En el nombre de Rocío

Rocío Carrasco: «También voy hablar en nombre de Pedro Carrasco»

La hija de Rocío Jurado regresa con 'En el nombre de Rocío'

Rocío Carrasco TELECINCO

Antonio Albert

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El olfato es el sentido de los recuerdos. Basta con una ligera ráfaga de un aroma conocido para viajar en el tiempo y reencontrarnos con nuestros abuelos, nuestros padres, nuestros amores perdidos. Por esa razón, para romper a Rocío Carrasco en la docuserie ‘En el nombre de Rocío’, los creadores del formato han dejado el perfume de Rocío Jurado impregnado en el plató: «Huele a ella», dice con la voz entrecortada mientras acaricia el decorado: «En estas maderas maravillosas se han convertido los contenedores que guardaban sus cosas». La estructura no ha sido elegida al azar, «parece una catedral, una basílica, para mostrar lo inmensa que era como mujer, como madre, como artista (…) Está todo por lo que luchó, vivió, disfrutó, sacrificó», explica la hija de ‘La más grande’. Esos contenedores, guardados durante años, se han abierto como una Caja de Pandora en positivo: «Ahora me hace bien porque me hace recordar».

Sin el famoso traje fucsia, con un conjunto blanco más neutro, Rocío luce un cinturón de la Jurado: «Tiene mucha historia, tiene mucho vivido, se lo ponía mucho». Y vuelve a sentarse de manera curiosa, esta vez sobre un sofá muy especial: «Es el que estaba en casa de mi madre». Un sofá de madera tapizado en blanco. Calidez y verdad: es lo que quieren transmitir la textura y el color elegidos en el decorado, en el vestuario.

Hay distintas claves en este prólogo que funcionan como declaraciones de intenciones: «Me ha costado mucho, pero es el momento. Ahora puedo». «Me siento fuerte, he perdido el temor, la prudencia mal entendida y porque he ganados cosas que me han hecho dar un paso adelante y decir, ‘se terminó’». «Es la prolongación del proceso de sanación y de contar la verdad. La justicia es reparadora». Y todas llevan a una conclusión: «Estoy un poco cansada de que hable todo el mundo en el nombre de Rocío y lo que hablen no sea cierto. Y voy a hablar en el nombre de Pedro Carrasco, porque con él ha pasado exactamente lo mismo». Por mucho que la madera y el blanco quieran transmitir paz al espectador, lo cierto es que Rocío sabe perfectamente que ha venido a la guerra: «La familia de mi madre ha sido cómplice de una situación injusta con mi madre e injusta conmigo. Lo voy a explicar en su totalidad. Y no voy a estar sola en este camino delante de las cámaras».

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