Diálogos de Familia

«Castigarles sin móvil cuando abusan de él es un parche, no soluciona nada»

Ester Pulido, inspectora de la Policía Nacional, considera que si los padres se interesan por saber con quién han quedado sus hijos cuando salen a la calle, «también deberían conocer quiénes son los amigos virtuales con los que contactan»

Foto y vídeo: DAVID CONDE
Laura Peraita

Esta funcionalidad es sólo para registrados

La normativa estatal española indica que para estar presente en redes sociales hay que tener un mínimo de 14 años y, sin embargo, muchos niños de menor edad ya presumen de tener un dominio en ellas. ¿Dejadez de los padres, falta de información al respecto...? Según Ester Pulido, inspectora de la Policía Nacional y delegada Provincial de Participación Ciudadana , los padres deben tener en cuenta lo que indica la normativa y reconoce que hay muchas aplicaciones y plataformas en las que se permite el acceso a menores con el permiso de un adulto, «pero los progenitores deben leer muy bien las condiciones de uso y acceso antes de aceptar porque una vez que lo hagan se convierten en los responsables del buen uso que hagan sus pequeños en los medios digitales».

Explica que el problema es que desde muy pequeños se les deja el móvil, la tablet, se acostumbran a su uso y normalizan el acceso a las redes sociales porque lo ven como algo natural en la familia llegando a veces a sustituir al diálogo y afectando a la convivencia en el hogar.

¿Qué riesgos supone esta normalización del uso de redes sociales?

Que el niño pase de un uso adecuado a un abuso y de un abuso a una adicción. En la adicción se produce una pérdida de control y una dependencia de los medios digitales que pueden generar hasta trastornos de personalidad de difícil solución. El abuso tiene también consecuencias muy negativas: bajo rendimiento escolar, poca atención, falta de apetito, aislamiento, menor comunicación con los padres, estrés, falta de sueño... La Policía Nacional tiene una guía elaborada con Mapfre con herramientas para que los padres y profesores detecten las primeras señales de alarma como que el menor que necesita pasar más tiempo conectado a internet y deja de lado otras actividades de ocio y de casa. Empiezan también a tener conductas agresivas y peligrosas que las aprenden de internet y las aceptan como válidas porque nadie les guía.

Cuando no quieren dejar las pantallas, lo primero que hacen los padres es castigarles sin ellas. ¿es una buena decisión?

No deja de ser un parche y supone quedarse en la superficie de la solución. No sirve de nada. Hay que profundizar y analizar qué es lo que está produciendo al menor esa necesidad de estar tanto tiempo conectado. Si le quito la pantalla no sabré de verdad cuál es la causa de ese abuso o adicción. Si este castigo le genera gran frustración y enfado es una señal de alarma que debe preocupar a los padres porque el niño no está teniendo en cuenta que hay que saber combinar la convivencia de la vida 'online' y 'offline'. No sabe gestionar esa realidad. La solución es sentarse a hablar y saber qué le genera esa necesidad y qué le aporta internet que no le ofrece lo que está en la vida real. Muchos padres no se lo plantean.

Cuando se realiza un mal uso, con malas conductas en internet, los padres son responsables de sus hijos ante la ley, ¿son conscientes de ello?

Posiblemente, no. Los niños pueden pasar de un uso no responsable a actuaciones consideradas delito en el Código Penal. Ahí tienen una responsabilidad conforme a la Ley Orgánica 5/2000 de Responsabilidad Penal del Menor que puede conllevar, incluso, la detención y la puesta a disposición judicial. Lo que hemos apreciado es que las familias perciben que los riesgos de internet afectan a sus hijos como si fueran víctimas, pero no piensan en que pueden ser los autores de conductas inadecuadas que pueden acabar en delito. Los padres se llevan una gran sopresa, no se han responsabilizado e ignoran que sus hijos tienen otra familia paralela que les educa por el mal camino: internet. Por ello, en el Plan Director de la Policía Nacional a través de las delegaciones de Participación Ciudadana impartimos charlas para menores y padres sobre este asunto.

¿Qué es la identidad digital y cuáles son los errores más comunes?

Todo aquello que publicamos (fotos, vídeos, likes, textos...) deja un rastro que es fácil de seguir en la red y genera la reputación online. Ofrecer información gratuita sobre nosotros permite a personas ajenas identificarnos y localizarnos.

¿Qué opina de las fotos insinuantes o los vídeos con bailes provocativos de menores?

Una foto fuera de contexto puede ser recortada, editada y dar la vuelta al mundo. Perder el control de esa imagen puede ir en contra y generar acoso, ciberacoso... Es una imagen que ha nacido de nosotros y se nos puede volver en nuestra contra por una alteración de la original. Puede haber una denuncia y localizar al autor, pero el daño moral a la víctima es muy grave, no se soluciona.

¿Qué imágenes son las que buscan los pederastas y pedófilos?

Ambos sienten atracción por los jóvenes y menores de edad. La diferencia está en que el pedófilo no lleva a cabo un acto sexual con el menor y el pederasta sí. Utilizan imágenes cotidianas de nuestros hijos y hacen montajes en los que parecen tener una actitud sexual. También está el 'groomer' que engatusa y solicita imágenes sexuales a los menores. Se trata de un adulto que utiliza técnicas de halago y engaño para ganarse la confianza del menor y conseguir que le mande imágenes y vídeos de contenido sexual y pornografía infantil realizadas por el propio menor con el objetivo de concertar con él un encuentro sexual. Esto existe y esto pasa.

¿Qué consejos daría a las familias para evitar todos estos riesgos?

Les diría primero que internet y las redes sociales tienen muchas ventajas, pero hay que supervisar su uso y atreverse a entrar en las plataformas donde están sus hijos para ver qué contenidos están viendo y fomentar el diálogo para advertirles de los posibles riesgos.

También les aconsejaría que no permitan que las nuevas tecnologías (móvil, tablet...) sustituyan las conversaciones familiares. Hay que hablar con los hijos e interesarse por sus amigos virtuales, que nos expliquen quiénes son, qué hacen..., al igual que les preguntamos con quién salen a la calle y, además, que sepan que si ven o les pasa algo extraño pueden contar con sus padres para ayudarles y que no se les va a juzgar de primeras porque pueden tener confianza.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación