El mensaje de una psicóloga a todos los padres tras la muerte de una niña de 10 años por seguir retos en TikTok

La psicóloga Alicia Banderas señala que hay muchos padres que no dominan las nuevas tecnologías «y no hay que culpabilizarles, hay que ayudarles»

Alicia Banderas aconseja que los padres no cedan a permitir el acceso a redes de sus hijos por sentirse presionados
Laura Peraita

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Hace tan solo dos días estremecía la noticia de la muerte de una niña italiana de diez años asfixiada por apretarse al cuello el cinturón de un albornoz al seguir el desafío de un juego en TikTok, la red social favorita de los adolescentes. Según Alicia Banderas , psicóloga y autora de «Habla con ellos de pantallas y redes sociales», este dramático suceso es una verdadera tragedia y «aunque parezca que se trata de un caso aislado, son muchas vidas de niños y adolescentes las que están en riesgo por lo que ven en las redes sociales».

¿Cuál sería su mensaje para los padres, en general, de niños con acceso a las redes sociales?

Ante retos y desafíos o ante situaciones de acoso como el ciberbullying, humillaciones y vejaciones, exclusión y amenazas que sufren muchos niños en silencio, debemos enseñar a nuestros hijos a respetar y a fomentar la empatía, ya que es muy fácil hacer clic y reenviar una imagen inadecuada, o dejarse llevar fruto de un estado de acaloramiento o furia, por el odio, por no decir los que se divierten buscando víctimas y esperando cuál será su próxima presa. Los padres no suelen pensar que su hijo es el acosador o el cómplice. Durante el confinamiento se han visto invitados a participar en un montón de retos y desafíos. Es importantísimo transmitirles que se respeten y se cuiden. Debemos dejarles claro que, por ejemplo, como hemos visto en el pasado y a diario, que les hagan la zancadilla, que se caigan y que lo graben no es un reto. ¡Es una tontería!

Navegar por internet se asemeja bastante a una travesía en alta mar . Puede ser un viaje apasionante, pero no está exento de riesgos e infortunios. Es una ventana abierta al mundo donde nuestros hijos se exponen, se expresan, participan, adquieren conocimientos, contactan con otros, encuentran diversión y combaten su soledad y el aburrimiento e, incluso, se evaden de la realidad. No obstante, se puede colar cualquier contenido violento o inadecuado de cualquier persona. Por eso, hay que llevar un buen equipaje para combatir las inclemencias y tempestades.

De la misma manera que no dejarías a tus hijos cocinar solos cuando son pequeños y los acompañas y enseñas, como en cualquier ámbito de la vida, o les inculcas determinados valores, en este sentido también debemos educarles digitalmente. Al principio hay que acompañarles, supervisarles, educarles hasta que generen cierto autocontrol, porque si no, navegarán a la deriva. No pongas un Ferrari en sus manos, no están preparados y no sabrán manejarlo. Son pequeños cerebros en construcción, sin madurar, que necesitan mucha orientación de sus padres a nivel emocional.

Antes de los 12 años, los niños no necesitan tener redes sociales todavía, aunque te presionen, «todos mis compañeros las tienen y sus padres les dejan», dicen muchos menores. Pero, no es verdad. Y si lo es en algunos casos, tú decides cómo educar a tus propios hijos, que no lo decida otro niño, ni mucho menos otros padres. Recuerda que tú eres el capitán del barco , el que lleva a su propia tripulación, y realizas el viaje como tú consideras, siempre que también estés bien informado y que seas flexible para negociar en algunos momentos.

Muchos preadolescentes se abren un perfil en una red social sin la edad recomendada ni el consentimiento de sus padres siendo menor. Para ello hay que prepararles antes de que te insistan «es que todo el mundo tiene Instagram», «quiero TikTok». Es lógico que quieran visibilidad, likes, contactos, hiperpresencia, sentirse valorados, cualquiera puede hacerse viral, desean conocer lo que piensan los demás de ellos, pero su valía no puede depender de un dato . Transmite a tu hijo que él es mucho más que un puñado de likes. Si tú valoras a tu hijo, tu hijo se valorará. No permitas que se quiebre su autoestima, ya que en esta edad es muy frágil.

A ellos les encanta utilizar máscaras faciales, editar imágenes..., por eso puedes enseñarles otro uso que no vaya en contra de sí mismos. Enséñales a no darle tanta importancia a su cuerpo y que enfaticen más su parte artística o su vena altruista y empática difundiendo mensajes solidarios. Pueden hacer así un uso responsable de las redes sociales. Educación digital, acompañamiento, supervisión hasta dotarles de autocontrol.

Enseñarles a discriminar contenidos, a tener un pensamiento crítico, a expresarse con libertad, pero con respeto y sin odio, a contactar solo con amigos. Hacer hincapié en el concepto intimidad, a no exponerse en exceso porque las críticas acechan y a veces no siempre se encajan bien o son destructivas. Las redes sociales no son un jardín de flores.

¿Son los padres conscientes de los riesgos que corren sus hijos sin un uso controlado de las nuevas tecnologías?

La realidad nos dice que todavía no son conscientes. Unas veces por la brecha digital, intergeneracional, por rechazo a la tecnología, por comodidad o porque creen que es más fácil ponerse una venda en los ojos, no están al tanto de lo que sus hijos viven o habitan en internet. Pero no tenemos que culpabilizar a los padres, sino ayudarlos. Los adultos también caen en la Red. Somos un ejemplo para nuestros hijos y el espejo en el que se miran. Son muchos padres los que envían imágenes comprometidas o «graciosas» de sus hijos sin pedirles permiso. Por muy graciosa que parezca una imagen puede que a tu hijo le avergüence, y pocas veces se piensa en el perjuicio que se le ocasiona ni se piensa en su reputación digital o en su futuro. Ante una imagen publicada, pierdes el control y permanece para siempre. Cualquiera puede tener acceso a ella y hacer el uso que le apetezca, aunque sea delito.

Por ejemplo, la práctica del sexting (enviar imágenes de contenido sexual o grabarte en un clima de confianza) puede entrañar demasiados riesgos, otros pueden reenviarlas y viralizarlas. Ser traicionada también se ha cobrado vidas. Debemos hablar de estos temas con nuestros hijos, como el grooming, cuando un adulto se gana su confianza haciéndose pasar por otro adolescente para obtener imágenes comprometidas de tu hijo y poder extorsionarle. Es la antesala del abuso sexual, o de extraer material pornográfico en los que el protagonista pueda ser tu hijo.

¿Por qué deben darse casos trágicos como el de la menor italiana fallecida para empezar a poner normas y límites?

Creo que tenemos que ahondar más en la prevención , y solemos actuar tarde. Por eso, me decidí a escribir este libro para ayudar a padres, madres, abuelos, educadores y también dirigido a los propios adolescentes a conocer su hábitat, desde todos los puntos de vista, invitando a la reflexión.

¿Cuáles serían esos límites y normas más urgentes para establecer en casa?

Un pacto sobre el número de horas que pueden pasar frente a la pantalla.

Qué contenidos pueden ver.

Conocer las redes sociales y sus riesgos. Cómo expresarte en la red, qué publicar sobre tu vida y sobre tu intimidad, qué imágenes se pueden compartir.

Educarles en el respeto y la empatía.

Qué tipo de videojuegos puede disfrutar según su madurez y los valores que quieras transmitirle.

¡Siéntate con él y remad juntos!

Muchos padres se sienten perdidos en lo que son las redes sociales, ¿por dónde pueden empezar para que sus hijos no corran riesgos y puedan aconsejarles correctamente?

Es importante que si no lo han hecho ya, se abran un perfil en las más conocidas para saber en qué entorno se mueven sus hijos. Aunque no publiquen o participen de ellas podrán conocerlas y hacerse una primera impresión para no mirar hacia otro lado. Hay asociaciones y fundaciones que les pueden ayudar.

Y de cara a los adolescentes, ¿cuál sería la conversación que hace falta tener con ellos al respecto?

Una conversación en la que el punto de partida sea: «Estoy aquí y me intereso por ti», en vez de: «¡te lo advertí!». Lo que vive tu hijo en la red también es vida. De la misma manera que te preocupan los amigos con los que sale por la calle, estaría bien interesarse por quién contacta, qué hace (no siempre tiene por qué ser malo) a qué juega, qué valores existen en los videojuegos con los que disfruta, etc.

Es muy conveniente acercarse a un hijo adolescente. «Estoy contigo y quiero hacer este viaje juntos. Puedo jugar a tu videojuego favorito si tu quieres, podemos. Se puede hacer un puente entre su mundo on line y offline haciendo una actividad juntos y «si quieres la publicamos». Si deseas expresarte yo puedo ayudarte a hacerlo. Voy a transmitirte la delgada línea entre lo íntimo y lo público para que te sientas seguro y no te arrepientas después de lo que hayas difundido. Hagamos un pacto sobre el número de horas diarias que puedes pasar frente a las pantallas para que las disfrutes, pero equilibrando con otras actividades deportivas, de ocio, al aire libre, etc. Siempre proporcionándole alternativas de disfrute libre de pantalla s para que lleve una vida satisfactoria.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación