Cumpleaños infantiles, la difícil tarea de elegir el lugar y a pocos amigos

Mientras los pediatras recomiendan celebrarlos al aire libre con el buen tiempo, el sector de centros de ocio infantil se declara muy seguro

Laura Peraita

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El confinamiento y la pandemia acabaron de un día a otro con las fiestas de cumpleaños de miles de escolares acostumbrados a invitar a prácticamente toda su clase para celebrarlo. No son pocos los padres que, por un lado, confiesan tímidamente que ha supuesto cierto desahogo económico por no tener que convidar a casi 30 niños y un alivio por el jaleo que supone organizarlo todo. Aun así, lamentan que sus pequeños no hayan podido tener una fiesta rodeados de algunos de sus amigos.

Con el fin del estado de alarma y del confinamiento, ¿cómo están celebrando ahora los niños su cumpleaños? ¿Es conveniente retomar estas fiestas? Según Pedro Gorrotxategi, vicepresidente de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap) , si se pueden posponer los cumpleaños, mejor que mejor, «pero de celebrarlos, lo ideal es hacerlo al aire libre en un parque, un patio, una terraza, en la montaña, en la playa... y manteniendo las medidas de prevención que los pequeños han aprendido en el colegio , como son mantener la distancia de seguridad, el uso de mascarillas, la utilización de gel y el lavado frecuente de manos».

Indica que respecto al número de invitados es conveniente que se reduzca la lista a cinco o seis participantes para ajustarse a las normas de cada comunidad autónoma. No ignora que esta elección tan limitada de invitados pueda generar cierto disgusto por parte del homenajeado al tener que decir a varios amigos que no pueden asistir, así como decepciones en los que se quedan fuera de la fiesta. «Es una pena que puedan surgir ciertos roces por envidias y autoestimas dañadas entre amigos, pero ahora priman las decisiones desde un punto de vista sanitario».

No sentirse excluido

En este sentido, los padres deben ser pacientes y explicar a sus hijos la situación. En principio, todas estas medidas protocolarias no tienen que suponer ningún problema importante para los niños, ya que durante el curso escolar «han aprendido todas estas pautas sanitarias y, además, han estado cuatro meses confinados y saben muy bien lo que es el coronavirus y los riesgos que conlleva. Conocen, además, lo que es un grupo burbuja y lo que supone relacionarse bajo esta fórmula. Las familias deben aclarar que si un niño no ha sido invitado no tiene que sentirse excluido porque ahora es conveniente no juntarse muchos convidados para prevenir contagios y que cuando pase el Covid-19 podrán volver disfrutar todos juntos.

Es sorprendente observar «cómo hay muchos niños que son más responsables en este aspecto que numerosos jóvenes y adultos», añade este pediatra, quien señala la posibilidad de realizar varias fiestas al cumpleañero para que pueda ver a diferentes grupos de amigos o aplazarlo al verano por si hay ya oportunidad de realizar este tipo de celebraciones de otra manera similar a como se hacía antes de la aparición del coronavirus.

Pese a todo, Juan Carlos Nieto, presidente de Acocam (Asociación de Centros de Ocio Infantil y Juvenil de la Comunidad de Madrid) reclama a las familias que vuelvan a confiar en estos centros en los que siempre han celebrado fiestas para sus hijos. Explica que su sector es uno de los más afectados desde el comienzo de la pandemia, momento en el que les llovieron las cancelaciones. «Durante la desescalada nunca nos tomaron en cuenta y, por ello, pedimos una reunión con Sanidad para presentarles nuestro protocolo tras el Covid. Gracias a esta iniciativa, el 3 de julio del año pasado pudimos abrir de nuevo nuestras puertas».

Las nuevas medidas en estas instalaciones consisten en reducir el aforo a un 40%, acceso con control de temperatura y uso gel, prohibición del paso de adultos a la zona de juegos y obligación de que los niños mayores de 6 años lleven mascarilla puesta. Durante la merienda, las medidas son como en el resto de la hostelería, con la diferencia de que se colocan en grupos burbuja de cuatro niños y cada uno tiene su propia comida. Los monitores vigilan que no la puedan compartir. Igualmente, las velas se soplan sobre una tarta de mentira y posteriormente se sirve un trozo de una de verdad a cada comensal.

El dilema de las bolas

Juan Carlos Nieto apunta que hay salas que han eliminado la zona de bolas al considerarlas algunas familias un elemento conflictivo, pero otras las mantienen y, después de su uso, las reemplazan por otras previamente desinfectadas. También se fumigan las salas con viricidas autorizados por Sanidad con base alcohólica y secado rápido. «Además, los monitores cuidan el orden e higiene correcta de los niños, que suelen ser muy obedientes porque ya están acostumbrados a unas normas por seguirlas cada día en sus centros escolares. Por todo ello, puedo afirmar que somos muy seguros porque además tenemos una ventilación adecuada, locales con techos altos... Que sepamos, al menos en los centros de ocio infantil de Madrid –unos 80– no se ha producido ningún contagio».

A pesar de las medidas de prevención, el presidente de Acocam matiza que actualmente están celebrando una media de 35 cumpleaños al mes, cuando antes de la pandemia organizaban un mínimo de 150.

Medidas para un cumpleaños más seguro

Cada uno su plato. En el caso de celebrar el cumpleaños, cada niño debe disponer de su propio plato con la comida que vaya a ingerir. No es adecuado poner recipientes en el centro de la mesa para compartir (los típicos de patatas, palomitas, gusanitos...) ni que cada niño coja lo que quiera cuando le apetezca. Lo mejor es distribuir con antelación la comida a cada invitado de manera individualizada.

Vasos con nombre. Lo mismo hay que hacer con la bebida. Cada niño debe tener bien localizado su vaso. Es muy aconsejable poner el nombre (o un dibujo, en el caso de que no sepan leer) para que cada uno sólo beba de su vaso y no haya posibilidad de equivocaciones.

Soplar velas de otra forma. Las velas no se pueden soplar sobre la tarta. Al exhalar sobre este dulce aumenta la probabilidad de posibles contagios. Lo adecuado es colocar las velas encendidas en otro plato o sobre una magdalena que solo coma el cumpleañero y, después, cortar otra tarta reservada para todos. Otra opción que cada vez gana más adeptos es apagarlas con un abanico u otro objeto, lo que resulta más divertido para muchos niños.

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