El Papa Clemente XIV otorgó mediante bula el 21 de febrero de 1772 beneficios religiosos a la orden, reconociendo al Gran Maestre toda la capacidad para disponer en materia religiosa sobre los miembros, incluso la absolución y la bendición apostólica.

Representación de la Inmaculada Concepción, por Murillo, con los colores dominantes azul y blanco.

Las insignias de la Orden han variado a lo largo del tiempo, pero sus rasgos originales permanecen vivos a pesar del paso de los siglos. Como describe Ceballos-Escalera en el mencionado estudio, la gran cruz de la Orden Española fue desde su origen una cruz maltesa de plata abrillantada semejante a la que se usa en la orden de Santi-Spiritus, en cuyo centro figura la imagen de la Inmaculada Concepción , con la cifra del Monarca fundador y el lema latino Virtuti et Merito, y sobre la cruz la Corona Real española . Esa cruz o placa se usaba bordada en hilos de plata y oro –o de metal y con pedrería–, sobre el lado izquierdo del pecho, por los caballeros grandes cruces, junto a una banda ancha de seda de color azul celeste con los cantos blancos terciada desde el hombro derecho a la faldriquera izquierda, uniendo sus extremos un lazo de cinta angosta de la misma clase; y también, en las grandes solemnidades de la Corte, con un collar dorado de catorce eslabones formados de castillos, leones, trofeos y cifras del fundador.

La elección de los colores azul celeste y blanco obedecía a una larga y secular tradición que los atribuía a la Virgen Santísima desde el bíblico Libro del Apocalipsis , cuando en su capítulo duodécimo se refiere a una mujer revestida del Sol y con una corona de doce estrellas, con la Luna bajo sus pies, sobre un dragón de fuego. «Los tratadistas cristianos vieron en esa figura la imagen de la Virgen o de la Iglesia, y por eso aparece ya en el arte bizantino, y fue recogida en los beatos hispanos de los siglos x y xi. Por eso el blanco corresponde a la túnica de Nuestra Señora , y representa su pureza, al haber sido concebida sin pecado original por la gracia divina; mientras que el azul representa el amor celestial y el desprendimiento de lo mundano», apunta Ceballos-Escalera.

Una orden que sobrevive a todo

Esta orden de aroma caballeresco logró un gran auge durante los reinados carolinos y fernandino , resistió a la invasión francesa primero en Sevilla, más tarde en Cádiz, y de nuevo en Madrid, y durante el reinado de Isabel II se transformó en la condecoración civil por excelencia de la Monarquía. Desde entonces, las concesiones se dirigieron a todos los estamentos de la sociedad, tanto peninsulares como ultramarinos, hasta alcanzar a más de treinta y tres mil condecorados de ámbitos tan diversos como la política, la administración, la milicia, la Iglesia, las ciencias, las letras y las artes.

Se abolió durante unos meses de la Primera República , pero la orden fue restablecida antes de la Restauración borbónica en la persona de Alfonso XII . Hasta la llegada de la Segunda República, que suprimió de nuevo la orden, se procedió a refundir las distintas disposiciones que regulaban las materias, y se fueron incluyendo causas penales para la pérdida de las distinciones. La dictadura franquista restableció la Orden el 10 de mayo de 1942 en contra del expreso deseo de los herederos de la Corona. Con la monarquía constitucional, la orden resurgió y ha llegado hasta la actualidad, permitiendo la incorporación de las mujeres a la misma desde 1983.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación