Ulises Mérida durante el Open Day celebrado en su taller
Ulises Mérida durante el Open Day celebrado en su taller - Ulises Mérida
Entrevista

Ulises Mérida: «La Reina Letizia debería abrir el abanico a nuevos diseñadores españoles»

El diseñador toledano, heredero de la mejor tradición de Balenciaga, nos abre las puertas de su taller y nos desvela su forma de trabajar e interpretar la moda

Madrid Actualizado: Guardar
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Ulises Mérida, un habitual en la Mercedes Benz Fashion Week Madrid con sus prendas sinuosas y elegantes, habla con ABC durante el Open Days que se ha celebrado en su taller de las necesidades que tienen los diseñadores para seguir adelante sin el respaldo de la industria

¿Cómo defines tu moda?

–Es difícil, pero diría que es una moda atemporal, no vinculada ni a las tendencias del momento ni a una estética determinada.

Pero, ¿te influirán, como a todos los diseñadores, las tendencias?

–Sí, todo influye. Pero a mi más que lo que dicen las revistas, me influye la calle. Pero no lo bello. Me fijo en lo feo. Esa mezcla de colores imposible que si le das la vuelta lo conviertes en algo bello.

El feísmo…

–Modesto, de Devota & Lomba, dijo una vez que “la tendencia la marca Amancio Ortega”. ¿Está en lo cierto?

–No creo que marque las tendencias. Son los diseñadores los que proponen y las redactoras de moda las que disponen. Eso sí, en quince días el señor Amancio te consigue que estén en la calle.

–Pero la diferencia es que lo que hacéis los diseñadores es alta costura y él hace prêt-à-porter.

«En España muy poca gente puede decir que hace alta costura. Se hace prêt-à-porter de lujo»

–Realmente en España muy poca gente puede decir que hace alta costura. La alta costura está vinculada a la Alta Cámara Sindical de Costura de París, con muchos requisitos, entre otros, que la prenda esté más tiempo cosiéndose a mano que metida en la máquina. En España hacemos costura o prêt-à-porter de lujo. En mi caso, tengo varias vías de comercialización de las prendas: por un lado, un trabajo personalizado, partiendo de modelos que ya existen hacemos un vestido único; luego tenemos una semimedida: si te gusta ese abrigo, pero en lugar de rojo lo quieres naranja, se te hace; y también ofrecemos la venta directa, lo que hemos ofrecido durante esta semana en la exposición de nuestro taller. Y para mi es importante que se diga claramente que Ulises Mérida también hace prêt-à-porter, a un precio competitivo y sin ser invasivo, máximo cinco prendas. Eso requiere un gran esfuerzo, pues, en una cadena de producción, cuantas más haces –que se lo digan a Amancio- más barata te sale cada prenda.

Sobre el sillón de la zona de trabajo de Ulises, los cinturones obis que son una de sus señas de identidad
Sobre el sillón de la zona de trabajo de Ulises, los cinturones obis que son una de sus señas de identidad - Ulises Mérida

–¿Os sienta mal cuando alguien os llama modistos en lugar de diseñadores?

–A mí que me llamen modista me gusta, pero es verdad que la modista, como mi abuela, siempre ha sido una escala inferior al diseñador, que es el que reflexiona, contextualiza dentro de una estética y llega a un resultado. Yo soy capaz de hacerte esa contextualización, pero también te patrono, te corto y te coso.

–Tu forma de trabajar es como la del maestro Balenciaga, ¿te consideras su continuador?

-Bueno, yo tengo mucha influencia de Balenciaga, pero eso se debe a que cuando me formé en la Politécnica estuve matriculado en una asignatura optativa, coser a mano, que daban dos señoras mayorcísimas que habían sido primeras manos de Balenciaga. El vestido de boda de Fabiola lo cosieron ellas. Aprender a coser con ellas te marca. Las recuerdo perfectamente: vestido bata, collar de perlas y zapatos de tacón tipo roger vivier; impecables. Y, sí, la famosa frase de Balenciaga “hay que ser escultor para el volumen, pintor para el color, arquitecto para el patrón…” la llevo dentro.

Prendas expuestas en su taller para venta directa
Prendas expuestas en su taller para venta directa - Ulises Mérida

–¿Cuál es tu forma de trabajar? ¿Cómo es el proceso?

–Es caótico, sobre todo en mi cabeza. Por ejemplo, para mi próxima colección voy a recurrir a los recuerdos de mi infancia, de mi pueblo, Gálvez, en Toledo. Recuerdos como el vestido morado de madrina que llevaba mi madre en la boda de mi hermano. Era yo muy pequeño, unos nueve años. Sublime. Aunque seguro que lo veo ahora y se me cae el mito. Puede que de ahí venga mi color fetiche, el morado. Con esos recuerdos, empezaré a dibujar de forma muy salvaje, casi visceral, sin pensar. Eso lo dejo dormir, y después estructuro una parte de los patrones para la línea comercial -la que más me duele- y otros para la imagen. A partir de ahí elijo texturas y tejidos.

