Día de la Lucha contra los Trastornos de la Conducta Alimentaria

Los chicos también sufren anorexia y bulimia, pero les cuesta más acudir a las consultas

los varones con trastornos alimenticios presentan mayor comorbilidad psiquiátrica, como abuso de sustancias o incluso síntomas psicóticos

S. F.

Este 30 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Lucha contra los Trastornos de la Conducta Alimentaria con el objetivo de visibilizar y sensibilizar sobre la lucha diaria que realizan las personas afectadas por estos trastornos, al igual que sus familiares y, cómo no, los profesionales de este ámbito tanto en psicología como en medicina, nutrición...

Los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) son una grave patología de la salud mental que se manifiesta en esencia mediante síntomas y obsesiones relacionados con la comida y la imagen corporal. Sin embargo, no debemos considerar estos trastornos como producto de la superficialidad o la vanidad de quienes lo sufren. En la base de los TCA se encuentran problemas psicológicos y dificultades relacionales profundas.

El psicólogo y director de la Unidad de TCA de Instituto Centta, Robin Rica, informa son los síntomas para poder detectar si alguien cercano padece TCA: «Los TCA a pesar de su gravedad, son enfermedades que suponen una especie de beneficio o gratificación para la persona que la sufre, por lo que en muchos casos la conciencia de enfermedad y la motivación al cambio es baja. Esto implica que frecuentemente el TCA hace esfuerzos por ocultar su presencia al entorno cercano. Observar si la persona altera su alimentación o si hay fluctuaciones de peso son signos de que puede estar pasando algo, pero no solo eso. Los TCA van ligados a dificultades en la regulación emocional y a un enorme sufrimiento , por lo que observar posibles cambios el estado de ánimo o en las relaciones sociales también nos puede dar pistas de que algo puede no estar yendo bien», asegura el experto.

El principal desencadenante de un TCA es el comienzo de una dieta restrictiva con una motivación estética. Esto genera el caldo de cultivo apropiado para que se manifieste la patología unido a otros factores de riesgo como baja autoestima, perfeccionismo obsesivo, inseguridad, baja tolerancia a la frustración, factores familiares como la sobreprotección, modelo de belleza d edelgadez extrema, obessión por el deporte, antecedentes de obesidad y sobrepeso previo y de haber sufrido burlas al respecto (sobre todo en varones) o la propia adolescencia, que también se considera un factor de riesgo.

Además, el psicólogo de Instituto Centta alerta de que «a los chicos también les afectan cuestiones relacionadas con su imagen corporal, peso y comida, pero les cuesta más acudir a las consultas, a pesar del riesgo. Animar a visibilizar también estos trastornos con las particularidades que tiene en el varón, sensibilizar a los profesionales para que exploren y detecten y animar a los chicos a acudir a las unidades especializadas es fundamental para sensibilizar contra los Trastornos de la Conducta Alimentaria o la Dismorfia Muscular en varones».

En España, se estima que un 21% de las mujeres y un 15% de los varones universitarios está en riesgo de TCA . Respecto a la población masculina, el dato más difundido es que los TCA afectan a 9 ó 10 mujeres por cada varón. Sin embargo, estas cifras pueden estar infradimensionadas debido a la escasez de estudios en varones y a la dificultad de los chicos para acudir a los servicios de salud mental, tanto en general, como en concreto en TCA, ya que se sigue entendiendo como una patología femenina . Sin embargo, se sabe que los varones experimentan niveles similares que las mujeres de insatisfacción corporal, aspecto nuclear en el desarrollo de estos trastornos. Sin embargo en el varón la insatisfacción corporal tiene más que ver con el volumen y la definición de la musculatura.

Grandes problemas para los chicos

Rica nos sugiere que «aunque los TCA generalmente se inician en la adolescencia, en el varón el comienzo es más tardío que en las mujeres. También es frecuente encontrar antecedentes de obesidad infantil y victimización en la infancia-adolescencia de varones con TCA, hasta en un 40%. Este dato es particularmente preocupante en España si tenemos en cuenta nuestras cifras de obesidad infantil».

También comenta el psicólogo que hay grupos con más riesgo de padecer TCA por su actividad , como aquellas personas que practican deportes o actividades estéticas (fitness, patinaje, danza) o que tengan categorías de peso (boxeo, artes marciales).

Varios estudios concretan que los varones con TCA presentan mayor comorbilidad psiquiátrica , como abuso de sustancias o incluso síntomas psicóticos, y presentan mayores dificultades en la sexualidad que las chicas. Aún así la principal diferencia radica en que la orientación a la delgadez de los varones no tiene que ver exclusivamente con la pérdida de grasa, sino con conseguir visibilizar más la musculatura. Los varones se muestran de esta manera menos preocupados por el peso que las mujeres, pero su preocupación por la figura y por la musculatura les lleva a desarrollar con más frecuencia e intensidad conductas patológicas relacionadas con el ejercicio físico. De hecho ya se está generando cuerpo de investigación a este respecto sobre los llamados TCA-orientados a la musculatura, en donde se incluiría también la Dismorfia Muscular, a pesar de que hoy en día el DSM la considera dentro de los Trastornos Dismórfico Corporales que son a su vez un subtipo del trastorno obsesivo-compulsivo.

En la Bulimia Nerviosa en concreto, los varones perciben menor sensación de pérdida de control , ingieren cantidades mayores de comida y suelen preferir alimentos salados con alto contenido en proteínas o hidratos de carbono, a diferencia de las mujeres que se suelen decantar por los dulces.

Rica concluye: «Los varones cargan con el llamado ‘feeling and talking taboo’, lo que supone una barrera importante para el acceso de estos chicos a recursos de salud mental especializados en TCA. Resulta complicado en general que los varones muestren sus preocupaciones sobre cuestiones que se alejan del rol masculino clásico. Hablar de preocupación corporal, de inseguridades con el físico, del sufrimiento que supone y de cómo se ven muchas veces ocultando su cuerpo o avergonzándose de él es un tema tabú para el varón. Sentir que uno está sufriendo por cuestiones por las que un hombre no debería preocuparse bloquea la búsqueda de ayuda».

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