José Ortega Cano está atravesando momentos complicados. El pasado lunes intervenía telefónicamente en el programa 'Ya son las ocho' de Sonsoles Ónega para pedir que le dejen en paz. Se siente en una encrucijada por culpa de los comentarios que se han producido tras la emisión de los dos primeros capítulos de 'En el nombre de Rocío'. Insinúan pero no aclaran . Ni siquiera los de su propia familia, quienes parecen entregados a una causa que puede dejar demasiadas víctimas por el camino.
Ortega Cano quiere retirarse de la cosa mediática pero no va a poder escapar a lo que la tinta dejó inmortalizado sobre el papel. Es consciente de lo que contienen los documentos que
Rocío Carrasco dice que halló por casualidad tras morir su madre y no oculta su desasosiego, temor o terror. Papeles de una importancia inusitada y que servirían para esclarecer la verdad sobre un matrimonio que, tal vez, no era tan idílico como parecía . Letras dolorosas que, de hacerse públicas, podrían cambiar la visión que hasta ahora se tenía de esta relación que la propia Carrasco definió como una equivocación.
Sobran divagaciones y falta concreción. Dicen que habrá que esperar a que la narración de Rocío alcance su punto álgido para conocer, al detalle, lo que ocurría en la casa familiar de Montealto y si hubo quien conoció, supo y calló. Al tiempo.
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