–Entonces, es primero la tela y luego el vestido…

–Hay un mix: estás proyectando mentalmente y dibujando a la vez que estás eligiendo los tejidos. Y cuando llegan los tejidos al taller, lo primero que hago es desplegarlos ­_que es cuando mis ayudantes dicen: «Mierda, ahora tengo que volver a enrollarlos»– y los dejo caer sobre el maniquí. Trabajo el modelaje sobre maniquí, lo que hacía Balenciaga, que, a diferencia de Christian Dior, no utilizaba ni entretelas ni refuerzos para dar volumen, todo era al corte, modelaje sobre maniquí. Lo que me pirra.

–¿Qué pasa si después de todo tu proceso creativo el resultado de la prenda no es el esperado?

–Nunca las dejo morir. Siempre las salvo, son mis «hijas».

–He oído decir a más de un diseñador que necesitáis ayuda de la industria, ¿Qué tipo de ayuda?

«El apoyo, colaboración o unión de los diseñadores que tienen el diseño con industrias que poseen la infraestructura es imprescindible»

–La marca Ulises Mérida es pequeña, con lo que la búsqueda de tejidos, trabajar con talleres a pequeña escala requiere un gran esfuerzo. El apoyo, colaboración o unión de los diseñadores que tienen el diseño con industrias que poseen la infraestructura es imprescindible. Aunque hay que saber hacerlo, porque ni el diseñador puede perder su identidad, ni la industria puede perder su dinero. Lo que han hecho Juan Oliva para El Corte Inglés; Nicolás Baudelaire para Truco, Jorge Vázquez para Síntesis, Balsain para H&M es perfecto.

–Hablábamos antes de tu color fetiche, el morado, ¿eres supersticioso?

–No soy supersticioso, bueno un poco… Confesaré: cuando voy a cortar la tela definitiva del primer vestido siempre doy un beso a las tijeras.

De tu vida personal ha trascendido muy poco, ¿por timidez, porque eres reservado o porque no quieres que se mezclen las dos facetas: la personal y la laboral?

–Soy reservado, aunque tendré que transigir con que me hagan una página en Wikipedia. Pero, te adelanto soy del 71, del 2 de marzo, piscis.

–El ser tan reservado, ¿no te influye a la hora de vender?

–Yo cuando viene una clienta me transformo. Soy otro. Soy como un actor encima del escenario. Es mi momento. Tengo que vender mi producto y «por mi hija mato».

Abrigos y cazadoras en blanco y negro de la colección
Abrigos y cazadoras en blanco y negro de la colección - Ulises Mérida

¿Cuál es la franja de edad de las mujeres que te inspiran?

–Mujeres con experiencia… de 40 para arriba. Cuando han venido actrices jovencitas a mi taller me ha resultado difícil encontrarles un look. Sin embargo, el otro día vino a verme Lidia Bosch, y todo le sentaba de maravilla.

–De tus trabajos con Roberto Torretta, con Agatha y con Jesús del Pozo qué te queda. Y ¿qué dejaste allí?

–En todos me dejé todo… Primero fue Jesús del Pozo, donde desarrollé una línea que se vendía solo en Japón. Yo era el asistente de diseño. De ahí vienen mis cinturones, mis obis. Con Agatha hice un trabajo más extenso, como jefe del taller, donde desarrollé la parte de la colección de imagen, y de ella aprendí que soy capaz de hacer cualquier cosa. Mi trabajo con Roberto Torretta fue muy técnico, de patronaje y modelaje. En esta última etapa es cuando me di cuenta de que si era capaz de desarrollar una colección entera para Torretta, estaba preparado para volar solo. Y volé.

–¿Además del respaldo de la industria, que necesita la moda española?

Una gran ayuda sería que la Reina Letizia, la mejor embajadora que podemos tener, abriera el abanico de sus diseñadores. Aunque entiendo que tenga un diseñador de cabecera, nos gustaría que hablara de todos nosotros. Que luciera, aunque fuera de vez en cuanto, algunos de nuestros diseños, que encajan, creo, también con su estilo. Al igual que las actrices españolas en las galas, especialmente la de los Goya, donde deberían llevar siempre nuestra ropa, moda española.

–¿Cómo funciona lo de que las actrices lleven tus trajes a los grandes eventos como los Goya?

Clara Lago, con un vestido de Ulises
Clara Lago, con un vestido de Ulises - ABC

–Yo ofrezco mi producto. Como cuando vestí a Clara Lago y fue la estrella de la noche. No pude ver la gala pues el móvil empezó a sonar como si no hubiera mañana. Me tuve que ir a tomar cervezas.

Pero, como dice Caprile, vestir a una actriz es un arma de doble filo: o lo manejas tu todo o de repente ese vestido que era maravilloso, un estilista puede hacer una combinación que no funcione. Te la juegas. Yo he tenido mucha suerte: las actrices que han vestido mis modelos han salido encantadas y yo con ellas.

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