La ropa sin género y su vigencia

La mujer actual no tiene que escoger entre ser femenina o feministaen su estilo

Coco Chanel liberalizó la silueta y adaptó las cómodas prendas masculinas al cuerpo femenino ABC
María Luísa Funes

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Una de las palabras más repetidas en el mundo de la moda actualmente es genderless (sin género en inglés). Y es que desde que la revolucionaria Coco Chanel comenzase a utilizar los pantalones de su novio, Boy Capel , se disparó esta tendencia de vestir de «chicazo». Ahora, los guardarropas masculino y femenino se difuminan, pero solo en parte.

Lo que en los años 20 supuso una «chaladura» más de Mademoiselle Chanel, entonces solo una joven promesa de la moda que se ligaba a todo quisqui, dio pie a que en las siguientes décadas mujeres insignes se atreviesen a seguir su estela en lo que supuso la mayor revolución en la moda femenina desde que Paul Poiret liberase a la mujer del corsé a principios del siglo XX.

En los años 30, tomó el relevo de Coco, la enigmática y ambigua Marlene Dietrich , que alcanzó el estrellato al coprotagonizar la primera película europea sonora en 1930. El director de cine Josef von Sternberg convirtió a una algo rústica y voluminosa Dietrich en un mito andrógino, una auténtica diva irresistible que protagonizó una serie de siete películas del realizador austríaco. Marlene tuvo que adelgazar más de 15 kilos y depilar sus cejas como hilos para asemejarse a su mayor rival en ese momento - la Garbo -.

Auge de los pantalones

Con una serie de gestos atrevidos y un guardarropa cuajado de pantalones, reinó en las pantallas con su ambigüedad. Basta recordar su imagen en el film «Marruecos», vestida de frac y besando en la boca a una espectadora. Dietrich, un importante bastión para Paramount, competía directamente con el ascenso de una estrella de la productora rival, MGM, una Greta Garbo que también adoptó pronto el pantalón.

La década de los 40 consagró al pantalón, al jersey y a la chaqueta de corte masculino como prendas para la mujer intelectual, tal y como mostraban las películas protagonizadas por Katharine Hepburn . En 1940 fue contratada por la Metro-Goldwyn-Mayer, que supo explotar bien el dúo que Katharine formó con su pareja profesional y personal, Spencer Tracy .

Twiggy impuso el corte de pelo masculino ABC

Tras un impás hiperfemenino en los años 50, la década de los 60 popularizó el pantalón y la ropa transgénero. Twiggy impuso el corte de pelo masculino y los pantalones (sí, también la minifalda), mientras que ellos dejaban crecer su pelo y comenzaban a llevar blusas historiadas y calzado atrevido. En los años 70, Yves Saint Laurent creó el esmoquin para mujer. Desde entonces, los vaivenes entre la moda «feminista» y femenina se han sucedido continuamente. Ahora que el género pierde importancia en la moda y se difuminan las diferencias en el vestir, está claro que en cualquier guardarropa pueden coexistir prendas más andróginas y otras que lo sean menos. La mujer actual no tiene que escoger entre ser femenina o feminista.

En este siglo XXI, fue Gucci quien nos sorprendió retomando el tema de la ropa sin género cuando en su desfile de otoño 2015, Alessandro Michele se estrenó con modelos masculinos cargados de encajes y lazos y modelos femeninas vestidas de modo andrógino. Lo que en ese momento resultó ridículo -y que no representa las actuales colecciones de la marca florentina- fue un pistoletazo de salida para retomar la tendencia genderless. Modelos trans como Andrej P. o Lea T , desfilan con ropa femenina o masculina. El modisto cordobés Palomo desfila con prendas de inspiración femenina retro vestidas por modelos masculinos y un gran numero de casas de moda, como Prada, Givenchy, Céline, Haider Ackermann, Nicola Formichetti, JW Anderson, Rick Owens o Saint Laurent desfilan con colecciones de genero algo indefinido.

La respuesta a si la ausencia de género en la moda es solo una tendencia pasajera tiene una doble vertiente. En prendas de sport, de estar en casa, de deporte y ocio, marcas como The GAP, Zara, H&M o Uniqlo presentan colecciones que aparentemente son idénticas, si bien el problema es que el cuerpo femenino y el masculino tienen formas distintas y ello obliga a utilizar patrones diferentes. Pero en la vida de sport si podríamos afirmar que la moda genderless será una alternativa permanente. En cambio, en la costura y el prêt-à-porter de alta moda probablemente esta ausencia de genero será una tendencia temporal . La gran conquista de la mujer -y en parte también del hombre- es que ahora lo habitual es vestir conforme al propio estilo y personalidad, libremente, algo que hace que queden borrosas las percepciones en cuanto a género, nivel sociocultural y lugar de procedencia.

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